Foto: www.torotribal.com
Queremos desviarnos por un momento de la línea de publicación de nuestro blog, para detenernos, aunque sea por minutos, en la vara o en el "fardo" de un aceitunero de Marmolejo, que hoy se afana en sacar de nuestra tierra lo que nos hace presumir fuera de nuestros límites: el aceite.
Como un baño caliente en una noche fría, la temporada de aceituna llega dando un respiro en las cuentas de cada casa y trabajo para unas manos que ya se olvidaban de estar encalladas. Muchos ya sólo lo veíamos como única salida, aunque sea temporal y casi anecdótica. De alguna forma, la tierra nos recoge una vez que el "sistema social" nos abandona, siempre dispuesta a hacerlo, aunque cada vez menos dispuesta. ¡Bien hallada!
Cada vez está más difícil la productividad de la recogida, y las cooperativas no pasan precisamente sus mejores momentos. Cada vez más el olivo clama un reajuste de su política económica y organizativa, y a sus pies, el aceitunero clama un jornal acorde con el esfuerzo físico, dedicación y condiciones del trabajo. Esta semana, el frío rigidiza los dedos maltratados y hace que el día sea, si cabe, más duro. Pero todo sea por el trabajo, que tanta falta nos hace.
Por todo ello, queremos dedicaros estas palabras, y una canción de Paco Ibáñez que pone música y voz a los versos del gran Hernández. ¡Ánimo!