Revista Coaching

292.- "Deja de pensar en términos de limitaciones y empieza a pensar en términos de posibilidades."

Por Ignacionovo
Autor: Ferry Josephson. Napoleón, desmedido todo él, aparte de déspota y soberbio entre otras lindezas que según la historia le adornaban, dejó dicho que imposible es una palabra para tontos.
Ya he definido al personaje, por lo que creo que dejo claro que no congenio en absoluto con él y puestos a admirar, hay una lista de cien millones de celebridades más dignas de admiración. Sin embargo, su frase contiene una verdad bastante probada y es el hecho de que para una gran mayoría hay cosas que resultan imposibles y más que por el hecho de que lo sean, por carecer del más mínimo estímulo para analizarlas, afrontarlas y superarlas.
Y mira que me empeño en advertir que antes de tiempo no hay que renunciar jamás a nada. Que sin haberlo intentado nadie debería de decir “no se puede hacer”. Pero ni caso. Por otra parte, y bien pensado, decir no de entrada supone la despreocupación que conlleva el abandono del más mínimo esfuerzo para trazar un plan que lo haga posible.
Hay un viejo cuento americano bastante aleccionador al respecto. Su título es “The Little Engine that Could”, algo así como “La pequeña locomotora que si podía”.
En la historia, un tren de con un gran número de vagones de mercancías va preguntando a diferentes locomotoras si podrían arrastrarlo más allá de la colina. “No puedo. Es demasiado para mí de un tirón”, contestaban una tras otra cuando eran preguntadas por el tren las enormes y poderosas locomotoras. Todas se excusaban y se negaban de entrada a pesar de que a priori eran potencialmente capaces de hacerlo, y así hasta que en su desesperación el tren preguntó a la pequeña locomotora azul protagonista de la historia. “Creo que puedo”, contestó.
Y comenzó su viaje mientras iba repitiéndose como una especie de mantra la misma letanía: “Yo creo que puedo, yo creo que puedo...” hasta que ascendió finalmente la colina y llevó los vagones al otro lado felicitándose así misma con estas palabras: “Pensé que podía, pensé que podía…”
Es un cuento para niños, pero no hace falta complicar los razonamientos en exceso. El que cree que puede generalmente está en lo cierto, igual que el que cree que no.
Reflexión final: “Dame un empleado del montón pero con una meta y yo te daré un hombre que haga historia. Dame un hombre excepcional que no tenga metas y yo te daré un empleado del montón.” (J.C. Penney)

Volver a la Portada de Logo Paperblog