Cuando los chicos aprenden a escribir y a leer, como mamás nos sentimos orgullosas. Es un hito en la vida de los pequeños. Incentivamos el momento de miles de maneras.
Los niños van pasando de escuchar cuentos a leerlos y ahí usan toda su imaginación en la creación de los personajes. Me encanta verlos leer y que se les haya abierto un mundo infinito, ahí a su alcance.
Habiendo aclarado eso, hay cinco cosas que tuve que cambiar a partir de la nueva habilidad de mis pequeños angelitos:
- Deletrear palabras: en casa, cuando queremos hablar entre nosotros, y que no nos entiendan los niños, hablamos en otro idioma (hasta que lo aprenden) o deletreamos las palabras, hasta que saben leer y ya no se puede más. “Te entendí mamá, no podemos ver la película porque tiene escenas de s-e-x-o”.
- Guardar libros solo para adultos, aunque sean de texto: me gusta leer, de todo un poco, aptos para menores y algunos no tanto. Entonces no todo queda a la vista ni a su nivel.
- Cambiar el final de los cuentos: hay libros de cuentos que no terminan bien o en la mitad pasa algo que me rehúso a repetir. Cuando leen sus propios cuentos se dan cuenta de que no leía en forma correcta, resumía mucho la historia, o que el mundo es mucho más cruel de lo que les estaba contando.
- Explicar los envases de los jugos: preguntan “cómo puede ser que el jugo de naranja tiene solo 10% de jugo, ¿por qué tomamos esto?”. Tengo hijos que leen, piensan y critican. Ahora, que me critiquen a mí ya no sé si me gusta tanto. .
- Ver películas o series subtituladas: leen, ya entienden, adiós series para grandes cuando están los peques. Antes las que tenían lenguaje para adultos pasaban igual. Nosotros las veíamos mientras ellos hacían otras cosas. Eran otros tiempos.
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