14-N masivo

Cuatro huelgas generales en dos años y todo sigue igual o peor, siguen sin venir los cambios que dejen de lado las políticas de austeridad, es descorazonador ver que sólo cambian las cosas cuando hay muertos de por medio, cuando ya es demasiado tarde, como ha ocurrido con los desahucios.

Los pocos trabajadores que quedan ven cada día como disminuyen sus derechos laborales y como muchos empresarios utilizan el miedo a la crisis y al paro para “explotar-los”. Con lo fácil que es el despido y lo fácil que es encontrar personas dispuestas a realizar el mismo trabajo por menos sueldo y menos derechos, los empresarios gozan ahora de casi todo el poder.

Pero por suerte los trabajadores aún son capaces de ejercer cierta presión, y no sólo con la huelga general, aunque difícilmente lo conseguirán  siguiendo con los mismos sindicatos que chuparon, al igual que todos los partidos políticos, del bote de las cajas de ahorros.

Me parece imposible avanzar si los mismos que activa o pasivamente nos han llevado a la situación en la que estamos, siguen ejerciendo posiciones de poder, es hora que los sindicalistas y políticos asuman su responsabilidad den un paso atrás y dejen camino para una renovación real de los poderes políticos y sindicales.

Con un presidente del gobierno que no habla; un ministro de económica que dice que sólo hay una única ruta a seguir, la suya, la de los recortes; un líder de la oposición en la sombra; y unos sindicatos poco creíbles para gran parte de la clase obrera ¿cómo vamos a seguir a delante? 

¿Seremos capaces de cambiar las cosas sin recurrir a la violencia, sin que hayan muertes? Muy pocos lo han conseguido y los que lo han conseguido han invertido mucho tiempo para ello. Puede que parezca que seguir protestando, seguir reclamando nuestros derechos, seguir leyendo los periódicos o viendo las noticias, seguir hablando y dando nuestra opinión sobre política,… no sirva para nada, no merezca la pena.

Pero no podemos permitir que la frustración gane la batalle, hay que ser constante y trabajar todos los días de un modo u otro, para intentar cambiar esta situación que amenaza con esclavizarnos. Yo misma caí ayer en el ¿para qué? ¿para qué voy a manifestarme si nadie me escucha? ¿para qué voy a manifestarme si nada va a cambiar?

Por ello quiero dar las gracias a todos aquellos que sí fueron capaces de seguir pensando que un mundo mejor es posible y que se movieron y lucharon para conseguirlo.