Revista Regiones del Mundo

35. Hasta siempre Argentina

Por Lagunamov @Lagunamoc
El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos caminos sino en tener nuevos ojos.
En busca del tiempo perdidoEra 1 de octubre y me encontraba haciendo dedo en la carretera otra vez, rumbo hacia Uspallata. Un débil sol se asomaba con timidez entre las nubes, pero no hacía frío, era primavera y la temperatura no hacía más difícil mi tarea.
35. Hasta siempre Argentina
Lo bueno de haber empezado por el sur es que lo peor, en cuanto a temperaturas, ya me lo había quitado de encima. Tenia por delante casi un eterno verano. Cuanto más subía por el continente americano más calor hacia.
No había mucho tráfico, pasaban 3 o 4 coches cada cinco minutos. Ninguno paraba, pero era consciente de que en esa zona iba a ser muy difícil que me levantasen. Estaba cerca de una gran ciudad, Mendoza, y eso significaba que los conductores iban a ser más desconfiados.
Pero si algo me caracteriza (a parte de estar algo zumbado) es la paciencia, me senté, saqué las cartas y empecé a practicar el "shuffle" tal y cómo Maria me había enseñado en La Carmelita.
Ya casi lo dominaba, la parte final, esa en que las cartas vuelven para abajo, se me resistía, pero a veces lo conseguía. Así me entretuve casi cerca de dos horas.
Cuando veía un coche dejaba los naipes en el suelo, me levantaba y hacía dedo.Al fin, uno paró.35. Hasta siempre Argentina
-Vamos Calamaro, yo te llevo - Me dijo un hombre de unos 60 años que conducía una camioneta descubierta.
Lo de Calamaro me recordó una vez que, en la Carmelita, comiendo, Nicole al verme con gafas de sol se rió y dijo que entre los pelos que llevaba y las gafas me parecía al cantante.
Dejé la mochila grande en la parte de atrás y me subí.
-Voy a Mendoza chico. ¿Tú?
-Gracias por parar, voy a Uspallata!- Respondí mientras guardaba las cartas.
-Ah, español! Te dejaré en el desvío que hay justo antes de la entrada a Mendoza. Allí casi todos los camioneros que pasan son chilenos que van hacia la frontera.
Ese simpático señor me estuvo contando que su hermano vivía en Valencia y varias cosas del país argentino. No recuerdo mucho la conversación, pero sé que, cuando me dejó a la entrada de la capital de la provincia, me bajé pensando que había tenido un trayecto muy ameno. No tuve que forzar el diálogo en ningún momento y pillaba mis bromas.
-Suerte Calamaro! Seguro que algún camionero te lleva hasta el pueblo! Mucho gusto. - Me gritó mientras arrancaba y se perdía en el denso tráfico que había en la entrada de la ciudad.
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Crucé la carretera y vi que habían unos policias haciendo controles. Me acerqué a ellos para preguntarles si podía hacer dedo. Tuve una respuesta afirmativa, así que me puse a su lado para aprovechar el bloqueo. Eso haría que los conductores me viesen más y , efectivamente, no tuve que esperar mucho hasta que un camión paró. Genial! Desde mi trayecto a Puerto Madryn que no iba con un camionero!
Era mayor, tendría unos 60 años. Su cara era arrugada y tenia varias manchas de esas que la vida pone en tu rostro. Pero su cabello brillaba de un color dorado, no era blanco a pesar de la edad, tampoco lo era su bigote, me recordó a Hulk Hogan en bajito.
Al subirme noté algo extraño en su forma de hablar castellano. No entendía nada de lo que me decia. Hablaba un idioma desconocido para mí y que mi oreja no podía captar. Ese fue mi primer contacto con el acento chileno.
Él, en cambio, si que me entendía. Así que , hasta que acostumbré el oído, tuvimos una conversación absurda, pero luego pude entenderlo.
-Llevas tres meses en esta mierda de país po? Yo no aguanto ni dos semanas - Me dijo bromeando - La presidenta es una corrupta, la policia también y la gente es mala, raro que no te haya pasado nada haciendo dedo po, Argentina es muy peligrosa.35. Hasta siempre Argentina
No sé si lo sabéis, pero entre Argentina y Chile hay mucha rivalidad por el tema de las malvinas. En Argentina te hablan mal de Chile y en Chile mal de Argentina y, ese camionero, no iba a ser menos. 3/4 partes del trayecto se las pasó hablando mal de los argentinos.
-Lo único que tienen mejor son las mujeres po. Las argentinas son altas y culonas, todo lo contrario que la mujer chilena. Allí son más tetonas y bajitas, y ten cuidado mochilero, tú flaco y alto, hay sida en el norte, así que viste a tu caperucito antes de sacarlo a pasear po.
Eso último me hizo gracia y me empecé a reir. Mi compañero camionero, al ver que me reía, también lo hizo. El día se fue despejando y salió el sol mientras bajábamos al valle.
Pásamos a través de grandes cañones y por encima de grandes ríos. La tierra se volvió roja de repente y parecía que en cualquier momento nos iban a asaltar indios. El paisaje era de western. A las dos horas llegamos a Uspallata.
