Revista Diario

5 años para que el Peque duerma toda la noche del tirón

Por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient

Como adelantaba ayer por Facebook, hoy iba a dar una noticia que hemos esperado durante años 😉

¡Mi hijo pequeño ya duerme toda la noche seguida! 5 años para que el Peque duerma toda la noche del tirón. ¡5 largos años!

En abril de 2014 me preguntaba cuándo llegaría ese día en el que mi hijo pequeño durmiera, de manera habitual, sin ninguna interrupción hasta la mañana siguiente. Por aquel entonces el Peque tenía dos años y era evidente que el hito estaba lejano, muy lejano. En marzo de 2016 os hacía un resumen de como estábamos (sin dormir, se entiende): cuatro años de fiesta nocturna non-stop. El humor nunca nos ha faltado, sin duda.

Hoy, por fin – no sin cierto miedo a que al decirlo en voz alta se estropee la magia – me atrevo a contaros que definitivamente el Peque está durmiendo del tirón toda la noche, enterita, ¡todos los días! desde hace meses. Y que en conseguir este hito hemos tardado la bonita cifra de 5 años.

Cronología de pequeños avances

Os recuerdo cómo ha ido evolucionando el sueño del pequeño:

  • Durante la primera semana de vida, no durmió ni un minuto ninguna noche. Abría los ojos como platos a las 12 en punto y no los volvía a cerrar hasta el amanecer. Mensaje más claro no nos pudo lanzar.
  • Cuando llegamos a casa, yo dormía en la cama con Mayor y el Peque en su minucuna al lado. Entonces Mayor empezó a despertarse porque… pues qué se yo, porque siempre había dormido como un tronco y nada le despertaba. Fue una época muy muy dura para él, los celos le golpearon muy fuerte. Fuera por el motivo que fuera, empezó a despertarse cada vez que le daba el pecho al pequeño o si daba la luz para cambiarle. Es decir, constantemente.
  • Poco tiempo después Mayor decidió irse a dormir a su cama y a su habitación y casi al mismo tiempo dejó de necesitar nuestra presencia para quedarse dormido. Volvió a su esencia de niño de mucho dormir y no despertarse ni con una bomba.
  • Durante los dos primeros años, el Peque se estuvo despertando 10, 20, 30 veces cada noche… Tantos que ninguna persona humana podría ser capaz de llevar la cuenta. Despertares cada 10 minutos, cada 15 minutos, cada 20 minutos… Esos dos primeros años fueron una tortura, no hay otra palabra para definirlos.
  • A partir de los dos años y medio (casualmente con la misma edad que su hermano), el Peque decidió acabar con el colecho y empezar a dormir en su cama y en su habitación. En lo que no imitó a su hermano fue en dormirse solo. El siguió necesitando tetita para dormirse y cuando dejó la tetita (con tres años y medio), ha seguido necesitando que me tumbe con él en la cama.
  • El traslado a su habitación no supuso que dejara de despertarse. Pero sí es cierto que pasó de despertarse 10-15 veces por noche a despertarse unas 3 de media. Un cambio muy importante. Sí, ciertamente darse esos paseos por la noche no apetecía nada, pero por lo menos empecé a encadenar horas de sueño, no minutos.
  • Con 1-3 despertares cada noche hemos estado hasta principios de año, es decir, desde los dos años y medio hasta casi los cinco años. También ha sido una época en la que el Mayor ha tenido algún despertar esporádico en el que hemos tenido que tumbarnos con él en su cama, al menos un rato, porque tenía miedo. En este tiempo algunas noches en el primer o segundo despertar venía a nuestra cama y ya continuaba allí durmiendo. Otras veces nos pillaba aún trabajando (hemos trabajado muchísimo de noche) y entonces le devolvíamos a su cama. Pero muchas noches, si nos pillaba durmiendo, se acoplaba entre nosotros y ya nos dábamos cuenta por la mañana, así que por lo menos eran despertares silenciosos y no a pleno pulmón como sucedía a menudo.

Llegó el gran momento de dormir toda la noche del tirón

Así es como llegamos a principios de 2017. Empezó a encadenar muchas noches seguidas durmiendo del tirón, más o menos desde las 21h hasta las 8h.

Alguna noche quizá nos llamaba porque había tenido un sueño, o se levantaba a hacer pis, pero de forma muy infrecuente. Y de pronto nos dimos cuenta, en torno a la primavera (que es justo cuando cumplía los 5 años) que hacía ya mucho que no nos llamaba por las noches.

