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6 casos en los que un perro puede arruinar el glamour de eva: caso 2

Por Puramariacreatriva

6 CASOS EN LOS QUE UN PERRO PUEDE ARRUINAR EL GLAMOUR DE EVA: CASO 2

La prueba del can-delito: mis sandalias de MAGRIT

El caso 2, este que nos ocupa, de cómo un perro puede, y de hecho lo hace, arruinar el glamour de eva podría comenzar con una cita.

Yo, que de chula tengo un rato, lo reconozco, voy a iniciarlo con dos, porque sé que los poquitos me leéis (amistades acojonadas que teméis que, si no me leéis, un día ya no os pasaré más recetas de postres light y amigas eva, víctimas del chantaje de “o entráis en mi blogg o  no os filtraré la lista-negra de adanes-a-los-que-no-conviene-acercarse” para ahorraros tres meses de uso indiscriminado de colirio y kleenex y algún familiar despistado) os llamáis de apellido L’oreal y, qué diablos, lo valéis!

La primera cita dice algo así como “Cuanto más conozco a los hombres, más admiro a los perros”. Y es tan cierto como que aún no he empezado la operación bikini de este año.

La segunda, muy explícita, enuncia una verdad universal:”Al perro que es traicionero, no le vuelvas el trasero”. No, os riáis, que es la puritita verdad. Yo la versionaría y diría eso de “al perro o al hombre traicionero, nada de darle el trasero”.Y de eso va, de traseros, de mi perro Sobras y de aquí, candela paseante de canes.

No sé si os habéis fijado que las ráfagas de evas-con-can aventan la ciudad a determinadas horas fijas. Es como un fichar, pero en lugar de con tarjeta, con el perrillo atado al flexi (algunas, las más libertinas, se atreve, muérete, a llevar a sus perros sin atar, suelto, como si fueran la reencarnación de Yoko Ono y John Lenon, solo les falta la pluma de pavo real, la diademita de flores o una rosa al aire) Yo, en realidad, lo que siento es envidia, porque Sobras es tan especial (yo creo que es de los pocos que no aceptaría ordenes ni de la Angela Merkel) que si le dejase mover las patejas sin estar atado correría más que el Ave (y no el Maria, sino el de Renfe, Adif o cómo se llame ahora la red de transporte ferroviario).

Pues sí, sobre las siete y media de la mañana, una horda de evas-sin-pintar, la mayoría, con los ojillos tipo oriental, del sueño y el poco despabile, y un andar más en zig-zag que los propios canes, atraviesa las calles, con su bolsita de plástico y la galletita para perros por si el de cada una de ellas hace lo que nosotras hacemos, pero sin necesidad, ellos, de gastarse los cuartos comprando toneladas de ACTIVIA.

Nos cruzamos y hacemos muequecitas, unas hasta nos sonreímos y otras, las que suelen llevar pitbulls o perros más “perros”, se hacen las suecas y miran hacia otro lado. Debe ser el equivalente a los adanes: están los normales y los que llevan audis o cocharros, que miran por encima del hombro a los que andurrean con un panda, un peugotito o un Fabia y se conforman.

Tenemos localizadas las papeleras y los contenedores (hay quien tiene mal el gps y el TOMTOM ocular y, casualmente, no se entera nunca de dónde hay un basurero y deja el rastro canino sobre la calle, como si fuera una escultura nada abstracta de Ripollés, toma ya!) y hasta allí vamos, como romeria mariana (pineda) a depositar las bolsitas.

Se sabría por el mohín de Eva-sujetando-la-bolsa quien es la dueña de un can XS, Talla M o XXL. Evidentemente, la que lleva una muestra fecal de un perro XXL, además de mostrar cierta rigidez en el antebrazo, tratando de apartarlo del body, pone un gesto como de “quién me mandará a mí estar con este OBIYM, objeto bolsante identificado y maloliente, en la mano a estas horas del día, ainsss”.

Porque, fijaos, si un día tenéis ocasión (o, por lo menos, para solidarizaros con las que nos hemos “matrimoniado” con un perrillo y cumplimos nuestras obligaciones canmaritales cada día!) en que la grandísima mayoría de paseantes de perros son mujeres.

Yo me pregunto, día sí y día también, si ese hecho estadísticamente comprobable, responderá a que Adán, en masa, ha sufrido una extraña mutación, un rotavirus letal, y se queda en casa para hacer las camas, preparar el desayuno, ayudar a los niños a revisar las mochilas, pasar la aspiradora al baño-con-alfombra-de-cabellos-qué-no-sé-porqué-se-me-caen-cariño y…

Falsa alarma.

Error en el proceso lógico-deductivo.

Confusión mental.

Vamos, que ná-de-ná.

