Revista Cine

2013: El año en que abracé el exceso. (I)

Publicado el 10 enero 2014 por Jesusteatrero @jesusteatrero
El 2013 según... Alfredo Martínezredactor de La Llave Azul Madrid
- Primera parte -

Recapitular sobre el año cinéfilo es una de las más importantes tareas del crítico; a fin de cuentas, se trata de (intentar) delimitar qué películas serán recordadas en el futuro y qué películas serán condenadas al olvido.
Un resumen del año cinéfilo, al igual que un ranking, no es un dogma intocable y absoluto, sino una herramienta que tratará de ayudar al espectador más casual a elegir qué ver en un futuro entre la vasta oferta que se le presenta. Elaborar dicho resumen es la parte del trabajo del crítico de cine que más se asemeja a la del historiador, y como la labor de este último, habrá de estar sometida a una constante revisión bajo una sana mirada de sospecha.
Habiendo aclarado estas bases, da comienzo mi resumen del año cinéfilo, un resumen realizado por una persona que en este recién extinguido 2013 ha leído incontables críticas, ha acudido en numerosas ocasiones a las salas, ha visto mucho y no ha entendido casi nada.

EL 2013 EN GÉNEROS

Por mucho que me posicione en contra del encasillamiento de cualquier obra en un determinado género, es una de las formas más útiles para abarcar un gran número de películas sin necesidad de un profundo análisis que no tendría lugar en un resumen como éste. Por supuesto, no voy a ir género por género, sino que me limitaré a cubrir los más significativos.

Comedia

2013: El año en que abracé el exceso. (I)
En general ha habido una tendencia hacia el piloto automático. El reciente éxito de brillantes películas sobre desmadres y fiestas alocadas como Resacón en Las Vegas o Superfumados (Pinneaple Express) ha propiciado un torrente de comedias insulsas y sin alma que intentan repetir la jugada sin éxito alguno. Ejemplos como la misma tercera parte de la ya desgastadísima saga de Resacón o la a años luz de la gloriosa Superbad Noche de marcha (21 & Over) dan constancia del agotamiento de la fórmula, y no hay nada peor que una fiesta aburrida.
Algo más loable es el caso de Despedida de soltera, que continúa la senda de la comedia bufa protagonizada por mujeres de la que fue pionera La boda de mi mejor amiga (Bridesmaids) aportando aire fresco. Un enfoque similar tiene la española Tres bodas de más, que pese a su irregularidad tiene momentos de absoluto genio y es un ejemplo magnífico de que se puede rodar otra clase de cine en España pues se trata de una película inusitada en el panorama nacional por su cercanía a la comedia más americana que ya había amagado su director, Javier Ruiz Caldera, en sus obras anteriores.
Pero sin duda el mejor título de este subgénero ha sido Juerga hasta el fin (This Is the End), que precisamente supone una vuelta de tuerca a sus constantes por puro exceso. Ésta sí es una película alocada, salvaje y, aunque irregular, altamente divertida que monta un circo autoconsciente y metarefencial pocas veces visto.
En esta línea "meta" también destaca 7 psicópatas. La película de Martin McDonagh echa en falta algo de pulso en su ejecución pero parte de una brillante premisa.
2013: El año en que abracé el exceso. (I)
Dos maestros del género a ambos lados de la cámara dirigieron en el 2013. Woody Allen volvió a entregarnos otro excelente retrato femenino con la ayuda de una portentosa Cate Blanchett en Blue Jasmine, que, sin ser esa nueva obra maestra del neoyorquino que muchos han querido ver, es una excelente comedia agridulce con un escalofriante subtexto sobre la crisis y los tiempos modernos en general. Por su parte, Ben Stiller realizó un remake de La vida secreta de Walter Mitty donde apenas se nota la huella de su autor y todo es manido y vulgar.
La comedia de instituto o comedia teen no ha tenido su mejor año, y la gran sorpresa ha sido Dando la nota (Pitch Perfect) que coquetea con el musical resultando en una película agradable y divertida, pero mucho menos salvaje de lo que el género acostumbra.
Otro típico subgénero de comedia americana como son las comedias familiares ha tenido dos apreciables muestras en 2013. La última película dirigida por Judd Apatow, Si fuera fácil (This Is 40) pese a su excesiva duración y a su tendencia al subrayado (constante problema de Apatow) destaca por su descarnada honestidad como ejercicio de introspección/terapia del autor. Con menos ambiciones se presente Somos los Miller, algo morosa pero que suministra sus buenas dosis de risas.
Sin embargo (o precisamente por ello), mis comedias favoritas del 2013 son dos películas inclasificables e insólitas: Turistas y Bienvenidos al fin del mundo. Comedias bastardas ambas (la primera deudora de la road-movie al estilo Bonnie y Clyde, la segunda película de invasión extraterrestre), van mucho más allá de su planteamiento original para acabar proponiendo insospechadas reflexiones en lo que se puede afirmar comedia de autor.

