Revista Cultura y Ocio

50:

Publicado el 29 septiembre 2014 por David David González
Hace 50 años, justo ahora, nueve y media de la mañana, una mujer me hace llorar por primera vez en mi vida: la comadrona que asistió a mi madre en su parto allá en una casa de aldea. He llorado mucho desde entonces. Pero me he reido más. Incluso en los peores momentos. Así que doy por buena mi vida hasta este mismo instante. La próxima meta tiene puesto el listón muy alto: los 100... De todos los regalos que he tenido, aparte de la edición especial de El lenguaje de los puños, hay uno que me ha hecho especial ilusión: El trabajo de fin de grado de Natalia Salmerón Suero: Aquello que conservamos después del naufragio: La poética de la consciencia de David González. Además, Natalia, ha sacado una gran nota: sobresaliente. En fin, que por ser el día que es te dejo con un poema inédito que verá la luz en uno de mis próximos libros (ya escritos) y que, si no recuerdo mal, recité en Valladolid, no sin antes rescatar del trabajo de Natalia una oración que comparto plenamente:
Ese es su verdadero compromiso: poner su vida al servicio del lector.
50:

         DIOS
         dios es
         según mi abuelo
         la conciencia         de cada cuál:
         esto explicaría
         por qué hay         tan poca fey       tan poca conciencia:
Y aprovecho esta ocasión para darle mis más sinceras Gracias a todos los lectores habituales y ocasionales de este cuaderno de bitácora y a los lectores de mis libros en general, especialmente a los de mi último libro. Sin vosotros nada de todo esto tendría sentido. Además sois vosotros, los lectores, los únicos que podéis hacer que el discurso que llaman de los márgenes se haga visible en otros sectores de la sociedad. En este sentido, gracias especiales a Rocío Caballero, a Carmen del Río y a Lila, que me lee desde Nueva York.
Quiero dar las gracias también a mi editor Antonio Huerta y a los escritores: José Ángel Barrueco,  Andrés Ramón Pérez Blanco, el Kebran, y  Vicente Muñoz Álvarez, siempre ahí, desde hace años, en lo bueno y en lo malo.
Y, claro está, a la persona más importante en mi vida desde hace un tiempo: Begoña Casáñez Clemente.
En fin: que muchas Gracias. Nos vemos dentro de otros 50. Feliz día.

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