Revista Opinión

A. RIVERA y "CIUDADANOS"

Publicado el 09 mayo 2015 por Franky
A. RIVERA y Surgen nuevos tiempos, lo viejo se desvanece y renace lo nuevo; estamos viviendo el final de una era, se ciernen en el horizonte los latidos de concepciones que dejan atrás formas viejas y toman vida otras de nuevo cuño. Soplan vientos de cambio. Se vislumbra una nueva política, aparecen con brío inusitado nuevas formaciones políticas, que encienden los ánimos y llaman la atención de los medios. Pero, la duda atenaza el ambiente, no se sabe si lo que viene será mejor que lo que hay; dada la idiosincrasia española, la "cosa pública" seguirá igual o peor, porque siempre estarán ahí los aprovechados, los mangantes y los de las componendas; en definitiva, siempre faltará la honradez y la vocación firme de trabajar por el bien común.

En los últimos años, fruto de las múltiples crisis por las que pasa España, la ciudadanía ha asociado gran parte de nuestros problemas al bipartidismo; consideran que la gestión de los dos grandes partidos, PP y PSOE, es la que nos ha conducido a la situación actual; así, el bipartidismo se asocia con elementos tan negativos como la corrupción o la mala gestión económica. Estos mismos motivos son los que parecen subyacer en el crecimiento de Ciudadanos. De hecho, un año antes del surgimiento y auge de los partidos emergentes tres de cada cuatro españoles (74 %) ya pensaban que sería conveniente para nuestro sistema político que PP y PSOE dejaran de ser los dos únicos partidos predominantes en la escena política y que compartieran el protagonismo con otros partidos de ámbito nacional. Además, el deseo de acabar con el bipartidismo es transversal a todos los grupos sociales e ideológicos.

Ese hartazgo y rechazo que sienten y sufren los españoles explica el crecimiento de "Ciudadanos", partido político, hoy muy bien valorado por los electores, que parece ocupar el tercer puesto en intención de voto y que llevará a la urnas fundamentalmente a una parte sustancial de votantes desencantados de los principales partidos. A. Rivera ha declarado con sentido común, claridad y firmeza que su partido, "Ciudadanos" es, por un lado, socialdemócrata y, por otro, liberal conservador. Se identifica con la labor de los padres de la Constitución del 78 y defiende la Transición, de la que se siente heredero, de ese periodo ejemplar de consenso y concordia en el abrazo y entendimiento entre las fuerzas políticas del momento. Es proclive a las reformas institucionales; arraiga su acción política en una experiencia contrastada en la pugna con el nacionalismo catalán; frente a otros que exhiben inútiles arrogancias, estos de Ciudadanos muestran humildad y la propia realidad de que no llegarán a representar a todos.

"Alberto Rivera, dice J. Torné-Dombidau, "luce un inteligente argumentario, junto a la defensa de postulados y valores liberales y convincente sensatez. Trae con aire fresco su mensaje inserto en el razonamiento y la palabra. Ya, en duros años en el Parlamento Catalán, ha ido desarrollando su esfuerzo en defensa de la democracia, la constitucionalidad, el respeto a la legalidad y a la soberanía de los españoles. El sistema político español de la vigente Constitución "niega toda razón, cualquier fundamento o justificación, si alguno tuviere, la secesión de uno de los territorios componentes de nuestro viejo estado; esta es la batalla ideológica y comprometida en la que está A. Rivera, el cual se apoya en la razón, en la reflexión, en el argumento y en los valores humanos y liberales".

Hay, por tanto, numerosas incertidumbres por despejar en los próximos meses, pero en medio brilla la esperanza de que en toda acción política reine siempre lo mejor para la Nación y se procure el bien común.



C. Mudarra


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