Hay pocos países que conozco mejor o más íntimamente que Italia. Visito Italia tan a menudo como puedo, y aunque este país está siempre en mis cinco primeros países favoritos, podría ser mi favorito (!).
Es fácil poner a Italia en una caja, tratarla igual. Decir que Italia no es más que gente que habla con sus manos y gelato en cada esquina.
He aprendido mucho a lo largo de los años. Que la mejor (y más barata) forma de consumir café está en un mostrador. Que los italianos gasten dinero en ropa y accesorios de calidad. Que el signo de una buena tienda de helados es colores apagados en latas de metal. Que te cubras los hombros y las rodillas en las iglesias. Ese "permesso"Es la forma más sibarita de decir" disculpe ". Los aperitivos le ofrecen un buffet ilimitado por el costo de una bebida.
Pero siempre estoy aprendiendo más. Y esto es lo que aprendí en mi último viaje.
Sicilia no es la región más diferente en Italia – Alto Adige es.
Cuando visité Sicilia por primera vez en 2015, sentí que era un mundo diferente. Sicilia era como si Italia se hubiera vuelto del revés: un lugar donde el dialecto local era indescifrable y el acto de conducir era como tomar tu vida en tus propias manos.
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Pero Alto Adige es verdaderamente otro mundo.
También conocido como Tirol del Sur, Alto Adige es una región en el noreste de Italia que ha sido volcada entre Italia y Austria a lo largo de los siglos. Hoy, cada ciudad tiene un nombre italiano y alemán: Bolzano es Bozen, Bressanone es Brixen, La Vila es Stern (?!). Aun así, ni el italiano ni el alemán son el idioma local: Ladin lo es, y hoy lo hablan unas 20,000 personas, ¡aunque cada valle tiene su propio dialecto y acento!
Conduce por Alto Adige y pensarás que estás en los Alpes suizos o austriacos. La cocina refleja esto también, no te servirán bufala mozzarella aquí. Espera platos abundantes como Pressknödel, albóndigas de pan y queso, el tipo de comida que te mantendrá caliente durante los inviernos de montaña. Y la mota, un jamón ahumado suave, está más allá de riquísima.
Al conducir a través de Alto Adige, quizás olvides que estás en Italia.
¿Buscando una Italia no cuidada? Dirígete a Trentino.
Muchas personas visitan Italia por primera vez y llegan a Roma, Florencia, Venecia y Cinque Terre o la costa de Amalfi, luego llegan a casa y exclaman que Italia hubiera sido perfecta si no fuera solo tan malditamente atestado.
Sí, estaba lleno de gente porque fuiste a los lugares más turísticos. Pero la gran mayoría de Italia no es así. Hay tantas partes con poca estructura donde puedes disfrutar de lo mejor de Italia sin las multitudes.
Cuando escuché el año pasado que Visit Trentino estaba patrocinando la conferencia Traverse, me sentí igualmente emocionada (¡sí, una conferencia en otro lugar que no sea Alemania o el Reino Unido!) E intrigada. Sabía toneladas sobre Italia pero nada sobre Trentino.
Bueno, debería haberlo hecho. Mientras conducíamos hacia la región, las montañas se alzaban a nuestro alrededor y los viñedos se extendían debajo de ellos. Nos basamos en la ciudad de Trento, llena de edificios en colores pastel cubiertos de frescos. Y a una corta distancia en automóvil de la ciudad, puedes escalar esas montañas, visitar un museo de arte en Rovereto o disfrutar de la orilla del lago en Riva del Garda. Ah, y el vino local TrentoDOC es fantástico.
Trentino es una de las partes más pintorescas de Italia que he visto, y me sorprende que más personas no visiten. Debes dirigirte allí pronto.
Las ciudades italianas varían más de lo que piensas.
Es fácil pintar todas las ciudades italianas con el mismo pincel, para decir que están llenas de personas increíblemente elegantes con cabello y ropa perfectos. Pero cuanto más tiempo viajas en Italia, más te das cuenta de que hay muchos matices para eso.
