Revista Cultura y Ocio

Morir en Shakespeare

Publicado el 30 abril 2014 por Joaquín Armada @Hipoenlacuerda

Todo el mundo muere en las tragedias de Shakespeare

Antes de Shakespeare , el personaje literario cambia poco; se representa a las mujeres y a los hombres envejeciendo y muriendo, pero no cambiando porque su relación consigo mismos, más que con los dioses o con Dios, haya cambiado. En Shakespeare – escribe Harold Bloom -, los personajes se desarrollan más que se despliegan, y se desarrollan porque se conciben de nuevo a sí mismos (…) La muerte, forma final del cambio, es la preocupación palmaria de las tragedias e historias de Shakespeare, y la preocupación escondida de sus comedias”. Caitlin S. Griffin ha reunido todas las muertes del genio en esta infografía tan didáctica como divertida.

Hamlet, Falstaff, Macbeth, Yago, Shylock, Rosalinda… todos los grandes personajes de Shakespeare cambian a lo largo de su obra – o de sus obras -, algunos hasta su cambio definitivo. ¿Todo el mundo muere en las tragedias de Shakespeare? No, claro que no, pero si un actor consigue un papel en Tito Andrónico’ sus posibilidades de llegar al último acto disminuyen conforme aumentan las de una muerte terrible. Con 14 personajes muertos, es la obra de Shakespeare en la que más personajes fallecen, lo que obligó al autor a imaginar hasta siete maneras distintas de morir.

Tito Andrónico según Mya Gosling

Mya Gosling las ha resumido en esta viñeta, donde el blanco y negro nos ahorra el baño de sangre y la bondad de su trazo el sadismo del autor. “La acción de ‘Tito Andrónico’ es esencialmente una ópera de horror, Stephen King perdido entre los romanos y los godos”, escribe Harold Bloom en ‘Shakespeare’, su exhaustivo análisis de todas las obras del genio. El crítico profesor defiende una tesis fundamental: Shakespeare nos inventó. Así que sus obras nos explican hoy, 450 años después de su nacimiento, y nos seguirán explicando cuando poco o nada recuerde no ya a la Inglaterra isabelina en la que escribió sus comedias, tragedias y sonetos, sino a nuestro presente.

El gran logro de Shakespeare es seguir explicándonos incluso cuando ya no leemos sus obras y sólo muy de tarde en tarde, acudimos al teatro a ver alguna representación. ¿Cuánto hay de Shakespeare en el cerebro coctelera de George R. R. Martin? ¿Cuál es el eje central de la lucha por el poder en ‘Juego de tronos’, si no el cambio constante e inesperado de sus personajes? Esta infografía parece una forma caprichosa de acercarse al genio, pero la retahíla de muertes de la saga de Martin empequeñece ante esta lista aterradora de hombres, mujeres y niños acuchillados, ahogados, asfixiados, decapitados, descuartizados, colgados, quemados, envenenados, cocinados… en la obra de nuestro genial inventor.

‘Shakespeare. La invención de lo humano’. Harold Bloom. Anagrama. Barcelona, 2002. 864 páginas, 30 euros.


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