353.- "La acción es lo único que tiene valor. Soñar que se juega al tenis no es nada. Leer libros de tenis no es nada. Jugar al tenis es un gran placer."

Autor: André Maurois. Según una reciente encuesta llevada a cabo en EE.UU., de todas las personas que adquieren libros de autoayuda o superación (decenas de miles como comprobamos habitualmente en las listas de ventas), el 89% no pone en práctica jamás ninguna de las recomendaciones que sugieren. La pregunta es evidente: ¿para qué o por qué se compran dichos libros, si luego su contenido no tendrá una aplicación práctica ni contribuirá a cambiar las condiciones de vida de quienes los compran?
Me apasionan las contradicciones del ser humano. En realidad no necesitamos que nadie nos diga lo que hay que hacer con nuestra vida (la mayoría ya sabe o intuye al menos, qué sería lo mejor), sin embargo, buscamos lugares concretos en los que eso que pensamos se refleje taxativamente y corrobore nuestro razonamiento. Una segunda o tercera opinión nunca está de más, pero resulta que una vez que ya hemos contrastado nuestra teoría, nos desentendemos de ella y no sacamos fuerzas suficientes para aplicarla. Si sabemos lo que hay que hacer y no lo hacemos, no habrá que buscar el estimulo fuera, sino dentro de nosotros.
Es loable la intención de cambiar que nos impulsa a comprar un libro de autoayuda o a recurrir a cualquier terapia de superación, porque significa que hemos detectado que algo anda mal y buscamos una vía para solventarlo. No todos tienen ese coraje, quede claro, pero, ¿por qué la intención de renovarse se marchita una vez se pliega el libro o termina la sesión? El esfuerzo y el deseo son la clave.
Por lo que respecta al esfuerzo, no defiendo el hecho de estar peleando con la vida permanentemente y que los días resulten un derroche de sudor incesante en los que no se disfrute apenas del placer de vivir, pero tampoco podemos pretender ganar ninguna carrera de velocidad sólo con la lectura de un libro sobre la teoría de cómo se ha de correr. Situarnos en los tacos de salida con el simple bagaje del estudio de la parte teórica del asunto, es hacer oposiciones al ridículo.
Y el deseo. Cuando tras decidir que uno quiere algo para su vida y no vas tras ello, a lo mejor, y que nadie se enfade conmigo, no se desea lo suficiente. Puede ser una simple idea que sobrevuela nuestro pensamiento, pero que si no ocurre, tampoco pasaría nada. ¿Recuerdas cuando deseabas algo febrilmente, ya fuera una persona o un objeto o un proyecto…? no podías pensar en otra cosa, ¿verdad? Pues ese es el tipo de sentimiento necesario para lograr lo que verdaderamente queremos que ocurra en nuestra vida; desearlo de tal manera, que duela no tenerlo.
Reflexión final: hay que ser leales a nuestro pensamiento y constantes en lo que pretendemos. La autoayuda lo es, porque nadie puede hacer lo necesario por nosotros. Lo cierto es que nunca encontrarás las soluciones perfectas en ningún libro (o blog) y es más, si crees de verdad en lo que tienes que hacer, te sobra todo lo demás.