1110 días para morir

Continua leyendo 1/15 Cada semana encontrarás una nueva parte de la historia “1110 días para morir”

No habían pasado muchos meses de esa conversación cuando Lucía decidió jugársela. Pasó su carta de renuncia sin ningún remordimiento. No necesitaba más razones que preguntarse a sí misma para que continuar en un trabajo donde sólo veía pasar los días solitarios sin ninguna novedad más que llegar a su apartamento, encender la estufa, calentarse un plato de pastas con tomate y pasarlo con un gatorade mientras comía sentada en frente del televisor y ver los dramas y comedias de sony entertainment o las series de universal donde aparecían personajes llenos de dinero, fama, exitosos, ganadores y sobretodo llenos de vida. No existía más conflicto que la pausa publicitaria. Lucía ya no quería vivir lo mismo. El día anterior, antes de pasar su carta de renuncia había conocido a un “nuevo” chico en un bar y de acuerdo al cronograma ya establecido, se fueron a su apartamento. Cuando despertó no pudo recordar el nombre del chico nuevo ya eran tantos pasajeros que sólo pudo despertarlo y pedirle que se fuera. Fue al baño, se miró en el espejo y se grito a sí misma ¿Qué haces? ¿Qué estás haciendo con tu vida? al menos si cobrarás por ello te sentirías satisfecha. No pudo más con su propio odio y escribió su carta de renuncia. A ella no la estaba matando el diagnóstico, la estaba matando su propia vida vacía.

-¿Estás loca?

-No Charly, no estoy loca. Es la decisión más cuerda y más coherente que he tomado en mi vida. Me voy para Buenos Aires, si he de morir al menos moriré con la certeza de que lo intenté. Buenos Aires es la fuente de los mejores himnos de rock en español, los mejores poetas, las artes, la pasión, la bohemia y si he de ir a un lugar dónde “nadie sabe de mí y yo soy parte de todos” es muy seguro que encuentre ese rayo de luz y felicidad que…

-¿Lo ves? Tú y tus mensajes, siempre seduciendo con tus palabras, con sólo escucharte ya puedo ver el siguiente número de la revista.

-Hey! Es una frase de Soda. Basta! No me voy a quedar. Ya la envíe. En esto momentos debe estar Juan Pablo leyendo el correo y poniendo su cara de furia, y a mí me vale! Me voy y no hay vuelta atrás.

-Lucía, cometes un error. Tu lugar es aquí y te vas a arrepentir.

-Basta! Me cansé.

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