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A contraluz - Rachel Cusk

Publicado el 29 noviembre 2016 por Rusta @RustaDevoradora

A contraluz - Rachel Cusk

Recordad este nombre: Rachel Cusk. Tal vez ahora no resulte todo lo familiar que debería, al menos entre el público español -y no será por falta de traducciones: desde el principio de su carrera se apostó por ella-, pero he aquí una de las autoras contemporáneas más interesantes y creativas, a menudo señalada como una heredera de Virginia Woolf (y con motivos más que justificados). Nacida en Canadá en 1967 y establecida en Inglaterra desde su infancia, debutó en 1993 con La salvación de Agnes (Thassàlia, 1996), galardonada con el Whitbread Award a la mejor primera novela. Desde entonces ha publicado ocho novelas, entre las que destacan Mucha suerte (2003; Lumen, 2004), Arlington Park (2006; Lumen, 2008) y Las variaciones Bradshaw (2009; Lumen, 2010); y tres libros autobiográficos, de los que de momento solo se ha traducido La última cena: un verano en Italia (Lumen, 2009). A contraluz (2014), que inaugura una serie de tres novelas con la misma protagonista, es su trabajo más aclamado hasta la fecha: resultó finalista de los premios Folio, Bailey's y Goldsmiths, entre otros. Y es, además, la obra con la que se incorpora al catálogo de Libros del Asteroide: ojalá esta segunda vida (editorial) le permita llegar a más lectores.

Una escritora inglesa viaja a Atenas para impartir un curso. El argumento es tan sencillo como eso. Tan sencillo, y tan singular, porque su construcción no tiene nada de simple. Pese a estar narrada en primera persona, la protagonista apenas habla de sí misma: el grueso de la narración se compone de conversaciones con los personajes que se cruzan en su camino, desde su vecino de vuelo a los alumnos del taller, pasando por un colega del trabajo, un viejo amigo o una autora comprometida con el feminismo. Más que un intercambio de opiniones, en las charlas cada interlocutor se vacía con la protagonista, hace su particular monólogo sobre aquello que ha marcado su vida, lo que le preocupa en estos momentos, su relación con la literatura. Balance del pasado y el presente en un ratito. La escritora se borra, en cierto modo, de la narración; y, en lugar de dar forma al relato a través de su subjetividad, da voz a los demás, que se sinceran con ella o, como mínimo, le cuentan lo que quieren. Ella, con sus agudas observaciones, deja entrever las ambigüedades, la hipocresía o las contradicciones de sus discursos. Mantiene un perfil bajo, discreto, pero sus apuntes resultan fundamentales para plantear una visión poliédrica de sus interlocutores.

Esta "anulación" de la voz protagonista -o su mimetización con otras voces- tiene un porqué: la escritora ha sufrido un revés personal, el malestar la diluye, la convierte en una espectadora de su propia vida. Poco a poco, a través de sus intervenciones en los diálogos, habla de su divorcio, de la crianza de sus hijos, de los problemas económicos que conlleva su nueva situación ("Tus fracasos nunca dejan de regresar a tu lado, mientras que tus éxitos son algo de lo que siempre tendrás que convencerte", p. 41). Sus inquietudes se desvelan por contraste o afinidad con las experiencias de los demás: lo que tiene, lo que ha tenido, lo que echa de menos, lo que rechaza ("Supongo, añadí, que esa es una definición del amor, creer en algo que solo dos personas pueden ver", p. 75). También en momentos precisos en los que la realidad que dejó en Inglaterra emerge como una necesidad imperiosa (la llamada de su hijo, la referencia a una petición de un crédito, una foto tomada años atrás por un amigo). Es muy, muy sutil. Su originalidad reside en el hecho de no contar la historia de una escritora separada y madre de dos hijos en una primera persona convencional (yo esto, yo lo otro). En lugar de eso, expresa su tedio mediante la forma literaria: no quiere centrarse en ella, no quiere llevar la iniciativa, deja que los demás guíen sus pasos, sus palabras.

"Estaba tratando de dar con una manera distinta de habitar en el mundo" (p. 153). Este viaje, la ciudad extranjera, le permite desconectar de su hábitat; no debe ejercer el rol de madre, ni el de mujer que intenta rehacer su vida. Aprovecha la utilidad de lo desconocido (lugar, gente, cultura, idioma) para (re)inventarse a uno mismo, tanto en lo que los demás le cuentan a ella, puras perspectivas individuales, como en sus propias acciones. La ausencia de allegados resulta básica, ya que los desconocidos no tienen una opinión preconcebida ("estar allí sin mi marido hizo que sintiera, de un modo totalmente nuevo, aquello que de verdad soy", p. 96); de hecho, no es casual que el momento más tenso se produzca durante la comida con un viejo amigo, que la había conocido casada ("Sigue siendo tu verdad, por muchas cosas que hayan pasado. Que no te dé miedo mirarla", p. 118). La narradora expresa el temor a ser descubierta en una posición en la que se siente vulnerable, se esconde como si con la separación hubiera dado un paso atrás. El libro aborda la cuestión de afrontar un divorcio, con reflexiones sobre el matrimonio, la maternidad y la familia. Lo que somos con ellos. Lo que somos sin ellos. El miedo a mirar atrás, a recordar lo que se ha perdido. La necesidad de asumirlo, de encontrar una nueva forma de habitar en el mundo, como dice ella, para salir adelante.

Tanto la original concepción de la obra -su peculiar estructura, su (incluye un relato brillante -y asfixiante- sobre un perro) . Con la actitud de los alumnos, además, deja entrever los prejuicios en torno a lo que se entiende por escribir. En fin, hay muchos libros sobre escritores (algunos, mediocres y egotistas), pero la autora proyecta el tema de un modo refrescante, al centrarse en lo que escriben y piensan los otros, y en cómo se les ve desde fuera. Dadas las circunstancias de la narradora, su buscada invisibilidad, será interesante examinar cómo evoluciona en los próximos títulos. Con estilo analítico, rico en símiles, fino, inteligentísimo, de una capacidad de observación extraordinaria- como la profesión de la protagonista sugieren una reflexión sobre la escritura y lo que la rodea, el mundillo literario. Por ejemplo, resulta ilustrativa la escena con la escritora autodenominada feminista, o cómo influye el posicionamiento ideológico a la hora de promocionarse. El taller, por otro lado, muestra los diferentes enfoques que puede tener un mismo motivo, en función del autor, su edad, su vida; cada yo transformado en literatura A contraluz, Rachel Cusk ha escrito una novela fascinante, tremendamente perspicaz, en la que forma y contenido se funden a la perfección. De ahora en adelante, me declaro su más fiel lectora.

Citas en cursiva de las páginas 29, 15-16, 71 y 152.


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