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10 consejos para afrontar tu primer trabajo

Por Lorena White @lorenagwhite

No sé si está mal que yo lo diga, pero me considero una persona trabajadora. Llevo trabajando desde los 18 años. Y hoy a mis 26 (¡a veces hablo como una abuela, lo sé!), sigo haciéndolo con las mismas ganas e ilusión que entonces. Mi trabajo no siempre fue en una oficina, o no siempre tuvo que ver con la comunicación, pero aun así siempre hubo límites que sabía que no iba a traspasar, objetivos que quería cumplir y cosas que aprender.

Mi madre siempre me dice que trabaje en lo que trabaje, lo haga como si la empresa para la que trabajo fuera mía. Que dé el 100%, incluso aunque sepa que no me queda mucho tiempo allí. Que no me desmotiven los contratos temporales, los sueldos bajos o las horas de más que no me van a pagar. Y eso es lo que hago. Y lo que creo que me ha traído al lugar donde estoy ahora (¿que si se podría estar mejor? ¡Por supuesto! Pero eh, tengo 26 años, ¡no soy una abuela! Anda que no me queda recorrido aún…).

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En realidad he empezado hablando de lo importante que es dejarse la piel en un trabajo, porque esa sería la regla de oro. No importa si nunca has trabajado o si sólo estás de paso: tu trabajo no es sólo las horas que le dedicas a algo y el dinero que te pagan a cambio, tu trabajo es tu reputación, tu sustento, tu imagen profesional y una parte muy importante (a no ser que seas millonario y puedas vivir toda tu vida sin trabajar) de tu vida. Así que lo primero que tienes que saber, antes de leer los 10 consejos para afrontar tu primer trabajo que te traigo hoy, es que tienes el deber de dar el 100% en lo que haces. No por tus jefes, no por lo que dirán tus compañeros, sino por ti.

Si nunca has trabajado y te enfrentas a esa primera vez, seguramente tengas muchas preguntas, muchas dudas y muchas inseguridades. Sin embargo, te lo prometo: con una actitud adecuada y ganas, no es para tanto. Te cuento más:

1. Da el 100% como si la empresa dependiera de ti:

Aunque seas el último eslabón de la cadena, aunque tus funciones sean mínimas, aunque creas que lo que tú haces no sirve para nada, déjate la piel. Nunca sabes qué oportunidad puede surgir de tu primer trabajo.

2. Humildad:

Afrontar cualquier tipo de trabajo con humildad, es fundamental para poder sacarle todo lo bueno que pueda ofrecerte (incluso cuando tú creas que no tiene nada bueno que ofrecer). Si no sabes hacer algo, pregunta; si has cometido un error, afróntalo; si tienes mucho que aprender todavía, reconócelo.

3. No pises a nadie:

Cuanto más grande sea la empresa en la que trabajes, más personas habrá que se esfuercen por sobresalir. Algunas lo harán de forma legal, siendo trabajadoras, dedicadas, profesionales y compañeras, y otras, simplemente, se creerán con el derecho a pisar a los demás. Tú tienes que ser del primer grupo de personas.

4. Relaciónate con tus compañeros:

Ya que vas a tener que pasar bastantes horas en tu trabajo, un apoyo fundamental serán tus compañeros. Puede que, de primeras, no tengas una confianza brutal con ninguno de ellos, pero al final tantas horas trabajando juntos, harán que entabléis relación. Ten paciencia. La confianza no se gana en dos días.

5. Aprende todo lo que puedas:

Aunque tu primer trabajo no sea el trabajo definitivo, aunque tengas claro que no vas a dedicarte a ello de por vida o aunque sepas que no es la profesión que, si pudieras  elegir, elegirías, aprovecha tu tiempo en él para sacarle todo el jugo que puedas y aprender.

6. Que no te den miedo los nuevos retos:

En un trabajo nuevo, como su propio nombre indica, todo es nuevo. Tienes que aprender que las cosas nuevas, es cierto, atañen riesgos, pero que también esconden cosas que no conoces todavía como lo bien que se te da algo, lo fácil que resulta algo que, a priori, parecía muy complicado o lo divertido que puede ser algo que tenía pinta de ser lo más aburrido del mundo. ¡Sal de tu zona de confort!

7. Ten iniciativa:

Aunque creas que si tuvieran que consultar a alguien para preguntarle por sus ideas, sería a ti a la última persona a la que recurrirían, deja ver que las tienes. Ofrécete para ayudar a los demás en sus tareas, o para afrontar nuevas responsabilidades. Haz cosas por tu cuenta que creas que son necesarias y harán más fácil el día a día de la gente que trabaja contigo.

8. No tengas una actitud derrotista:

Ya sabías que no iba a ser para siempre, pero te han confirmado que, por una cosa o por otra, no puedes continuar más tiempo en la empresa. Te queda poco tiempo allí y, una vez que lo asimilas tienes dos opciones: que todo te dé igual porque, al fin y al cabo, en unas semanas ya no tendrás que volver o, seguir trabajando con la mejor de las actitudes (te lo prometo: nunca sabes lo que puede pasar, la gente que puede recomendarte, las oportunidades que pueden surgir).

9. Sé buen compañero:

No hagas nada que perjudique a los demás compañeros, intenta ayudarlos si tú no tienes nada que hacer y ellos están hasta arriba, dales consejos si lo requieren, ayúdales a calmarse si están disgustados… El compañerismo contribuye al ambiente de un lugar de trabajo. Y todos queremos trabajar en un sitio en el que nos sintamos bien, ¿verdad?

10. Sé consciente de los límites:

Los jefes pueden ser muy simpáticos y accesibles, pero siguen siendo jefes. La inciativa es una aptitud profesional muy valorada, pero no la confundas con intentar destacar por encima de todo y a cualquier precio. Hacer que tus compañeros se sientan bien, está bien, pero tampoco hay que agobiar al personal. No es necesario hablar demasiado, tampoco conviene ser indiscreto… En definitiva, fija tus propios límites y no los rebases nunca, porque también serán parte de tu yo profesional.

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