Revista Coaching

506.- "La suerte no se puede almacenar"

Por Ignacionovo
506.- Autor: Romy Schneider… aunque debiéramos poder hacerlo. Sería estupendo disponer de un contenedor de suerte en el cual pudiéramos ir acumulando el 'excedente de producción' de los tiempos especialmente favorables y del que poder disponer en los días aciagos. Pero no, no es posible. La suerte es aire y no se atrapa.
Hay quienes desprecian por completo el concepto de suerte, relegándolo a los confines de la pura y simple superstición. Otros, sin embargo, reconocen que si bien no todo es imputable a la suerte y que la misma no ha de servir de refugio, por ejempo, para explicar incapacidades, en la vida hay que conar con alguna mínima fortuna para que los sueños se cumplan, los retos se alcancen y los asuntos, en fin, fructifiquen.
Pero, ¿por qué algunas personas parecen tener toda la suerte, mientras que otras nunca tienen la que, objetivamente, se merecen? A esta pregunta intentó responder el profesor Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire.
“Hace diez años, me puse a examinar la suerte. Quería saber por qué algunas personas están siempre en el lugar correcto en el momento adecuado, mientras que otros constantemente experimentan mala suerte. Puse anuncios en la prensa nacional pidiendo a las personas que se sentían siempre afortunadas o que, por contra, creían disponer siempre de mala suerte, que se pusieran en contacto conmigo. Cientos de hombres y mujeres se ofrecieron voluntarios para mi investigación y en los últimos años los he entrevistado, y he hecho un seguimiento de sus vidas.”
Los resultados del estudio de Wiseman revelan que, aunque estas personas casi no tienen noción de las causas que influyen en su positiva o negativa suerte, sus pensamientos y su comportamiento influyen en gran parte en su buena o mala fortuna.
Las personas con mala suerte, en general, son más tensas y esta ansiedad altera su capacidad de percepción para darse cuenta de lo inesperado. Como resultado se pierden oportunidades, porque están demasiado centrados en la búsqueda de otra cosa. La gente afortunada es más relajada y abierta, y, por tanto, ven lo que está bien y lo aprovechan, más allá de que lo que están buscando específicamente.
La investigación de Wiseman reveló, finalmente, que la gente afortunada genera su buena fortuna a través de cuatro principios.
Principio Uno: Maximizar las Oportunidades. La gente afortunada son expertos en darse cuenta y actuar sobre las oportunidades que brinda la casualidad al estar abiertos a nuevas experiencias.
Principio Dos: Escuchar las corazonadas. La gente afortunada toma decisiones efectivas al escuchar a su intuición. Además, toma medidas para impulsar activamente sus habilidades intuitivas; por ejemplo, meditar y limpiar su mente de otros pensamientos.
Principio Tres: Esperar la buena fortuna. La gente afortunada está segura de que el futuro va a estar lleno de buena fortuna. Estas expectativas se convierten en profecías autocumplidas.
Principio Cuatro: Transformar la mala suerte en buena. La gente afortunada emplea diversas técnicas psicológicas para afrontar y, a menudo incluso prosperar en mitad de la mala suerte que se les presenta. Por ejemplo, espontáneamente imaginan cómo las cosas podrían haber sido peor. O sea, no se detienen en su mala suerte, y toman el control de la situación.
Reflexión final: no basta con la suerte de tener talento, hay que adquirir el talento de tener suerte.

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