Western

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Un género que lleva décadas sin prodigarse mucho nos ha obsequiado con dos joyas este 2013: El llanero solitario de Gore Verbinski y Django desencadenado de Tarantino parten de referentes clásicos como Leone para erigirse como dos westerns únicos, generosos hasta resultar excesivos, dionisíacos y, sobre todo, puro gozo.

Terror

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En su vertiente más clásica ha dado productos entretenidos pero olvidables como Mamá, The Purge o Insidious 2 y gratas sorpresas como Expediente Warren (The Conjuring). Las dos últimas mencionadas son ambas de James Wan, que además anunció que se retiraba del género al cual ha dado algunas de sus mejores películas de los últimos años. Pero el 2013 será más recordado por los estrenos de tres (fabulosas) películas más alejadas de los cánones del género: la lisérgica y descontrolada The Lords of Salem de Rob Zombie, la inteligente y deconstructiva La cabaña en el bosque de Drew Goddard supervisada de cerca por el todoterreno Joss Whedon, y la gore y naturalista/low-fi Tú eres el siguiente, cuya innovadora mezcla ha dado lugar a un nuevo género, el mumblegore, fruto de la unión de la estética de la comedia mumblecore con el cine gore.
También se puede considerar de terror, o de terror gótico, Stoker el fascinante ejercicio de estilo con el que Park Chan-wook ha dado el salto a Hollywood. Otro que ha cruzado el charco ha sido Pascal Laugier, que tras destacar en la Nueva ola de cine francés de terror con Martyrs ha dirigido El hombre de las sombras (The Tall Man), más convencional en las apariencias pero igualmente perturbadora y eficaz.

Adaptaciones de clásicos literarios

2013: El año en que abracé el exceso. (I)
Llevar al cine obras de la talla de Anna Karenina, Mucho ruido y pocas nueces, La espuma de los días o El gran Gatsby es siempre una tarea que se examina con lupa, por ello es digno de aplauso el valor los directores (Joe Wright, Joss Whedon, Michel Gondry y Baz Luhrmann respectivamente) al proponer una revisión estética completamente innovadora de los textos originales, y más si encima caen de pie tras este salto mortal.

Ciencia-ficción

2013: El año en que abracé el exceso. (I)
Sería imperdonable obviar Gravity, una de las películas del año por lo que supone técnicamente independientemente de su calidad, que, no se engañen, tiene mucha gracias a la buena mano de Alfonso Cuarón. No obstante, pese a ser uno de los más espectaculares festines visuales del año y una montaña rusa emocional que se vive casi en primera persona, me parecen exagerados los niveles de admiración que ha levantado. Personalmente me quedo con una película de menores medios y espectacularidad pero con más espíritu como es Bienvenidos al fin del mundo, que, aunque ya citada en comedia, también me parece la mejor película de ciencia ficción del año; tal es la proeza de Edgar Wright. En un año corriente, es decir, sin esos dos colosos, ese puesto le correspondería la carta de amor de Guillermo al mecha, Pacific Rim, un coctel perfecto de kaijus y jaegers (monstruos y robots gigantes en cristiano) que destila un vasto conocimiento por el género y mucha diversión. De cerca se lo disputaría la segunda incursión de J.J. Abrams en el universo trekkie. Star Trek: En la oscuridad es aún más frenética que su antecesora y por si eso fuera poco cuenta con Benedict Cumberbatch en el papel de villano.
No todo han sido buenas noticias. La decepción que el regreso de Shyamalan al género ha generado con la que probablemente sea su peor película hasta la fecha, After Earth, sólo es comparable con la del desperdicio que Guerra Mundial Z ha hecho de su brillante material original. Otra película basada en un libro clásico del género es El Atlas de las nubes de los hermanos Wachowski, que, lamentablemente, no es la magnífica película que podría haber sido pero que tiene bastantes vestigios de ella, demasiado como para ser tan denostada como ha sido por la opinión general.