Toma dos de las ciudades que visité en este viaje: Milán y Trento. Milán es posiblemente la ciudad más cosmopolita de Italia; Sólo Roma puede comparar. Y a pesar de que vivo en Nueva York, una ciudad muy de moda, ¡me sentía ridículamente fuera de moda en Milán! Una noche salí a tomar un aperitivo en Corso Garibadi, una zona de moda, y casi me tiraron de lado por lo bien que vestían todos. Especialmente los hombres. Tantos trajes y cortes de pelo perfectamente adaptados sin un cordón fuera de lugar.
Trento, por el contrario, es una ciudad mucho más pequeña, me pareció mucho más como el sur de Italia. No mucha gente disfrazada; se sentía más casual en comparación. En lugar de cortes de pelo perfectos, había muchos mullets en la ciudad. Parecía que comparar Trento con Milán era como comparar una pequeña ciudad del sur o medio oeste con Nueva York.
En un momento dado, un amigo que creció en Bolonia me dijo que cuando se mudó a Milán por primera vez, se sorprendió de que había chinos que hablaban italiano con acento milanés. Eso fue muy cercano a él, señaló, pero así fue como creció. Incluso en una ciudad tan grande como Bolonia, no tenía nada cerca de la diversidad de Milán.
Cinque Terre (via Pixabay)
Todavía no tengo ganas de visitar Cinque Terre.
Cinque Terre es probablemente mi mayor descuido en Italia. Parece que todos han visitado esta colección de hermosas ciudades costeras. De alguna manera, me lo perdí con el paso de los años, comenzando cuando mis ocho compañeros de cuarto pasaron un fin de semana en Florencia, pero honestamente no me importa.
Cinque Terre está siendo fuertemente impactado por el overtourism en este momento. Las aldeas están ubicadas precariamente en el borde del mar, han sufrido daños debido al clima adverso en el pasado, y lo último que necesitan es más tráfico peatonal del que pueden manejar.
¿Puedo vivir sin ir a Cinque Terre? Por supuesto. Estoy seguro de que iré algún día, pero por ahora, estoy perfectamente feliz de visitar otros lugares en Italia. (Además, he oído hablar de aldeas en Liguria que son igual de bonitas pero que solo reciben una fracción de los turistas de Cinque Terre. Creo que comenzaré allí).
Hay más de dos tipos de jamón.
Si está familiarizado con el prosciutto, la carne más encantadora de Italia, probablemente esté más familiarizado con el prosciutto di Parma de la región de Parma en Emilia-Romagna. Si eres un experto, es probable que hayas oído hablar de prosciutto di San Daniele de la región de Friuli, el segundo tipo de prosciutto más popular.
Pero, ¿sabías que hay todo tipo de prosciutto local dondequiera que vayas? Cuando estuve en Piemonte, tomé un jamón Piemontese local, y fue uno de los mejores que he tenido, NUNCA. Pero nunca vas a encontrarlo en ningún lugar de la misma región, es difícil comprar una botella de vino tinto moldavo en Estados Unidos, porque son pequeños productores. No pueden exportar sus productos a gran escala, incluso a las regiones circundantes.
¿Mi consejo? Si puedes, ve con la opción local. Te da una conexión con la cultura local, su producción tiene una huella ecológica más pequeña y descubrirás algo que no puedes encontrar en ningún otro lugar.
Haz lo mismo con el vino, también. Muchos viajeros están nerviosos por pedir vinos italianos y terminan por ordenar Chianti porque es el único del que han oído hablar. Chianti es genial – Si estás en Toscana y estás comiendo una bistecca fiorentina.. Solo pregunte a su servidor por algo local. Los italianos son muy críticos y te ayudarán a seleccionar el vino perfecto.
El lujo es relativo, y bastante asequible en Italia.
¿Qué significa el viaje de lujo para ti? La mayoría de la gente lo definiría como quedarse en el hotel más lujoso posible. Para mí, se trata menos de las comodidades de un hotel y más de las experiencias que tiene. Y, afortunadamente, muchas de estas experiencias de lujo son increíblemente asequibles en Italia.
Esto fue ejemplificado en una cena que tuve en un agroturismo en el lago Orta llamado Il Cucchiaio di Legno. Adoro el agriturismi (granjas donde puedes quedarte o comer) y son una forma muy popular para que viajen los italianos. Usted permanece en las habitaciones, que pueden variar desde simples hasta de alto nivel, y come en el lugar. La comida suele ser todos los productos locales de la granja, por lo que también es una opción ecológica.
