Revista Espiritualidad

254.- "La memoria es una gran traidora."

Por Ignacionovo
Autor: Anais Nin. La noticia decía así: Investigadores de la Universidad de California-Irvine en Estados Unidos han conseguido implantar falsos recuerdos en algunas personas y han comprobado que la memoria humana es muy fácil de engañar. Los resultados del estudio demuestran que bastan algunas sugestiones para fabricar falsos recuerdos.
Creo -sin necesidad de aval científico- que todos sabemos que tenemos algún falso recuerdo inscrito en nuestra mente.
Provoca vértigo pararse a evaluar si lo que recordamos y damos por completamente cierto en nuestra vida (porque así nos lo dice nuestra memoria) realmente sucedió así y no hemos llenado con imaginación desbordante los posibles huecos ‘irrecordables’.
¿Nos engaña la memoria? Pues claramente, y lo podemos comprobar con facilidad en el vídeo de la frase del día, en el que el escritor y divulgador científico Eduardo Punset nos da una lección de hasta qué punto.
Y cuando se trata de cuestiones más o menos banales, tales como el lugar donde guardamos esto o aquello, el número de teléfono del dentista, el quehacer sin hacer, el recado desatendido, un nombre, un lugar, un dato; la cuestión es molesta, pero no dramática.
El problema se plantea cuando la memoria incide sobre recuerdos fundamentales que forman parte de nuestra biografía. Cuando estamos convencidos de que aquello que nos pasó, nos ocurrió exactamente igual a como lo recordamos, y nos resultaría decepcionante comprobar que quizá el tiempo ha propiciado que embellezcamos el recuerdo y lo reconstruyamos de una manera más espléndida a como fue.
Es humano, pero tengamos cuidado porque ese embellecer o magnificar o sublimar nuestros recuerdos, nos llevará también a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y así, alguien tendrá la tentación de echar el ancla en su pasado y recordar al amigo que ya no está -y que era ideal por supuesto-, el trabajo que tenía -y que era el trabajo perfecto-, la pareja que debimos de dejar o que nos dejo -y que resultaba magnífica e insustituible- o aquel ser querido que se nos fue y con el que ‘aún’ seguimos viviendo de alguna forma.
Nuestro presente no merece ese tipo de comparaciones.
Reflexión final: Respecto de su capacidad, se ha calculado que el cerebro humano puede almacenar información que llenaría unos veinte millones de volúmenes. Como en las mayores bibliotecas del mundo, aunque me temo, visto lo visto, que en esa biblioteca habrá mucha literatura de ficción.

Volver a la Portada de Logo Paperblog