Revista Cuba

¿A esto lo llaman feminismo?

Publicado el 14 noviembre 2016 por Yusnaby Pérez @yusnaby
¿A esto lo llaman feminismo?

Hace un par de días vi por casualidad cómo lapidaban por las RRSS a una mujer que viviendo eso que podría llamarse “explosión de felicidad de una madre” ha expresado –de la forma más respetuosa posible– su punto de vista sobre la maternidad y las renuncias que representa. Con una candidez casi típica en este tipo de situaciones, intentaba convencer a aquellas mujeres que pudieran encontrarse en la misma disyuntiva que ella alguna vez atravesó. Es cierto que los ejemplos utilizados no son precisamente los más dramáticos que alguien pudiera dar, pero la vida no siempre está llena de dramas y cuando alguien intenta motivar a otros es libre de utilizar lo que considere apropiado.

A la señora Astrid Klisans la han llamado machista, clasista e incluso cerda. Y no, no lo ha hecho una manada de machos alfa con ganas de aplastar a una mujer por estar en desacuerdo con lo que ellos piensan, no. Lo han hecho señoras que se supone defienden la igualdad de género, el derecho a pensar diferente, el derecho a expresarse sin temor a lo que puedan decir los demás.

Que una mujer en su vida no haya puesto pie en un spa o vaya dos veces al año a la peluquería no le da derecho a tratar mal a otra que sí se lo puede permitir.

Cómo es que las mujeres que dicen defender el potencial que muchas tenemos para ocupar puestos de dirección en grandes empresas, altos cargos públicos, etc., son las mismas que nos creen tan idiotas como para que una publicación en una revista –con un público bastante definido, de paso– nos vaya a influenciar hasta hacernos cambiar de convicciones o nos haga sentir la presión de “la sociedad”. ¡Tremendas defensoras! Señoras, gracias pero no, gracias.

¿A esto lo llaman feminismo? El ataque de un montón de mujeres que no tienen las mismas posibilidades que otra, en lugar de feminismo lo que parece es una gratuita demostración de envidia y resentimiento.

La señora Klisans no es ministra de Igualdad. No es suya la culpa de que exista la vergonzosa brecha salarial de género o que la conciliación familiar sea casi una utopía. Es simplemente una mujer que tiene un determinado tipo de vida y, como es legítimo, tiene el derecho de expresar lo que siente al respecto, a echar o no de menos la anterior y a sentir que en la actual lo más importante no es ella misma –signifique eso renunciar a clases de chino, al gimnasio, a hacerse mechas o estar aterrada sobre si será capaz de ser buena madre o no. No es su culpa si otras no pueden permitirse determinados “lujos”.

Señoras, ser madre no hace a una mujer mejor que otra, pero no serlo tampoco. Ni es más digna la que madruga y suda para no perder el metro, que aquella que no tiene necesidad de hacerlo. Cada quien tiene lo que tiene, y a quien no le guste la propia vida debe ocuparse de hacer lo posible por conseguir la que sí sin que esto signifique verter insultos hacia quienes tienen una distinta y evidentemente mejor en el aspecto económico.

¿Qué tiene de malo que una mujer piense que ser madre o ver la sonrisa de satisfacción de unos abuelos es lo más bonito que hay? ¿Vivir bien es motivo para que una mujer sea calificada de clasista o cerda? ¿Por qué es “mierda de la buena” que una mujer diga que con la maternidad ya no puede dedicarse a ella como antes? ¿Qué importancia tiene si dedicarse a sí mismas era ir a un spa, viajar, fumarse un porro, hacer botellón, ir a la peluquería o pasarse el día en Twitter? ¿La culpa de que millones de mujeres no tengan recursos para llegar a fin de mes sin angustias o ir a la peluquería semanalmente es de la señora Klisans? ¿De verdad tener la piel de porcelana es suficiente motivo para ser insultada?

¿A esto lo llaman feminismo?

Una mujer tiene todo el derecho del mundo a ser feliz llevando las axilas sin depilar o a echar de menos ir de copas con su pareja porque no tiene presupuesto, tiempo o con quien dejar a sus hijos (si los tiene) y no por eso es una cerda. Tampoco lo es si decide no ser madre o si prefiere vender libros. ¿Por qué otra no puede sentirse feliz de ser mamá?

Muchas de las limitaciones son autoimpuestas y hay quien no tiene vida propia aunque no esté cuidando muchachitos. Tener hijos, ir a un spa, retocarse las raíces, hacerse la manicura, ir en tacones, casarse, ir de compras, al gimnasio, leer una novela, viajar (o no) es totalmente compatible con hacerse respetar, luchar por los derechos propios y de los demás. Ya basta de anónimas creyéndose una autoridad suprema con la facultad de determinar qué es machismo y qué no. Basta de ir gritando “en el nombre de las mujeres” un feminismo que no es tal, sino una bochornosa forma de odio, envidia y resentimiento. Pues entre las cosas más machistas del mundo también se encuentran esos grupos de chismosas que se juntan para despellejar a una mujer que no les simpatiza porque vive o viste mejor.

Cada quien toma sus decisiones considerando las consecuencias que éstas comportan. Si no es el caso, entonces lo que toca es madurar, no lapidar a una extraña que publica en una revista que abunda precisamente en esas peluquerías a las que dicen no poder ir las de piedra en mano. Evidentemente un hijo no está para cubrir eventuales vacíos que alguien pueda sentir en su vida. Sin embargo, cada una sabe qué le llena y porqué quiere ser madre (o no).

A juzgar por los comentarios, no parece que les moleste que una señora se haya tomado la libertad de contar una experiencia personal, sino que esa señora sea guapa, vista bien y pueda permitirse cosas a las que dudo renunciarían muchas de las que la han atacado. ¿Realmente pretenden hacerle creer al mundo que si tuvieran las mismas posibilidades renunciarían a cualquiera de esas cosas que les gustaría hacer o tener y que ahora no pueden permitirse?

Señoras, eso no es feminismo, eso hipocresía, discriminación y, sobre todo, envidia. El feminismo no debería ser ordinariez ni una forma de venganza para aplicar la ley del embudo que durante años se ha aplicado a las mujeres. El feminismo es otra cosa, pero fundamentalmente es mucho más que una marca comercial que vende feminismo.

Fotos:

Web

Instagram @astridklisans

                                                                                                                @yedzenia


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