Revista Arquitectura

70 años sin TV

Por Jgorostiza
Gracias a Design Taxi he descubierto que la revista digital Household Quotes ha buscado en los catálogos de IKEA, desde sus inicios en 1958, fotografías de los cuartos de estar típicos de cada una de las décadas desde entonces hasta ahora, con el mobiliario de esa marca y sus correspondientes precios, publicándolas en su página web con el título Swedish Clasiics; evidentemente no es un análisis exhaustivo y solo es significativo casi como una curiosidad, pero es interesante por varias razones. Copio aquí debajo las fotografías por décadas con el precio de todos los muebles.

70 años sin TV

Años 50 (1.819,34 $)


70 años sin TV

Años 60 (1.764,22 $)


70 años sin TV

Años 70 (1.701,32 $)


70 años sin TV

Años 80 (1.480,25 $)
Aparece la estantería Billy que en 2009 después de treinta años
fabricándose, se hacían quince por minuto, se habían vendido 41
millones de unidades, que unidas habrían tenido una longitud de
70.000 km


70 años sin TV

Años 90 (2.086,23 $)


70 años sin TV

Primera década del siglo XXI (1.732,95 $)


70 años sin TV

Años 10 (2.806,45 $)


70 años sin TV

Años 20 (1.112,95 $)

Como puede comprobarse, los muebles de la década actual son los más baratos 1.112,95 $, mientras que los más caros son los de los años diez de este siglo y los noventa del anterior, 2.806,45 $ y 2.086,23 $ respectivamente, aunque para poder compararlos con más fiabilidad habría que igualar las cantidades de todas las décadas según el coste de la vida y la depreciación, en este caso del dólar estadounidense.Lo que sí está muy claro es que en esos cuartos de estar, no aparecen reproductores de sonido (radios, tocadiscos...), ni aparatos de televisión, hasta la década actual, en la que a la izquierda de la fotografía hay un televisor y además se puede ver un ordenador portátil. Habría que estudiar esta ausencia, teniendo en cuenta que IKEA ha vendido numerosos muebles para albergar equipos de sonido y televisores, así como para almacenar discos, vídeos VHS y CD.Se podría plantear que es una casualidad o que la empresa sueca no pensaba que estos aparatos debían estar en la habitación principal de la casa, sino en otra secundaria, o quizás que en aquel país no se colocaban ni se disfrutaba de los espectáculos domésticos en los salones, pero para afirmarlo, habría que estudiar a fondo los catálogos de IKEA.

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