Revista Cultura y Ocio

10 preguntas a maría josé eyras

Publicado el 26 diciembre 2013 por Elalmacendelibros @almacendelibros

MJ Eyras 1

Y se acaba el año. La última entrevista que publicamos este año 2013 es la que le hicimos a la escritora María José Eyras, autora de “La maternidad sin máscaras” y “Un detalle trivial”, cuyos comentarios pueden ver en el blog.

Muchas gracias María José por tu predisposición, un placer haberte conocido.

Entrevista: 

¿Cómo empezaste tu carrera como escritora y cuándo?

Tenía ocho años. Una noche de verano, mi abuela y mi papá tomaban fresco en la galería. Me acerqué y les mostré un poema que había tipeado en una Olivetti. Les gustó. Escribí otro. No les gustó tanto. Desde entonces la escritura fue un deseo, una vocación latente. Tardé. Ya era madre de tres hijos y llevaba años ejerciendo la arquitectura cuando comencé a ir a talleres literarios. Tal vez, pienso ahora, empecé dos veces, aquella noche en que di a leer mis primeros poemas y este año, al publicar Un detalle trivial.

¿Te inspiró alguien en particular?

En casa había pequeñas bibliotecas en cada cuarto. Crecí rodeada de libros.  Mis padres eran lectores y solían regalármelos. Así que hubo muchos autores. Que me inspiraran, en la infancia: María Elena Walsh, Monteiro Lobato, Víctor Hugo. De Julio Cortázar me deslumbró la  libertad, cómo se lo permitía todo. Luego vinieron Marguerite Duras, una revelación, Proust, Juan José Saer. Cuando leí a Armonía Somers, Felisberto Hernández, Mario Levrero, los uruguayos raros, como los llamó Ángel Rama, me sentí identificada; que existieran me dio  confianza en mis cosas, yo también me percibía “rara”.

¿A qué hora del día te surgen más ideas?

Temprano, apenas me levanto, escribo mentalmente. Si reacciono a tiempo, anoto algunas frases para no perderlas cuando empieza el trajín cotidiano. Aparecen también cuando me despierto a cualquier hora de la noche y doy vueltas. Las apunto, me duermo. O mientras escribo y a menudo, más precisamente, al dejar de escribir. Dejo alguna idea o frase abierta para retomar al día siguiente.

¿En qué lugar de tu casa te gusta escribir?

Más que un lugar necesito un estado de ánimo y  tranquilidad. Silencio y a la vez movimiento,  la calle, la familia del otro lado de la puerta. Si pudiera escribiría siempre en un jardín, en una mesa bajo un tilo o en una hamaca paraguaya. Como decía Duras, en un jardín nunca se está solo.

¿Cómo está ambientado tu lugar de trabajo? 

Hay una biblioteca que ocupa toda una pared alta, estantes con copias y carpetas que nunca termino de ordenar, una vieja Thompson  con puertitas de vidrio que protegen los libros, papeles, cajas, fotos, lapiceros, una lámpara antigua que  no ilumina bien pero me encanta y, cuando me acuerdo, un bol con jazmines.

¿Cómo surgieron los cuentos de tu último libro Un detalle trivial?  ¿En qué te basaste para escribir las historias?

Algunos cuentos surgieron de un tirón. Otros se fueron gestando a lo largo de semanas. Escribía unos párrafos, un par de páginas, los dejaba, los retomaba, llenaba lagunas. Las ideas vinieron de distintas fuentes: un sueño, una noticia en un diario, cosas que escucho, fantasías, temores y ensoñaciones diurnas, una escena que por alguna razón se graba en el recuerdo. Con esos materiales, por así decirles, construí las historias.

¿Cuáles son tus autores preferidos?

Se han ido sucediendo y relevando en el tiempo. Juan José Saer, Manuel Puig, John Berger,  Katherine Mansfield, Antonio Delibes, María Zambrano, Virginia Woolf, Thomas de Quincey, Roland Barthes,  Natalia Ginzburg entre otros. Disfruto de pasar por cualquier página de Borges, sigo con placer a varios escritores argentinos contemporáneos  y  me  encantó Delphine de Vigan, a quien acabo de descubrir.

¿Qué autores recomendás leer a tus lectores?

En estos días,  a Delphine de Vigan. O algún libro puntual que volvería a leer. Ahora se me ocurren El río sin orillas de Saer, El juego del revés  de  Tabucchi, El camino, de Delibes o La boda, de Berger. No me resulta fácil recomendar. Creo que hay una relación tan única y misteriosa con un libro como la empatía entre las personas.

¿Qué libro famoso te hubiera gustado escribir?

Uno que no se escribió: La ingeniosa hidalga Dulcinea del Toboso. La protagonista ha leído (y creído con fervor) muchas historias románticas. En su peregrinaje, se enfrenta a las distintas caras del amor y a caballeros reales.


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