Se pasó el hostel en el que me quería hospedar y no sabía a donde ir, por lo tanto me dirigí al centro y busqué la oficina de turismo, allí me indicaron uno que era económico. Andé un rato y lo encontré.
Era una casa normal, si no hubiese visto el pequeño cartel de hostel en su entrada seguramente hubiese pasado de largo.
Piqué al timbre, nadie me abrió. Noté que la puerta estaba abierta y entré. En el salón no parecía haber nadie. Golpeé la puerta para hacer ruido y...nada. Grité un ¿hola? (Que me salió más potente de lo planeado) y entonces escuché un ruido que provenía de la planta de arriba y una chica rubia se puso delante de mí. Era alta y sus ojos eran azules.
-Oh, has tardado mucho en llegar. Te esperaba para ayer. - Me dijo con un acento muy extraño.
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Me la quedé mirando examinando su cara y tratando de reconocerla. No sabía de qué me estaba hablando, definitivamente no la conocía de nada.
-Perdona, creo que te confundes de persona. ¿Dónde está el propietario? - Le respondí con la cara de gilipollas que me había dejado.
-No ,no, no me equivoco. Tú me enseñaste la música esa tan bonita, estoy segura.
¿Música? Pensé y pensé, pero no sabía de lo que me hablaba. Intenté razonar un rato con la chica y no conseguí nada, así que llegué a la conclusión de que estaba zumbada. Cuando ya había abandonado toda la esperanza, otra rubia (guapísima por cierto) bajó por las escaleras. Me recordó a la agente Dana de Fringe.
-Tú perdonar, mi amiga no saber lo que dice, drogas,marihuana.
Aleluya! Alguien "normal" con quien hablar y que me daba una explicación coherente.35. Hasta siempre Argentina
-Jajaja, ya empezaba a pensar que estaba en un caso Fringe o algo. - Le respondí.
Me miró extraño y se rió. Creo que, extrañamente, había visto esa serie de televisión. Me estuvo contando que el dueño del hostel se pasaba por las noches, pero que me podía hospedar allí sin tenerlo que esperar, estaban ellas dos solas y había muchas camas libres en su cuarto.
Como era económico acepté y subí a dejar mis cosas. El resto del día lo pasé con ellas, eran holandesas y estaban viajando por sudamérica también.
Mientras hablaba con ellas, mi primera mala impresión se fue diluyendo y pasamos una gran noche en aquel lugar. Eran muy divertidas y simpáticas (y muy hippies) ,me estuvieron contando que ellas habían intentado hacer dedo hasta que un camionero casi las intentó violar. Entonces pararon y siguieron el viaje cogiendo buses.
Cenamos juntos, bebimos un rato, jugamos al Jo Mai Mai y nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente, sobre las 7 am, nos despertamos a la vez y decidimos ir al Aconcagua. Cogimos un micro y fuímos directos hacia el parque natural.
La nieve cubría las cumbres de la cordillera, pero el parque era transitable y hacía un sol radiante. Lo que nos permitió gozar más de la belleza de la cima más alta de los andes. Era impresionante. Encima, tuvimos suerte, pues durante esa jornada era gratis la entrada!35. Hasta siempre Argentina
35. Hasta siempre Argentina
Nos lo recorrimos entero hasta llegar a una especie de puente en el que ponía:
"No pasar, puede ser multado si no sigue esta indicación".
Pero no me pude resistir, tenía pinta de haber unas vistas estupendas en el otro lado,así que convencí, sin mucho esfuerzo, a las holandesas y pasamos a través del puente.35. Hasta siempre Argentina
Al cabo de una hora de caminata, llegamos a una especie de fuente. Como había una señora vista desde allí de las faldas de la montaña, decidimos sentarnos a comer. Una de las chicas, se sacó las bambas y puso sus pies en remojo, cuando los acababa de meter gritó risueñamente:
-El agua está caliente!!! Venid!
Me acerqué y era verdad. Eran unos baños naturales. Sorprendidos y felices, nos metimos a darnos un baño en aquel lugar. Mala idea, el rato que estuvimos adentro fue muy divertido y curioso pero, al salir, pasamos un frío de narices. Estábamos a mucha altitud y se notaba, pero bueno, mereció mucho la pena y fue todo un hallazgo.
Por miedo a la multa, al secarnos decidimos volver. Eran las 13:00 PM, lo que nos daba 4 horas muertas antes de poder coger el micro de vuelta. Fuí al segurata del parque y le pregunté si sabía si había algo más que hacer por allí.
-Si, claro, tienes el puente del inca a 3 kilómetros. Coge la carretera y ve hacia el este.35. Hasta siempre ArgentinaLe hicimos caso y pusimos rumbo a puente del Inca. Pero, nada más empezar a caminar por la carretera, divisamos una antigua vía del tren que iba en la misma dirección y que poseía mejores vistas. Les hice un gesto con la cabeza y las holandesas entendieron que quería ir por allí, se rieron y cruzamos hacía los railes.Fue una caminata sensacional, llena de túneles de madera y de puentes semidestruidos. Faltaba Clint Eastwood para darle un toque más auténtico a aquello.
