Revista Cultura y Ocio

110.- Monarquía neoliberal

Publicado el 05 septiembre 2011 por Javiersoriaj

Si Fraga lo deja es que el trabajo está completo.

Uno de los grandes problemas de este país es que nunca nos cargamos a un rey. Nada parecido a aquél “quitarle la corona al rey… con la cabeza puesta” de Inglaterra en el XVII, o a la guillotina de la revolución francesa actuando cuando el rey cometía traición contra su propio pueblo, o… Aquí somos de Fernando VII, que, cuando vino como “el deseado” tras la guerra contra los franceses, lo primero que hizo fue eliminar las libertades y derechos conseguidos, mientras el pueblo gritaba ¡vivan las caenas!… Desde entonces, poco ha cambiado, pese a los siempre demasiado lentos avances, y cuando hubo un intento democratizador serio, los que tienen el poder actuaron rápidamente en consecuencia. La guerra civil marca el principio de lo que se quería para los que verdaderamente gobiernan.

Y ahora, lo que empezó en 1936 ha terminado. Entonces, frente al gobierno democrático de la II República, los privilegiados se levantaron para defender sus privilegios. El primero de los golpes de Estado que culminaron hace unos días. Casi 40 años despúes, Franco dejaba todo “atado y bien atado”, y el cambio, como tantas veces, suponía la continuidad. A cambio del pacto del olvido y de la no petición de responsabilidades se daba un barniz democrático a una estructura institucional en la que “todos cedieron”, si bien había tres cosas en las que no se podía ceder: monarquía, economía de mercado y estado unitario (pese a la descentralización autonómica, España no iba a ser un estado federal). Junto a ello, como inevitable compañera de viaje, la iglesia católica mantenía (bien es cierto que de una forma más disimulada) sus privilegios y prebendas.

Los “padres de la Constitución” legitimaron el estado de cosas, y cuando se vio la necesidad de dar una vuelta más de tuerca, en 1981 se producía el “¿auto?golpe de estado” que conduciría a la reinvención del papel de la monarquía, institución que salió fortalecida, pese a todas las “dudas” (vamos a dejarlo simplemente en eso) que genera en relación al 23-F. Por decirlo de una forma rápida, aquellos días los españoles y españolas fuimos los “tontos útiles” para la potenciación de la figura del rey.

Se lograba además que un año después el referéndum sobre la permanencia en la OTAN diese como resultado un (en principio) sorprendente “sí”, dado que el PSOE había sido uno de los adalides del “OTAN no, bases fuera”. Fue el primer giro neoliberal del partido dirigido por Felipe González, quien en su camino ha ido dejando la huella de lo que significa dar la vuelta a la chaqueta, pasando de ser Isidoro, aquél combativo líder estudiantil, a consejero de Repsol y comprador de palacios marroquíes y…

Estos días se ha culminado la transición. Faltaba dar legitimidad constitucional al neoliberalismo. Y se ha hecho “con estivalidad y alevosía”, y con el brazo de madera de los supuestos representantes del pueblo. ¿Cómo puede ser que no haya un 10% de diputad@s que se opongan a la reforma, o al menos que soliciten un referéndum? ¿Qué tipo de representación es ésta? Y por cierto, ¿no es extraño que, igual que el golpe de Estado del 81 sirvió para potenciar la monarquía, sea ahora, cuando empieza a verse cercano el traspaso de la corona al heredero, cuando se haga esta otra reforma?

El camino ha terminado. No me extrañaba nada leer ayer que Fraga deja la política. Para él, uno de los grandes muñidores de este sistema, el trabajo se ha completado. La monarquía neoliberal está asentada, y nosotr@s… no haremos nada. Acataremos y seguiremos sumidos en la cultura de la reverencia y la sumisión. Así nos va.


Volver a la Portada de Logo Paperblog