Tengo la sensación de que la última fase ha sido todo un baile de camas. Como siempre os he dicho en estos años, si algo ha salvaguardado mi cordura, y nuestra cordura como pareja y padres, ha sido el humor. No pocas noches hemos acabado llorando de la risa ante el continuo trasiego de uno y otro. Y qué gran medicina, os lo aseguro, llorar de la risa y no de pena, porque estar sin dormir día tras día es para llorar y mucho.

Cómo han sido estos años sin dormir

Os voy a confesar que esto sí me produce tristeza: no me acuerdo de nada.

Lo peor de estos años sin dormir no es lo mal que lo he pasado física o mentalmente sino que estaba tan agotada que no recuerdo apenas nada. Tengo los recuerdos muy confusos, borrosísimos, confundo fechas, confundo los hitos del uno con los del otro… Tengo la sensación de haberme perdido muchas cosas. Pero que a lo mejor no me las he perdido, ojo, sino que simplemente no las recuerdo.

Yo, que siempre he tenido una cabeza privilegiada, con memoria fotográfica, muy atenta al detalle, que jamás he apuntado nada en un papel ni he tenido una agenda… Creo que de aquella persona ya no queda apenas nada. Los últimos años de mi vida están envueltos en una nube, que sólo me permite recordar sensaciones: calor, amor, el olor de bebé, el tacto, los sonidos… pero hechos concretos… Prácticamente ninguno y todos enredados.

Qué queda por pulir

En uno de los últimos posts sobre el sueño de mis hijos comenté que yo ya no espero nada, que es la mejor forma de dejar de sufrir por todo aquello que no llega.

Así que tal como no esperaba que empezara a dormir del tirón, tampoco espero que termine de pulir flecos. Que sé que lo hará, pero no sé cuándo.

Me refiero a dos cosillas en concreto:

  • La primera, sería estupendo que pudiera dormirse solo. Hasta el momento, me acuesto con él en la cama, hacemos lo mejor y lo peor del día y me quedo un rato hasta que se duerme. Normalmente tarda muy poquito. Ahí ya me levanto y hasta la mañana siguiente. Alguna vez se ha dormido sólo, sobre todo cuando él conscientemente ha tomado la decisión, por ejemplo cuando yo me operé en febrero y no me podía tumbar con él. Pero han sido muy poquitas veces. Se que puede hacerlo pero de momento no ha llegado al nivel de confianza que necesita para acostarse solo y esperar a que le venga el sueño sin pasarlo mal.
  • La segunda, sería estupendo que se levantaran más tarde. Esto se lo aplico a los dos. Llevamos años padeciendo que se levanten en torno a las 8 tanto si es fin de semana como si es festivo, Navidad, vacaciones de verano… Ha habido algunos días que excepcionalmente han amanecido más tarde (de hecho este sábado se levantaron a las 10) pero lo normal es que antes de las 8 estemos en pie.

Qué hemos hecho para llegar a dormir del tirón

Lo único que hemos hecho ha sido fluir.

Que es exactamente lo mismo que hacemos en cualquier otro aspecto de la crianza de nuestros hijos: intentar empatizar, no estigmatizar los procesos naturales de los niños, acompañar con cariño, tener muchísima paciencia y repetirse como un mantra que todo llega.

Pienso que es importante también que nos repitamos mucho algo muy obvio pero que a veces se nos olvida: los adultos somos nosotros. Nuestros hijos no han pedido venir al mundo, y desde luego no han venido a hacernos la vida difícil. Nadie tiene la culpa de lo que está pasando. El niño no tiene la culpa de despertarse y necesitarte y tu no tienes la culpa de estar hasta el moño.

A mi me encantaría daros una fórmula mágica pero no creo que la haya.

Por otro lado, se de sobra lo mal que sienta que alguien te diga que todo llega cuando tu estás que no puedes más. A mi no me hubiera consolado un ápice en esas noches de tortura saber que a los cinco años ya dormiría del tirón, porque yo en ese momento necesitaba que se durmiera inmediatamente, no años después.

Lo único cierto es que cada niño tiene un proceso de madurez para todos los hitos de la infancia y, si lo respetamos, podemos criar con amor y sin lágrimas. Que habrá a quien le parezca una tontería, pero para mi es la base de todo.

En fin, que estoy muy contenta de poder compartir este hito con vosotros: ¡Mi Peque de 5 años por fin duerme toda la noche!


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