Somos las evas las que sacamos el perrillo y no por lo descrito anteriormente. Y lo sé, no porque haya hecho un máster en Jarvard, sino porque cuando a las 8 veo cómo ponemos el turbo, las evas-paseantes-de-perrillos, y nos alejamos, habiendo soltado ya, en la papelera o contenedor correspondiente, una bolsa que ni la forense de Bones se atrevería a analizar, constato que a lo que vamos a participar en la Sansilvestre de la mañana, a empezar como locas el primer sprint del día: cambio de testigo (y no ocular) o, lo que es lo mismo, suelta del perillo y sustitución del flexi por la cafetera, tostadora, aspiradora y un no parar, no parar…

Ah, ¿Qué os habéis quedado preguntándoos dónde está Adán?

Pues donde estaba mientras eva paseaba al perro, afeitándose, tarea que, incomprensiblemente para eva, requiere de la destreza de Adán y le enfrasca en una actividad a la que ha de dedicar algo así como el mismo tiempo que dedicó Einstein para obtener su famosa fórmula, no uno, sino la de la RELATIVIDAD ¿Queréis la prueba? Preguntadle a adán, con una mano apretando la tostadora, el pie conectando la aspiradora y con la otra mano fregando un vaso, ¿Cómo es que llevas tanto tiempo afeitándote, pero si empezaste a las 7,30 cuando salí con el perrillo y son ya las 8? Adán, indefectiblemente os contestará: ¡Qué exagerada hija! ¡Ay! ¿Qué no sabes que eso del tiempo es RELATIVO?

Bien, llegada a  este punto, voy a retomar el tema central de mi minitesis, porque si sigo haciéndoos participes de mis consideraciones sobre la relatividad, y su sentido en Adán, se va a liar, se va a liar, se va a liar…

Ahí va el caso número dos, en relación a cómo un perrillo, a veces, le gafa el glamour a eva y le hace quedar como lo que no se le debe dar a un perro traicionero (¿Os acordáis? Es el segundo refrán con el que iniciaba mi escrito hoy). Andaba yo hace unos días paseando a Sobras, flexi en ristre, cacabolsa vacía (afortunadamente) cuando divisé en lontananza a un Adán-con-perro, joven (Adán, no el perro, del perro la edad, la verdad, me importó very poco) y apuesto. Bueno, lo de apuesto me lo aposté yo, porque de lejos, sin gafas no veo un pito, pero así, a bulto, me gustó (ya sabéis que lo de estar en barbecho, a veces, produce efectos secundarios parecidos al LSD y sufres alucinaciones). Me aproximé, sin darme cuenta (no cuela, lo sé, pero disimulad, traidoras!) y cuando fui a acariciar a su perro (acariciar a Adán, la verdad, en aquel momento, me pareció arriesgado, excesivamente explicito y muy precoz!) me saludó con un gruñido tal (el perro, aclaro) que me desubicó de forma que casi caigo, piso a Sobras y, lo que hubiese sido la repera, piso también un montículo orgánico (vamos, se trataba de caca-canina).

No supe muy bien cómo reaccionar y me pregunté por qué coño no inventan para las evas paseantas-de-perrilllos unos airbags frontales y laterales, como mínimo!

Giré sobre mí misma, como la naranja esa mierdosa con la que nos explican los movimientos de rotación/traslación de la Tierra y claro…pasó lo que pasó…le di el trasero a un perro traicionero (NI SE OS OCURRA HACERLO, ni a un perro, ni a un Adán traicionero, avisadas quedáis!), di un traspiés, me cargué mi sandalia de MAIGRIT (un pastón me costó el verano pasado, un pastón, un pastón!) y tras despedirme (con muy poca caída de ojos hacia el Adán dueño del jodido perro rompecalzado) regresé a casa, paseándome por toda la ciudad a la pata coja, muy digna, eso sí, con la sandalia, de MAIGRIT, repito, en una mano y con Sobras, y una cara de perropóker que ni os cuento al ver a su ama con el glamour con el que Paco Clavel lleva sus chaquetas de plexiglás…

Un poema, los chorretones de sudor me caían como pequeños ríos Nilos y no por el calor, sino por el bajón de glamour, digo de glucosa, que me sacudió de arriba abajo…

Moraleja, y como os dije antes: al perro traicionero no le des nunca el trasero (y a pasear a tu perrete, manda adán o que le den por el…

uiiii, que os dejo, que tengo que llevar mi sandalia al zapaterooooooooooooooooooooooooooooo

Nota de la “hescritora”: en esta ocasión (en las otras…ya lo deduciréis vosotros) lo relatado ES NADA-DE-NADA FICCIÓN.

 


Filed under: HUMOR, IRONIA, MONOLOGOS, OPINIÓN PERSONAL, REFLEXIONES, RISAS Tagged: "EVA SALTÁNDOSE LAS REGLAS", AUTOBIOGRAFIA, BARBECHO, CURIOSIDADES, ENTRETENIMIENTO, HOMBRES Y MUJERES, HUMOR, IRONIA, LITERATURA DE HUMOR, MONOLOGOS, PREGUNTAS Y RESPUESTAS, PURA MARÍA GARCÍA, Puramariacreativa, REFLEXIONES, SONRISAS, TEXTOS DE HUMOR INÉDITOS
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