Revista Cultura y Ocio

¿50 sombras de quién?

Publicado el 04 marzo 2015 por Alberto Garcia @ensurincon

el villano arrinconado

Uno pone las sombras y otro las luces


… de Grey?. Al parecer si, este hombre tiene muchas sombras y pocas luces. La chica, becaria en ciernes, le va a iluminar un poquito en esta primera película y deja el resto para las otras dos que están por llegar. Si, lo que temías, la película es como el libro termina con “to be continued”. 
Sentados precedentes, estamos ante una película que sería incluso difícil clasificar de “erótica”. El erotismo viene a ráfagas, muy contenido y muy noño, en esto sigue los pasos del libro sin desmerecer. 
Tampoco los actores ayudan mucho, Christian –el joven sombrío– tiene de sexy y enigmático lo que yo (oséase nada). Anastasia –la joven con luces– salva mejor el tipo pero no produce oleadas de sensualidad en el espectador. Cuando se muerde el labio inferior, entre morbosa y sexy, el hombre con sombras se excita por exigencias del guión, pero el espectador ni se entera.
Para remate, la sospecha que las pocas tetas, culos, ombligos e ingles mostradas… son de dobles. Respecto a la sumisión, azotes, castigos y demás parafernalía de la relación sumisa/dominador, lo más destacado es el famoso cuarto rojo lleno a rebosar de aparatos, aparatitos y aparatejos cual vulgar museo. Esto no es “Historia de O”, con su morbo y relaciones equívocas.
Mucho lujo, mucho millonario, mucha becaria, muchas sombras, pero poca chicha (literal) y nada de morbo. Una muestra excelente del momento que vivimos, donde todo es escafeinado, políticamente correcto, puritano, cursi y ñoño hasta decir basta.
Puedes ir a verla sin problema, no temas escandalizarte… ni excitarte.

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