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5 razones posibles por las que no estás escribiendo

Por Lorena White @lorenagwhite

Cada vez me encuentro con más personas a las que todas mis ideas sobre tener un blog les parecen fantásticas, pero que se muestran un poco decepcionados porque, al intentar montar su blog por su cuenta y hacerlo real, resulta que terminan abandonándolo, que no lo actualizan como deberían o que se terminan de poner a escribir y tienen diferentes razones para no acabar haciéndolo.

Un blog tiene muchas cosas divertidas, buenas y sencillas de llevar a cabo, pero son las menos. Lo que más tiene es trabajo, constancia y paciencia y probablemente, escribirlo y nutrirlo de contenido sea mucho más duro de lo que mucha gente se piensa. La falta de práctica o de planificación, la falta o el exceso de ideas o quizá la ausencia de disciplina, pueden ser algunas de las muchas razones por las que alguien que se ha planteado tener (y mantener) un blog, acaba dejándolo. A veces es simplemente falta de compromiso pero yo sé que tú, que me lees, no tienes ese problema.

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Tienes la decisión tomada, la ilusión e incluso la idea más o menos esbozada de lo que quieres. Tienes las ganas y la pasión, la valentía de afrontar que es esto lo que quieres hacer y mostrar al mundo y, sin embargo, en este momento estás aquí, leyendo esta entrada y no escribiendo tu blog. Bueno, quizá no todos los que estáis leyendo os sintáis identificados con lo que acabo de decir, pero por si acaso, por si tú sí que te has visto retratado en estas palabras, hoy te traigo 5 posibles razones por las que no estás escribiendo y sus 5 soluciones o tips prácticos. ¡Que te sirvan!

1. El bloqueo del escritor:

Todo el mundo que se dedica a escribir, siente en algún momento que las ideas no fluyen en su cabeza como deberían, que no son capaces de escribir dos frases seguidas con cierto sentido o que “no tienen inspiración”. A toda esta serie de sentimientos que, en definitiva, nos impiden escribir, se le llama “bloqueo del escritor” y todos lo hemos sufrido alguna vez. Es normal que, de vez en cuando, nos sintamos bloqueados, porque no somos máquinas perfectas. Para superarlo, apúntate estos consejos:

– Haz otras cosas: a veces nos empecinamos tanto con que queremos escribir, que acabamos saturándonos de más. Despeja tu mente haciendo otras cosas que no tengan que ver con la escritura.

– Lee: leer es una de las mejores formas de inspiración y evasión que existen. Leyendo distraes tu mente pero, a la vez, llenas tu cabeza de conocimientos.

– Utiliza la técnica del brainstorming: cuando quieras escribir y no te salgan las palabras, lleva a cabo una tormenta de ideas que te ayude a inspirarte. ¡Créeme, funciona!

2. La falta de planificación:

Es muy común que fijes unos días de publicación en tu blog que, en tu mente, son perfectos. Sin embargo, cuando quieres ponerte manos a la obra, te cuesta mucho mantener dicha rutina. Sobre todo porque, el día que te toca publicar algo, te sientas a escribir y te das cuenta de que, en realidad, no tienes nada que decir (o al menos, no lo sabes todavía).

– La mejor solución para la falta de planificación no es otra que empezar a planificarse. Fija en un calendario los días de publicación en tu blog y después intenta asignarle un tema a cada día. Da igual que no sepas exactamente qué tipo de post será o cómo vas a escribirlo, pero por lo menos, ya tienes la idea pensada.

– Si, además de planificarte, piensas, organizas, te documentas y redactas con un poco de tiempo tus posts (ya sabéis que soy muy fan de la cantidad de tiempo libre que se malgasta en, por ejemplo, el transporte público), mucho mejor.

– Haz un esquema de tus posts primero en papel, es la mejor estrategia para pasar tus ideas de la mente, al papel.

3. El miedo a escribir mierda (y el miedo a que te lean):

Hemos hablado muchas veces del miedo y uno de los miedos más paralizantes que existen para alguien que escribe un blog, es el miedo general al qué dirán o qué pensarán las personas que lo lean y, en el caso de ser bastante autoexigente, el miedo que da escribir contenido de mala calidad.

– Lo mejor es que empieces a deshacerte de esos miedos que te paralizan y no te dejan ser tú mismo escribiendo. Escribir con miedo no es nada productivo e incluso, si llega a ser demasiado irracional, puede hacer que nos bloqueemos mucho más de la cuenta. Relájate y disfruta!

– Pierde el miedo a que te lean: no estás haciendo nada malo, es más, estás haciendo algo bueno para ti y para la gente a la que va dirigido tu blog. Deja de llevar tu blog en secreto. ¡Enséñaselo al mundo!

– Exígete, pero no demasiado: está bien tener un listón de calidad fijo y tratar de alcanzarlo siempre, pero no busques la absoluta perfección en todo lo que hagas. Correcto, hecho o acabado, es mucho mejor que perfecto.

4. La falta de práctica:

Hay gente que desecha la idea de tener un blog porque dice que no se le da bien escribir. Sin embargo, lejos de ser el talento divino que muchos se piensan, la escritura puede ser algo parecido a un músculo que se entrena. A escribir se aprende escribiendo, y puede que no tengas ni la facilidad ni la soltura que tienen otras personas, pero con trabajo, esfuerzo y constancia, tú también puedes hacer de este medio, tu medio.

– Intenta escribir un poco cada día. Una rutina de escritura te puede ayudar a mejorar.

– Lee, lee, lee: lee blogs, revistas, periódicos, webs, libros. Lo que quieras, pero lee.

5. La mala administración del tiempo:

Para dedicarte a escribir hace falta una cosa: mucho tiempo (o al menos, saber aprovecharlo bien). Cualquiera que haya compaginado su trabajo como escritor o blogger con un trabajo a jornada completa, sabrá que no se trata tanto de tener tiempo infinito, como de exprimirlo y ser productivos. ¡Manos a la obra!

– Cuando te sientes a escribir, evita las distracciones. Intenta escribir todo lo que tienes pensado del tirón. Apaga el móvil, cierra internet y evita molestias.

– Trabaja en un espacio tranquilo, en el que te sientas bien.

– Edita luego: a veces nos pasamos tanto tiempo corrigiendo y editando nuestros textos, que no avanzamos. Tú escribe, y deja el trabajo de “pulir” tu texto para el final.

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