Revista En Femenino

A 2.000 metros sobre el suelo

Por Luciagleon @luciagleon

subida-maroma-unoDesde que en 2006 me iniciara en el mundo del senderismo haciendo un tramo del Camino de Santiago (Roncesvalles-Logroño) mi romance con este deporte terminó varios años después. Y por medios propios, nunca había vuelto a subir tan alto como lo hice el viernes: a 2.066 metros de altitud, a la cima de la Maroma, el punto más alto de la provincia de Málaga. 

Mis botas, las mismas que utilizaba en aquella etapa, quisieron quitarme las ganas. Nada más empezar, la suela de mi bota derecha se despegó casi por completo. Señal que obvié y solucioné con vendas y los propios cordones del calzado y proseguí el camino. Porque me apetecía, porque en todos los años que anduve por senderos y caminos nunca había subido a la Maroma y porque me gustaba la compañía.

Siempre había oído que la ruta requería una buena preparación física. Aunque es cierto, son cuatro horas de subida y tres de bajada, lo más importante es la concentración, las ganas de seguir adelante y de querer estar más cerca del cielo.

Me gustaba andar y me gusta andar porque es una de las pocas actividades en las que mi mente se queda en blanco. Observo la naturaleza, como un paisaje cambiante, y me pregunto qué personas habrán pisado las mismas piedras que yo, pero no por placer ni por deporte, si no por necesidad. Qué historias contarían, qué historias se podrían contar después de subir en una noche de Superluna, con niebla y diciéndole adiós a un mes de agosto que me ha sorprendido como pocos.subida-maroma-dos

Después, está el hecho de querer estar más cerca del cielo. Antes también me gustaba, por aquello de coger distancia de lo banal, de lo diario… Ahora porque intento buscar una trampilla que me enseñe la entrada del cielo, como si por un momento pudiera entrar a saludar. Por eso me gustaba volar, porque surcando el cielo parecía más fácil encontrarla.

Hace un ratito he leído que “los caminos menos transitados son, a menudo, los más hermosos”. Yo añadiría que en la compañía adecuada, se hacen inolvidables.


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