Cien de superhéroes

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Se puede describir la situación como un campo de batalla en el que DC ha sido arrasada por Marvel. Lo apolíneo ha perdido contra lo dionisíaco. La impostada trascendencia de El hombre de acero heredada de los Batman de Christopher Nolan (aquí como productor) sin el pulso de éste a la hora de narrar hace que la película caiga por su propio peso. Mientras tanto, Marvel nos ha entregado dos ligeras y entretenidas secuelas (Lobezno Inmortal y Thor 2) que funcionan como episodios independientes y no como otro nuevo y pesado reboot, y una obra maestra del género como es Iron Man 3, donde acción, humor y ciencia-ficción se van de la mano logrando un espectáculo prodigioso.
Apartada de esta guerra se encuentra Kick-Ass 2, que es como la primera parte al cubo: más ridícula, sí, pero también muchas más divertida. En definitiva, un entretenimiento mediocre que queda lejos de los monumentales cómics en los que se basa.

Animación

2013: El año en que abracé el exceso. (I)
Sin ser un año extraordinario, ha habido una buena cosecha, síntoma del magnífico momento que vive el género (y ya van años). Tenemos satisfactorias secuelas a la altura de sus excelentes primeras partes (Gru 2 y Lluvia de albóndigas 2) y hasta una loable cinta de animación 3D hispano-argentina (Futbolín). Pixar ha bajado algo el nivel (comprensible por otro lado, pues no se puede estar siempre estrenando obras maestras) y la notable Monstruos University carece de la excelencia de algunos trabajos previos del estudio. Por su parte, Disney sigue el camino inverso y continúa recuperando su prestigio con la extraordinaria Frozen, que aúna los tradicionales valores de la compañía con una espectacular animación en 3D. No obstante, mi película de animación favorita del 2013 es en dos dimensiones: pocas historias me han tocado tanto como Ernest & Célestine en todo el año.

Películas de iniciación

Género menor que sin embargo ha tenido un gran desarrollo este año.
2013: El año en que abracé el exceso. (I)
Bestias del sur salvaje y Mud se asemejan en su ambientación sureña donde en mitad de unas circunstancias precarias los protagonistas irán aprendiendo a sobrevivir en el mundo mediante la creación de mitos o figuras paternales. Mucho más salvaje y sin aire de fábula es La jaula de oro, y aún más la escalofriante Rebelde.
Sobre adolescentes inadaptados tenemos el enfoque naturalista de Bertolucci (Io e te), el cuento indie (El camino de vuelta) y la aproximación más melodramática (Las ventajas de ser un marginado).
Y por supuesto, no pueden faltar ni la Palma de Oro, La vida de Adèle, el retrato de iniciación en el (des)amor y el sexo más conmovedor en años, ni Después de Mayo, lo último de Oliver Assayas que más que de iniciaciones trata de cierres, de lo que viene después, como indica su título.

