Revista Cultura y Ocio

1980 Echo & The Bunnymen - Crocodiles

Publicado el 23 octubre 2009 por Abacab @DMRblog
1980 Echo & The Bunnymen - CrocodilesHa sido ésta una semana movidita. De hecho, seguirá siendo movida el fin de semana, con lo que por posibles dificultades, les dejo la entrada de esta semana con unas pocas horas de antelación, ya que si no la misma se produciría con retraso respecto a la hora habitual de las 10-11h de la mañana del sábado. Reseñable fue nuestra asistencia y participación en la Ceremonia de los Premios 20Blogs. De la radio, decirles que el estreno se demorará un poco más. Eso sí, el 1er. programa que saldrá en antena ya está grabado y lo tienen disponible a modo de “pre-estreno exclusivo” en el reproductor podcast en el 2º lugar con el título “DMR 1-1”. En el mismo adaptamos a la radio el post de la semana pasada de The Cure y su “The Head On The Door”, y se encuentra intercalado entre los programas del estupendo Radioblog Luz De Gas en los que fui entrevistado por su titular Juan Duque.
Llegamos hoy a una de mis bandas más apreciadas, que estaban pendientes de pasar por “Discos, música y reflexiones”. Igualmente seguimos de forma coherente la línea marcada por la revisión de The Cure de la pasada semana, analizando un grupo bastante unido en su sonido a Smith y los suyos en ciertos momentos. Damos nuevamente la bienvenida a bandas que aún no han pasado por aquí; ya volveremos a repetir artista en el futuro. También he tenido en cuenta nuevamente la época en la que aparecen en el blog, valorando el sonido de su música y la etapa del año en la que nos encontramos. Siempre he considerado a los Echo & The Bunnymen como un grupo muy adecuado para escuchar en pleno otoño en los meses anteriores a las fiestas navideñas.
La norteña banda británica, provenientes de la ciudad que vio nacer a The Beatles, Liverpool, es una de las principales formaciones surgidas en la nueva ola británica de comienzos de los años 80. Los inicios de la banda fueron de lo más curiosos, ya que de los mismos derivará su nombre definitivo.
La explicación estriba en que “Echo”, no era otra cosa que una caja de ritmos que hacía las veces de batería. Evidentemente más tarde se incorporaría al grupo el batería Pete de Freitas para arrinconar finalmente a “Echo”. El resto de la banda se componía de Les Pattinson al bajo, Will Sergeant a la guitarra y principalmente Ian McCulloch como líder visible y cantante.
El sonido de la banda en sus inicios se presentaba con un tremendo arrojo e intensidad guitarrera. Las canciones incluían interesantes arreglos de producción que le daban un punto de misterio y de enfoque oscuro (que no siniestro). A la postre, el sonido de la banda se iría haciendo cada vez más accesible. “Crocodiles”, su ópera prima, suena con una importante frescura e intensidad. Es la obra que hoy les propongo, antes que escuchar “Porcupine”, orgulloso disco donde se incluye “The cutter” o el excelente “Ocean Rain” que cuenta entre sus canciones con el himno “The killing moon”.
El disco comienza con “Going up”. De primeras, se escuchan sonidos electrónicos y perdidos, entre los cuales se va abriendo desde muy lejos la brutal base rítmica de la canción. Tras llegar esa melodía principal al primer plano, entra con no menos fuerza Ian McCulloch al micrófono. En esos días Ian sonaría más desgarrador y glamouroso al micrófono que nunca; con el paso de los tiempos, Ian iría perfeccionando su registro y dulcificando su voz. No obstante, en mi opinión resulta más interesante el registro vocal que muestra en este disco. La canción termina con un ciclo instrumental, con vaivenes de la voz de Ian, que crean un fuerte carácter hipnótico. “Stars are stars” fácilmente se le podría haber titulado “Shine so hard” por lo marcada que suena esta frase en la canción, que tiene un ritmo más oscuro y decadente que el potente inicio de “Going up”. Destacan principalmente los punteos ocasionales de guitarra de Will Sergeant. Quizás de las mejores canciones que tiene el disco, o al menos de las más apreciadas por los seguidores clásicos de la banda. “Pride” es como su título indica, otro orgullo de canción. La guitarra eléctrica es de una intensidad notable a ratos. También son memorables esos gritos de McCulloch en la parte de más intensidad de la melodía. “Monkeys” tiene un sonido ligeramente oscuro, sobre todo por los efectos de eco lejano que se le da a la voz de Ian en el estribillo de la canción. Las notas y acordes de guitarra vuelven a ser excelentes. Hay que decir que este cuarteto de canciones que abren la obra son lo primero que escuché de la banda allá hace 12 años, como apéndice a una cinta pregrabada Tdk 90’ que tenía “The Head On The Door” de The Cure como parte principal de la cara “a” de 45 minutos. En lo que restaba, se incluían estas canciones (menos “Stars are stars”) y precisamente “Monkeys” se quedaba cortada al final. Este combo es un exponente claro del sonido genuino de la new wave británica, que tiene un deje de afterpunk muy interesante. “Crocodiles” supone la canción más acelerada y más representativa del sonido afterpunk y de la new wave de la obra. La vertiginosa línea rítmica y los rasgueos impenitentes de la guitarra de Sergeant son de una velocidad