Además, ocurrió algo inesperado. A las lomas de puente del inca, nos encontramos con un autobús abandonado enmedio de la nada, estaba pintado como un tigre y parecía llevar muchos años allí. -Mira Teo, ser como tu blog, Into the Wild jaja - Bromeó una de las dos.35. Hasta siempre Argentina
Nos acercamos y entramos. Había restos de botellas de alcohol, pero parecía habitable. Me hubiese gustado saber la historia de aquel vehículo, pero no había nada que nos diese ninguna pista. Como nos sobraba el tiempo y estábamos cansados de caminar, nos echamos una siestecilla allí dentro como homenaje a Supertramp.
Al despertar bajamos al pueblecito. Encontramos fácilmente el puente y nos plantamos a observarlo. Era magnífico, un puente natural dorado que los incas utilizaban para cruzar el río. Su color y su forma impresionaban mucho, era difícil digerir que fuesen naturales, que la mano del hombre no hubiese tocado eso nunca.
Mientras estábamos hablando sobre el monumento y admirando su paleta de colores, un grupo muy numeroso de turistas se acercó. Venían, se ponían de espaldas al puente, se hacían "selfies"( o como se escriba) y se iban.35. Hasta siempre Argentina
No paraban de llegar y de repetir el proceso, ni siquiera miraban aquella maravillosa creación natural que tenían delante. Empecé a indignarme. De hecho, me daban asco. La sociedad les había consumido e influído tanto que ya no hacían las cosas por la cosa en sí, o sea, ir al puente del inca para observarloy admirarlo, sino para enseñar que han estado allí y fardar de ello.
Las ansías de reconocimiento habían podrido las raíces de su cerebro y solamente iban allí para enseñárselo a los demás. Les importaba tanto la opinión de sus semejantes que con una foto les bastaba. Iban, se sacaban el selfie y se marchaban sin ni siquiera mirar el antiguo camino de los incas.
No pude aguantar mucho tiempo viendo tal show, iba a explotar y me daban ganas de decirles algo, así que le pedí a las holandesas que esperásemos el micro en otra parte. No entendieron nada pero me siguieron. Tenía que huir de allí.
Cada vez tengo más claro que no quiero vivir en una ciudad, me estoy volviendo algo asocial con los años y es por cosas como estas, el tan famoso postureo está convirtiendo a las personas en falsos monos. En cuanto pueda me compraré algo a las afueras de Barcelona, estoy seguro de ello.
Nos sentamos en la orilla de la carretera hasta que llegó el bus.35. Hasta siempre Argentina
Al día siguiente me despedí de las dos chicas y me puse a hacer dedo hacia Santiago de Chile. Fue un a dedo muy duro y poco emocionante, incluso me llegué a quemar la cara de estar tantas horas al sol. Estuve desde las 10:00 Am hasta las 18:00 Pm esperando a que me recogiese alguien en mitad de la montaña. Fue muy desolador. Cuando ya estaba cerca de abandonar, un camión lleno de coches paró y me dijo que subiese.
- Un gallego, he recogido a un gallego! - Decía por el teléfono. Colgó y empezó a darme conversación.
A los 20 minutos paró a un lado del arcén y empezó a llamar por teléfono. A ver, los camioneros siempre me hablaban de mujeres y de ser conquistadores, pero yo nos los creía. Ese me demostró que era verdad.
Estuvimos parados cerca de 60 minutos porque el tío tenía que llamar a sus amantes en el lado argentino debido a que le salía más barato. Llamó por lo menos a 10! 
35. Hasta siempre Argentina
Le pregunté si estaba casado y me respondió:
-Claaaaro, pero a la legal no la llamo.
Eso me hizo reir, pero no porque me pareciese gracioso, sino por lo contrario, era lamentable. Seguía con una mujer a la que engañaba, en esa relación la confianza seguro que brillaba por su ausencia. Cuando llamó a todas arrancó.
Íbamos directos hacia los andes, nos estábamos acercando a un túnel que los atravesaba para pasar a Chile. Eran mis últimos minutos en tierra Argentina.
-Al final de este túnel en el que vamos a entrar ahora, está Chile- Me avisó.
Entramos y se hizo la oscuridad, empecé a recordar todas las increíbles experiencias que había vivido en Argentina, toda la gente que me había ayudado y todo lo que había aprendido. 35. Hasta siempre Argentina
Ushuaia, todas las personas que me habían ayudado a subir hasta Puerto Madryn, las ballenas, la pareja de coreanos, Luca, Juan, Vincent, Arriba la Luna, Ismael, Nadia y su pequeño, Ana, Charlotte, los lagos de Bariloche, el borracho, Nicole, los voluntarios de La Carmelita, el vino, Ría y los otros perros, los caballos y las holandesas.
Un destello de luz me indicó que ,tras tres meses , había dejado el primer país de mi aventura, pero estaba seguro de que algún dia volvería, me había encantado y había conocido a gente fantástica allí, personas de verdad que me habían demostrado que todavía habían cosas por las que luchar. Y así acabó la parte más austral de mi viaje.


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