Il Cucchiaio di Legno requiere reservaciones y solo se sirve un menú degustación, aunque puede elegir de una lista de vinos del tamaño de una enciclopedia. Nos sirvieron diez cursos gloriosos, algunos de los más destacados fueron el risotto de truchas de río, tagliata di manzo (filete de res) cubierto con eneldo fresco y un semifreddo de café.
¿Coste total? 32 euros ($ 36) por la comida por persona. 23 euros ($ 26) por tres copas de vino por persona, dos Barolo barato y uno caro. No es un derroche de todos los días, pero ¿sabe lo que pagaría por una comida de esa calidad en los Estados Unidos? Tres o cuatro veces más, fácilmente. Demonios, en Nueva York, muchas entradas cuestan $ 36.
Para mí, esa comida era el epítome del lujo. Cada plato era tan delicioso que estábamos haciendo ruidos deliciosos e inadecuados. Todavía no puedo creer que solo cuesta $ 62.
Los cajeros automáticos son sorprendentemente difíciles de encontrar.
Es raro, pero en todos mis viajes anteriores a Italia, no recuerdo haber tenido que trabajar mucho para encontrar un cajero automático. En este viaje, parecía que estaba constantemente luchando para localizarlos. E Italia no es como Finlandia, un país al que le encanta tanto usar tarjetas de crédito que apenas pueden descubrir dónde existen los cajeros automáticos. Eran tan difíciles de encontrar. O tal vez estoy loco.
He superado a Florence, y eso está bien.
Mi semestre en el extranjero en Florencia en 2004 fue uno de los momentos más significativos de mi vida. Cuando llegamos y condujimos por la ciudad por primera vez, fue tan hermoso que casi lloré. Pasé cuatro meses conociendo íntimamente la ciudad. Cuando llegó la hora de irnos, mis compañeros de cuarto y yo nos abrazamos en la calle afuera de nuestro apartamento, sollozando.
Volví a Florencia dos veces en 2006, una vez para el viaje a Italia del club Glee y una vez como viaje de posgrado con mi hermana. En ambas ocasiones, visité mis viejos lugares y me sentí melancólico por los recuerdos.
Esta vez fue diferente. Hice un viaje de un día desde Bolonia y me di cuenta de lo diferente que era la ciudad.
Eran TODOS los turistas, todo el tiempo. Florencia siempre tiene toneladas de turistas, especialmente en junio, pero honestamente se sentía como si no hubiera un solo local en las calles. Solo hordas de gente de otro lugar, tratando de tomar selfies con el falso David en Piazza della Signoria. La gente en realidad estaba siendo conducida en carritos de golf. Me estremecí Y la tienda de Roberto Cavalli donde siempre me detuve y admiré la ropa había sido reemplazada por un Armani.
La única familiaridad que trajo una sonrisa a mi cara fue ver que los terribles bares irlandeses que mis amigos y yo solíamos frecuentar – J.J. La Catedral, justo enfrente del Duomo, y The Old Stove, que tuvo concursos irlandeses de coches bomba. Rezo para que el bar Faces empapado de vómito se haya ido.
Fui a mi viejo departamento. Es una cama y desayuno ahora. Parece apropiado
No tengo dudas de que el turismo ha aumentado en Florencia en los últimos 15 años. Pero lo que es más importante, he cambiado mucho desde que tenía 20 años, desde que viajé a más de 75 países, construyendo un negocio, iniciando un tipo de vida que ni siquiera era posible hace 15 años. Florence trabajó para mí a los 20; No está funcionando a casi el 35.
Aunque tuve algunos buenos momentos. Hice una sesión de fotos con la fotógrafa local Alexandra Jitariuc en San Spirito, al otro lado del río, un vecindario donde casi nunca me aventuré durante mi semestre (excepto en las Caras mencionadas anteriormente). Estaba tranquilo, quieto, y en realidad se sentía local. Posando fotos allí, 15 años después de mi semestre en Florencia, me sentí apropiado.
No sé si volveré a Florencia. Probablemente lo haré si tengo una buena razón, pero no me veo visitando casualmente de nuevo. Tuvo su tiempo.
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Bolonia sigue siendo mi ciudad favorita en Italia.
