Revista Literatura

A montarse en el carro de #Cuba

Por Alberto Yoan @albertoyoan

Desde que Obama y Castro anunciaron el restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, el pasado 17 de diciembre, todo el mundo mira fijamente al archipiélago caribeño y como va puliendo pasos con su vecino norteño para volver a tratarse de tú a tú en la política internacional, como iguales desde las diferencias de ambas naciones.

Las reacciones de los demás políticos, esos que se quedaron sorprendidos ante el anuncio, no se ha hecho esperar y todos quieren de alguna manera u otra participar en este nuevo camino entre Cuba y Estados Unidos. Uno de los más recientes, fue el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos quien a principios de abril de 2015 se apuntaba en el carro con la frase: “pusimos nuestro granito de arena pero no queremos llevarnos ningún crédito. Somos muy amigos de Estados Unidos y al mismo tiempo Cuba está siendo anfitrión en el proceso de paz”.

Desde cualquier rincón del mundo se congratularon ante la decisión de Obama y Castro, de hecho la Unión Europea ha iniciado conversaciones con Cuba después de años de tener también congeladas las negociaciones con el archipiélago caribeño. Cabría preguntarse si los de la Comunidad Europea estarían sentados en la mesa con los mismos que tildan de “dictadores”, si Estados Unidos no hubiera dado el primer paso. La respuesta sin duda sería negativa, pero la realidad es que hasta otras naciones como Corea del Sur quieren restablecer relaciones con la Cuba comunista.

hoy #Cuba es noticia obligada con #USA claro, a ver si nos quitamos las vendas
Ante tanta avalancha de optimismo y mano amiga desde muchos y disímiles lugares del mundo, surge la duda de por qué el cambio en la política internacional con respecto a Cuba, si a efectos reales sigue teniendo un partido único, cuenta con elecciones, pero no en la misma línea de democracia que la que desde Occidente se pregona y el tan criticado Raúl Castro, así como su antecesor Fidel, siguen al frente de Cuba. Por no hablar de los tan socorridos derechos humanos para el cual cada país ve paja en terreno ajeno, pero mira para otro lado cuando es en sus fronteras.

De hecho Cuba continúa manteniendo relaciones diplomáticas con otros cuestionados de la actualidad mundial como Rusia, Venezuela y Corea del Norte. Sí, la misma Corea que tanto se critica desde los medios y a la cual el expresidente, George W. Bush, metió en el llamado Eje del Mal junto a Irak e Irán, también amigo de Cuba, y a la cual luego agregaron a Siria, Libia y sí señor, Cuba la bella. Fue hace 13 años, en enero del 2002 cuando Bush movía su guerra contra el terrorismo.

Hoy en cambio, el Congreso de Estados Unidos debate sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo para seguir adelante con el mutuo interés de abrir embajada en La Habana y,  por otra parte el discurso mediático sí va reconociendo los beneficios de este nuevo capítulo para los cubanos, nunca para el gobierno, contra el cual se siguen ensañando como siempre, desde los advenedizos defensores de la libertad, llamados en la isla disidentes.

El cambio de postura con Cuba no sé a qué obedece, quienes manejan la economía dicen que por ahí viene el interés de Estados Unidos y otros países por la isla. La apertura económica desde 2012, que cambiaron el modelo de economía comunista por uno más parecido al capitalista, pero nunca sin llamarlo así, parece calar entre los que miran hacia Cuba. Otros hablan de frenar los pies a China y Rusia en América Latina, incluso a Venezuela, aunque allá tienen su propia guerra. Obama reconoció que la política sostenida por cincuenta años fue un fracaso, no obstante ha dejado bien claro que siguen queriendo un sistema democrático en suelo cubano.

Al respecto de la decisión de Obama de retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, él mismo dijo: “no se trata de que un Estado ejerza un régimen autoritario o reprima a su pueblo. Suena cruel, pero si este fuera el criterio para pertenecer a la lista de cómplices del terrorismo, desde Arabia Saudí hasta China, y muchos otros países, tendrían que figurar en ella”.

Lo cierto es que es un nuevo escenario ante el cual se van perfilando poco a poco los pasos entre ambas naciones. Desde la distancia quisiera que todo fuera más rápido, aunque debo reconocer que no se puede esperar un cambio de la noche a la mañana, sobre todo con tanta gente que se ha criado con ideas tanto a favor como en contra de Cuba, así como a favor o en contra de Estados Unidos.

El último gran gesto del Papa Francisco habla de un interés real, hasta en el Vaticano, porque se normalicen las relaciones entre mi país y Estados Unidos. Será en septiembre cuando el argentino visite Cuba antes de su gira por USA, en una decisión que sin dudas seguirá contribuyendo a estrechar un puente que ya han construido asociaciones de solidaridad con Cuba entre el pueblo estadounidense y el cubano.

De Francisco no dudo sus buenas intenciones para que Cuba y Estados Unidos acaben con los últimos escollos de aquella Guerra Fría, para que los cubanos y las cubanas puedan vivir en igualdad y con acceso al mundo, no solo a la tecnología o a través de la misma. Del resto, solo el tiempo nos dirá qué buscan en este nuevo escenario geopolítico donde Goliat ha soltado el mazo, David se ha anotado una victoria o como dijo el presidente de Bolivia, Evo Morales: “Por una parte zanahoria para Cuba y palo para Venezuela y no sé si esa estrategia norteamericana trata de dividir a los países del ALBA“.

Cuestión de tiempo.


Archivado en: Opinión Tagged: Cuba, Estados Unidos, Opinión, Política
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