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A ti, escritor que me pides que te lea

Publicado el 18 septiembre 2014 por Rusta @RustaDevoradora

A ti, escritor que me pides que te lea

Entre los autores, sobre todo (pero no exclusivamente) autopublicados, existe la costumbre de contactar con el bloguero para que lea y comente su libro, o para que al menos comparta la sinopsis. Un ejemplo real de un correo reciente: "Soy el autor de [...], necesito tu ayuda para promocionarlo, por ende te pido que lo evalúes y le realices una crítica". A continuación, me indica dónde lo puedo comprar. Casi nada. Si el bloguero acepta, perfecto. Ahora bien, no todos estamos dispuestos a hacerlo (y lo dejamos claro por adelantado), algo que muchos escritores no entienden e incluso se toman como una ofensa.

Dejémoslo claro: , al contrario de lo que algunos autores creen. La prioridad del bloguero, por lo general, es entretenerse, opinar sobre obras que le interesan y charlar con otros lectores; la promoción surge como los blogs no tienen como finalidad la promoción de libros consecuencia indirecta de todo ello. Los blogs son un pasatiempo, ni un trabajo, ni una obligación, de modo que el bloguero no tiene por qué asumir compromisos con ningún autor. Puedo comprender las dificultades del escritor novel para darse a conocer, pero es ingenuo pensar que el rumbo de una novela cambiará de forma drástica por algunas menciones en los blogs. El éxito depende de muchos factores, y la blogosfera solo es uno de ellos.

Otro error se fundamenta en la suposición de que, por ser ávidos lectores, los blogueros queremos leerlo todo, nos interesa todo y lo reseñamos todo. Y no. Se publica mucho, muchísimo, y cada uno selecciona. Gran parte de lo que me ofrecen no entra en mi selección (porque tengo otras preferencias, simplemente). Sin embargo, algunos escritores se toman la negativa como un desprecio, hay quien me ha tachado de "mala lectora" por no leer de todo y de "poco generosa" por no "apoyar" a los autores noveles (qué poco me han leído). Publicar una novela implica aceptar que no interesará a todo el mundo, así que presionar a alguien para que la lea, o escribirle dando por hecho que lo hará, solo juega en contra del autor, porque a nadie le gusta que un desconocido le exija algo que no entra en sus planes.

También podría hablar de lo mal redactados que están muchos de estos correos, tanto por los errores de ortografía y sintaxis como por la estructura del mensaje (algunos ni siquiera se presentan). O de su desconocimiento del bloguero con el que contactan, como aquella ocasión en la que me saludaron con un "Hola, Déborah" (no me llamo así). O de los que envían correos masivos y tienen la torpeza de dejar todas las direcciones a la vista, aunque luego intenten fingir personalización con un falso "Me encanta tu blog". La mayoría ni siquiera ha leído al bloguero en cuestión, no conoce sus lecturas ni si acepta peticiones; solo ha apuntado su correo para probar suerte. ¿Cómo no lo voy a considerar un abuso?

No soy la enemiga de ningún autor, no le deseo mala suerte a nadie. Si me niego a aceptar peticiones no es por el placer de ser borde, sino porque quiero invertir mi tiempo en aquello que me interesa. A veces comento libros de autores que conocen el blog y otras veces (muchas) no, pero soy yo y solo yo quien lo decide. Me incomoda que me traten como si fuera una máquina dispensadora de reseñas. Solo soy bloguera, solo soy lectora, y me cuesta mucho esfuerzo redactar unos párrafos razonados sobre una novela.

Termino con unas palabras de Care Santos a propósito de la libertad de elección del lector:

Soy lectora antes que escritora. Soy lectora antes que nada, creo. Eso quiere decir que soy libre y soberana. Yo elijo, yo ignoro aquello que quiero y aquello que no quiero leer. También el cuándo, el cómo, el dónde, el porqué. Yo lo decido todo. Nadie me manda. Hay mucho por elegir. Más que nunca. Por eso es un milagro ser elegida. Un privilegio enorme.

Ilustración de Raquel Catalina para el Cartel de la Feria del Libro de Valencia 2010.


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