Revista Coaching

369.- "La perfección se alcanza no cuando no hay nada más que añadir, sino cuando no hay nada más que quitar."

Por Ignacionovo

Autor: A.S. Exupery. Un lector del blog me envío este párrafo que transcribo y que me pareció que retrataba perfectamente nuestro modo de vida actual: “Hoy en día, gastamos más, pero disfrutamos menos. Casas más grandes pero familias más pequeñas. Tenemos más compromisos, pero menos tiempo, más conocimientos, pero menos juicio. Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero a cambio de haber reducido nuestros valores.”
Queremos más de todo. De hecho, cuanto más mejor. No queremos vivir, debemos de vivir al límite, con el fin de encontrarle algo de sabor a la vida. Rechazamos la pobreza de las emociones simples y pretendemos multiemociones. El amor ha de ser superlativo, y si obtenemos un triunfo, apenas lo reposamos y ya vamos en busca del siguiente. Introducimos en nuestras vidas más objetos de los que podemos llegar a disfrutar sensatamente, con el reposo y el deleite necesarios y nos creamos nuevas necesidades que conllevan a constantes nuevas obligaciones. Lo importante parece que es acumular (no importa qué) y sentir que no nos falta de nada. Pero, ¿de verdad que no nos falta de nada?
La auténtica solución a este enigma que llamamos vida, creo que no se encuentra en la capacidad de añadir, sino en la de restar. Es decir: desembarazarnos de las cosas superfluas y prescindir y no estar atados a lo menos importante, para paladear lo que verdaderamente si que importa.
Imaginemos un armario en el que hemos ido atesorando todo lo que creímos indispensable incorporar a nuestra vida. E imagina ahora que de ese armario vas sacando y vaciando todo aquello que no te es esencial para ser feliz, ¿qué sacarías?
Quizá llegues a la conclusión de que lo que te provoca y te otorga la verdadera felicidad -lo que dejarías dentro de ese armario, para entendernos- como elementos básicos de subsistencia sin los que no podrías vivir, son tal vez las cosas que más descuidas cada día.
¿Qué hacen por ejemplo el rencor, la rabia o el resentimiento, dentro de ese armario? ¿Por qué guardas todavía una caja con el egoísmo? ¿para qué conservas la tristeza o por qué aún están colgados en perchas tanto el dolor como el fracaso? ¡Saca todo eso de ahí rápidamente y libera tu mente de lastres! Organiza el armario y vacíalo de cosas inútiles que ocupan espacio y que sería deseable que nunca llegaras a usar.
Decía un afamado compositor, al que felicitaban por la hermosa partitura que había creado, que lo más difícil a la hora de componer no era el proceso de ir creando notas inspiradas y enlazarlas de forma armónica; eso para él resultaba sencillo. Lo más complejo de todo su trabajo, confesaba, era una vez culminada la tarea, quitar las notas innecesarias que sobraban y cuya ausencia conseguiría dar forma a la obra perfecta.
Reflexión final: si hemos descargado ese armario del que te hablaba, de aquello que ya no te hace ninguna falta, genial. Procura no volver a llenarlo pronto de nuevo. Deja siempre hueco libre en él, pero sólo para aquello que de verdad contribuya a hacer de tu vida, no un almacén de objetos y sentimientos inservibles, sino un perfecto mundo de emociones inolvidables.


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Por  Armando Rodriguez Salazar
publicado el 22 septiembre a las 16:05

que aburrido has de tener 90 años las emociones intensas aunque sean negativas, son las que nos hacen sentir que estamos vivos!!