endiablada. A continuación, se da paso a uno de los clásicos del grupo. “Rescue” es quizás la canción más cercana al rock llano, sin esos inquietantes arreglos que le dan un punto de complejidad, oscurantismo y misterio. También supone la canción más reconocible del disco, el clásico principal que generó dentro del repertorio del grupo y la que estará más en acorde con el futuro inmediato de la banda, alejándose del brío y ritmo imparable de canciones como el corte que da título a la obra que hemos escuchado justo antes.1980 Echo & The Bunnymen - CrocodilesTras esta pieza, escuchamos “Villiers terrace”, que tiene como apunte principal las notas de teclado de la melodía. Esos aspectos son los que le confieren su mayor identidad. Por otro lado, quizás sea la canción en la que menos destaca Ian en la voz. “Pictures on my wall” es de las que tiene una melodía más oscura y una interpretación más lúgubre (muy acentuada en algunos segundos) por parte de McCulloch. Destaca la batería de De Freitas en ciertos momentos, pero sobre todo la parte del estribillo y esa melodía oscura de teclado junto al oscuro enfoque vocal del cantante es lo que más la define. “All that jazz” vuelve a mostrar algunos momentos muy acertados de Pete a la batería; le hace acreedor del puesto que le robó a “Echo”. No obstante, esta canción es de las más fácilmente olvidables del trabajo; resulta más acertado el corte con el que terminamos el track list principal, o por lo menos es más reconocible. “Happy death men” es un final algo gracioso, por la intensidad y brillo de su estribillo, que muestran a un muy animado Ian McCulloch. También son dignos de mención ciertos sonidos de viento que adorna la canción y que le confieren un aire marcial. Hay que decir que “Do it clean” y “Read it in books” se consideran canciones que forman parte moral del disco, y que en la más actual edición en cd figuran en la parte de los bonus track como las primeras canciones dentro de las excelentes propinas que se nos regalan. No en vano “Do it clean” es de las mejores canciones que incluye el disco, con ese estupendo bajo de Pattinson y ese inolvidable estribillo con Ian coreando el título de la canción de esa forma tan melódica. La sombría y pausada “Read it in books”, con algún que otro momento de rabia, destaca principalmente por una parte de guitarra clavada a alguna sección de “Monkeys”.
“Crocodiles” fue un disco que situó a Echo & The Bunnymen como una de las más firmes promesas de las nuevas bandas surgidas en aquellos primeros días de los años 80. Se alejaban del sonido del techno pop que tan en boga estaba por entonces y de la comercialidad incipiente que destilaban grupos como Duran Duran y Spandau Ballet, que más tarde se concretaría en las siguientes obras de estas bandas. Por favor, no aprecien crítica en estas palabras hacia esos 2 grupos, paradigma del neorromanticismo de los 80, ya que la comercialidad de estas bandas particularmente me encanta.
Gurús en un futuro no muy lejano de la música, pronto citarían a la banda de Ian McCulloch como preferencia dentro de sus gustos muchos músicos importantes. Por citar un ejemplo: Robert Smith de The Cure. El sonido que presta “Crocodiles” se puede equiparar en parte al de los Joy Division más accesibles y menos depresivos. No obstante, las diferencias vocales entre el registro grave de Curtis y el que tiene McCulloch, es lo que hace quizás menos clara esa comparativa.
La portada del disco, con esa fotografía deslumbrada con una luz anaranjada en mitad de la noche, perdidos en mitad de un bosque, recrea perfectamente el ánimo que te va a dejar la escucha del disco. Una obra nocturna, reflexiva, cargada de interesantes matices sonoros de producción y uno de los mejores debuts que se produjeron a comienzos de la década de los 80. Quizás sea para mi gusto mi disco favorito de la banda.
A “Crocodiles” le seguiría “Heaven Up Here”, un disco de sonido menos brillantes y enérgico, y el éxito definitivo llegaría de la mano de la excelente y manierista canción “The cutter” y el lp “Porcupine”. Poco a poco el sonido indie y guitarrero del grupo de sus inicios se fue suavizando hasta llegar al disco homónimo de la banda de 1987, que es de los que se pueden encuadrar dentro de esa denominación que digo de “Disco para todos los públicos”. No por lo accesible de su sonido deja de ser un disco aceptable y con canciones buenísimas en su listado, pero hay que decir que parece mentira que estemos ante la misma banda que dio forma al disco que hoy proponemos.
Mencionar, refiriéndonos al líder del grupo, que Ian McCulloch está considerado como uno de los personajes más respetados dentro del mundillo indie o de la new wave y por otro lado también resulta uno de los que tiene un carácter más díscolo y vanidoso. Ian, resulta en este aspecto cercano a Morrissey de los Smiths, con quien se encontró una vez en una entrevista a dúo que les hicieron, en la que por lo visto pusieron a parir a los grupos comerciales de sus tiempos. Disfruten pues de estos buenos inicios de una de las bandas más importantes del Reino Unido y quizás más olvidadas frente a otras bandas, contemporáneas de Echo & The Bunnymen, valoradas en la actualidad.

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