Revista Europa

5 Días en París. Día 2

Por Oviversai

Hola curiosos por París.

En el primer día de este viaje os contaba que tuve que ir una semana a París gracias a mi nuevo trabajo y os hablé de los medios de transporte parisinos, del barrio Le Marais, del Centro Pompidou, del Hôtel de Ville y de Notre Dame. Como París tiene mucho más de lo que hablar, aquí os cuento el segundo día que pasamos en la capital de la luz.

Durante toda nuestra estancia estuvimos recorriendo a un lado y a otro las orillas del Sena, río al que también se le conoce como el alma de París. Diversos barcos, embarcaciones y cruceros navegan sus aguas día y noche. Desde la orilla se puede ver a turistas y lugareños disfrutando del recorrido en barco mientras se deleitan con el paisaje urbano que ofrece esta ribera tan urbanita. Me pareció muy curioso que muchos de los barcos fueran barcos-restaurante, los cuales eran acristalados y se podía ver a los comensales nutrirse mientras navegaban… Sinceramente, me recordó al zoo.

MARTES

5 Días en París. Día 2

La Place de la République me pareció una maravilla imponente. Actúa como sólido centro de una rotonda y la verdad que me llevó su tiempo sacar una foto en la que no se viera el abundante tráfico. La figura femenina que podemos apreciar es la Marianne de la República Francesa.

Cogimos el metro en République para ir a ver la gran obra de Gustave Eiffel, la Tour Eiffel.

5 Días en París. Día 2

Dicha torre se ha convertido en el símbolo moderno de esta capital europea, procedente de la exposición universal de 1899. Por todos es sabido que primeramente esta famosa obra arquitectónica del paisaje parisino fue rechazada por el público, llegando a denominarla “el espárrago de hierro”. Pero su utilidad para el campo de la radiotelegrafía le permitió limpiarse la mala reputación ganada por su aspecto y con los años se ha vuelto el icono de París.

Tengo pendiente volver para poder adentrarme en su interior y ascender por ella hasta tener París bajo mis pies.

El mayor reloj solar sobre la tierra se yergue en el centro de la Place de la Concorde. El obelisco de la Concorde, procedente del Templo de Luxor, es este famoso reloj de sol. En la plaza donde reside este regalo venido desde Egipto, fueron decapitados entre otros el rey Luis XIV, María Antonieta y Robespierre. Otro dato interesante es que las piedras de esta plaza son las de la prisión de la Bastille.

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Uno de los espacios verdes que recorrimos bajo el sol abrasador fue el Jardin des Tuileries, de tejas. En medio de este representante del jardín de estilo francés descansamos a la sombra en una de sus cafeterías, desde la cual pudimos ver cómo cuervos, palos y aves como la de la foto (supongo que es una prima de las palomas) revoloteaban de un lado para otro.

Yendo hacia el Louvre echamos la vista atrás, al igual que el Cid durante su destierro, y en la lejanía, en perfecta línea recta, se alineaban el Obelisco de la Concordia y el Arco del Triunfo. A pesar de encontrarnos al otro extremo, eran patentes sus 50m de alto y 45m de ancho. Se veía gigante, así que estando en sus inmediaciones tiene que ser abrumador encontrarse en la rotonda más grande del mundo.

Este eje histórico de la ciudad finaliza en el Arco de la Defensa, pero yo no lo llegué a ver. No sé si era porque no llevaba gafas o porque simplemente está demasiado lejos.

En el otro extremo de este eje histórico o vía triunfal, es decir, donde estábamos nosotras, teníamos las espaldas del Arco del Triunfo del Carrusel (Arc de Triomphe de Carrousel) y el Louvre con su pirámide de cristal.

El Arc du Carrousel lo mandó construir Napoleón para conmemorar los éxitos bélicos y los caballos dorados que lo coronan proceden de Venecia.

5 Días en París. Día 2

Como veis en la foto, asoma tímidamente la pirámide de cristal de Leoh Ming Pei. Me sentí totalmente metida en el Código da Vinci de Dan Brown. Por descontado, entramos, aunque los martes el Louvre cierra, pero deambulamos por su zona habilitada como centro comercial y, además de huir del sol asfixiante, vimos la pirámide desde abajo. Sólo nos faltaba el profesor Langdon o Tom Hanks, quien prefiráis. Ja, ja, ja.

El Louvre es gratuito el primer domingo de mes en temporada baja. Así que ya tengo plan los domingos de octubre a marzo. Pinchando en lo azul os dejo el enlace sobre Museos gratuitos de París.

Mientras esperábamos a que amainara el calor infernal, nos fuimos a un BHV. Un centro comercial que para mí fue un equivalente al Corte Inglés pero mucho más grande y con una planta gigante dedicada única y exclusivamente a ¡¡¡papelería!!! Obviamente me perdí en esa planta entre tantas libretas, agendas, bolis, estuches… tan cuquis.

El calor nos dejó tan sumamente agotadas que acabamos rendidas en el apartamento. A la mañana siguiente teníamos que madrugar porque había que ir a Versalles para firmar nuestro contrato de trabajo. Así que fuimos responsables y dejamos la noche parisina para el día siguiente.


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