Familiarizarse con los conceptos básicos sobre nutrición y conocer los distintos grupos de alimentos de la rueda de alimentación: granos y cereales; verduras y hortalizas; frutas; lácteos; carnes, legumbres y huevos; aceites y grasas.
- Debemos tener en cuenta la energía necesaria tanto para nuestro funcionamiento interno como para el ejercicio físico que practicamos, manteniendo el peso dentro del límite adecuado para nuestra talla.
- Consumir únicamente las proteínas necesarias para revitalizarse. Quemar proteínas de más es perjudicial y supone una mala gestión de nuestra salud.
- Activar la motilidad intestinal ingiriendo fibra vegetal (cereales integrales, verduras de hoja).
- Consumir pescado azul por lo menos una vez a la semana.
- Consumir diariamente leche o productos lácteos para mantener buenos niveles de calcio y fósforo.
- Consumir legumbre, verdura y fruta con asiduidad, como fuentes de energía, vitaminas y minerales.
- Reducir la cantidad de sal en las comidas. Muchos alimentos ya la llevan incorporada.
- Beber como mínimo dos litros de agua al día.
- Es preferible hacer cinco comidas diarias que tres grandes.
- Para mejorar la alimentación es necesario desterrar hábitos nocivos que muchas veces se arrastran desde la infancia. Por eso es necesario tener una mente abierta para estar en disposición de mejorar.
- Es preferible comenzar por introducir buenos hábitos de forma progresiva y proponerse objetivos más difíciles a medida que nos encontremos más incentivados. Por ejemplo, empezar por no llevar el salero a la mesa, o proponerse sustituir un postre por dos piezas de fruta determinados días de la semana…
Nunca hay que volver atrás cuando se ha conseguido introducir una costumbre saludable en la dieta.
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