Romance

2013: El año en que abracé el exceso. (I)
Aquí se encuentran varias de las obras maestras del 2013: En otro país, cuento moral con tres tramas o una con variaciones que supone una estupenda noticia al tratarse de la primera película de Hong Sang-soo que se estrena en España; Tabú, magistral tratado sobre de Miguel Gomes el amor, el cine, lo recuerdos y la interrelación de éstos; Antes del anochecer, nueva entrega de la ya clásica saga que consigue darle una nueva cara; La vida de Adèle, antes referida; To the Wonder, el último poema de Malick que gira en torno al (des)amor; y, por supuesto, Amor, a secas, que es lo que queda cuando se ha ido todo.
También ha habido comedias románticas excelentes gracias a elementos que les dan un (necesario) toque de originalidad: Don Jon (protagonista adicto al porno), El lado bueno de las cosas (improbable romance entre dos personajes con problemas) y Una cuestión de tiempo (introducción de viajes en el tiempo a la temática romántica).
Sobre el amor en la tercera edad nos hablan con valentía y sinceridad aunque sin resultar redondas Gloria y Le Weekend.
De temática homosexual destacan Weekend (una suerte de Antes del amanecer gay), Keep the Lights On (la trágica historia de encuentros y desencuentros de dos enamorados) y, claro está, la ya mencionada La vida de Adèle.
Otra película sobre el desamor que merece ser mencionada es Blue Valentine, cuyo punto fuerte es mostrar de forma paralela los procesos de enamoramiento y posteriormente desenamoramiento de una pareja.
Finalmente hay dos películas que mezclan el amor y la literatura con resultados dispares. La que da mejores resultados es (sí, lo has adivinado) Amor y letras, la segunda película de Josh Radnor (Ted en Como conocí a vuestra madre) en la que muestra que posee cierta sensibilidad y humor esquinado que recuerda, lejanamente, claro, a Woody Allen. La otra es Un invierno en la playa (Stuck in Love), que pese a sus múltiples aciertos parciales acaba resultando algo fallida.

Thriller/Acción

2013: El año en que abracé el exceso. (I)
Aunque ninguno es un thriller per se, llama la atención la acumulación de películas sobre la vacuidad de la sociedad actual refelejada por medio de unas estéticas fascinantes: Dolor y dinero (Pain & Gain) de Michael Bay, The Bling Ring de Sofia Coppola y Spring Breakers de Harmony Korine.
Dos thrillers psicológicos de manual ambos con componente sexual soterrado: Trance de Danny Boyle y Efectos secundarios de Steven Soderbergh. La película de Boyle resulta interesante pero acaba siendo demasiado farragosa y ridícula para mayor gloria de las sorpresas de la trama. La de Soderbergh, siendo una obra menor en su filmografía, compone una sólida intriga.
Imposible olvidarse de La noche más oscura. La película de Kathryn Bigelow es el mejor thriller político hecho en años y un ejemplo de instantánea y para nada simplista recreación de la Historia. Otras películas basadas en hechos reales son Capitán Philips y Rush. La primera es un thriller de realismo extraordinario con un gran Tom Hanks y con un maestro tras la cámara como Paul Greengrass pero algo falta de contenido bajo su espectacular fachada. Lo último de Ron Howard, Rush, no se trata de un thriller, sino de la encarnizada lucha entre dos pilotos de Fórmula 1 pero su estilo y su intensidad hacen que puede parecer uno.
El thriller policiaco por excelencia del 2013 ha sido Prisioneros. La película de Denis Villeneuve cuenta con todos los grandes elementos del género: ambientes sórdidos, personajes enigmáticos de pasado oscuro, complejidad, violencia y una trama que funciona como un reloj suizo.
Finalmente me gustaría reivindicar una película que en general ha sido muy maltratada e incomprendida, la fascinante El consejero. Hay que contemplar el último trabajo de Ridley Scott con distanciamiento irónico para comprender su peculiar sentido del humor y su grandilocuente estilo, que son el núcleo de una cinta en la que la trama principal es una mera excusa.

Documentales

2013: El año en que abracé el exceso. (I)
Increíbles historias como Searching for Sugar Man, Blackfish o El impostor, o emocionantes retratos de familia como Stories We Tell no han podido desbancar a The Act of Killing como el mejor documental del 2013. Probablemente la película, que no documental, más perturbadora de los diez últimos años.

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