Me enamoré de Bolonia cuando visité por primera vez en 2011. Esta era una ciudad que tenía la belleza de Florencia pero se sentía mucho más real, mucho menos turística, con las mejores tradiciones culinarias de Italia. Puedes mezclarte con los lugareños, navegar por los mercados de alimentos y pasar el rato en la calle para tomar un aperitivo.
Bolonia fue mi primer destino en este último viaje, y mi corazón se hinchó mientras caminaba por la ciudad. Bolonia es una calidez personificada, que irradia de sus paredes de rojo, terracota y amarillo. La alegría emana de todos los ladrillos de la ciudad. Sí, sin lugar a dudas, Bolonia sigue siendo mi lugar.
En este viaje, planifiqué viajes a Milán y Turín, preguntándome si me atraparían de la misma manera y tal vez sería un destino que pudiera vivir totalmente. Y podría vivir en cualquier ciudad … si tuviera que hacerlo. Los dos me quedaron bien en el papel, Milan un poco más que Torino. Pero tampoco me haría tan feliz como Bolonia.
… pero Piemonte puede ser mi nueva región de comida favorita.
DISPAROS. Soy un evangelista para todo lo relacionado con la comida en Emilia-Romagna, y digo regularmente que es el mejor destino culinario del planeta. Es el hogar del jamón, del parmesano, del tagliatelle ragu, del vinagre balsámico tradicional.
También me encanta la comida toscana, y la comida de Umbría, y casi cualquier comida tradicional italiana en cualquier lugar …
Pero esta vez, fui a Piemonte (Piamonte). Y tienen muchas tradiciones culinarias ricas, con un toque. La comida se sentía más refinada aquí. Más alta gama. Mas creativo. En comparación, la cocina de Emilia-Romagna se siente muy … básica y tradicional.
YIKES. No puedo creer que escribí eso. Perdóname, Emilia-Romagna.
La cocina piamontesa está influenciada por su proximidad a Francia. La región tiene trufas blancas de Alba, ricas avellanas y chocolate (sí, aquí se produce Nutella), café Lavazza, queso Toma, pasta rellena de pato en mantequilla, tomate vitello (ternera con salsa de atún). Y tantos vinos fantásticos, incluido el exuberante Barolo con cuerpo.
Solo pude ver un poco de Piemonte – Lago Orta, Lago Maggiore y Torino – pero una de mis grandes prioridades italianas es regresar a Piemonte para un viaje culinario, quedarme en varios viñedos y agriturismi.
Siempre, siempre, siempre, volveré a Italia. Y voy a volver pronto.
Después de visitar todos los países de Europa en 2018, decidí que no deseaba viajar a todos los países del mundo. El hambre simplemente no estaba allí. Pero tenía el deseo de seguir logrando objetivos de viaje. Hace unos meses, decidí que uno de mis nuevos objetivos de viaje sería visitar las 20 regiones de Italia.
En ese momento, había visitado 10: Toscana, Umbría, Lacio, Campania, Liguria, Lombardía, Veneto, todo en 2004, seguido de Emilia-Romagna en 2011, Puglia en 2014 y Sicilia en 2015.
Este viaje de 2019 me presentó a dos nuevas regiones, Trentino-Alto Adige y Piemonte, lo que hace que mi total sea 12 de 20. (Aprecio especialmente visitar Trentino y Alto Adige por separado, ya que son muy diferentes, aunque en conjunto constituyen una región administrativa)
¡Mi próximo viaje a Italia será en septiembre! Asistiré a Social Travel Summit en Ravenna, Emilia-Romagna, una ciudad que ya he visitado por sus extraordinarios mosaicos. Pero asistir a este evento me da razones para explorar aún más: comenzaré por Puglia, el talón de la bota, y me dirigiré hacia el norte a lo largo de la parte este del país.
Eso me traerá algunas nuevas regiones. Basilicata. Molise. Abruzzo. Le Marche. Friuli-Venezia Giulia. Y estoy especialmente entusiasmado por explorar Puglia más profundamente: solo tuve una breve visita en 2015, y lo que vi me dejó anhelando más. En la lista están Monopoli, Lecce, Locorotondo, las islas Tremiti y más.
Italia es parte de mi vida, ahora y por siempre. No puedo esperar a ver lo que descubro a continuación.
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