Revista Salud y Bienestar

A un año del bombardeo del hospital de Médicos Sin Fronteras en Afganistán: un capítulo oculto en la historia del Kunduz Trauma Centre narrada por un anestesiólogo protagonista

Por Lemdelca

A un año del bombardeo del hospital de Médicos Sin Fronteras en Afganistán: un capítulo oculto en la historia del Kunduz Trauma Centre narrada por un anestesiólogo protagonista


El 3 de octubre del 2015, hace poco más de un año, aviones de guerra norteamericanos bombardearon elKunduz Trauma Centre (KTC), hospital de cirugía de guerra de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), situado en el norte de Afganistán. ¡Cómo no lamentar tan mala noticia!

Reportes más recientes mencionan un número de al menos 30 víctimas por el ataque, entre ellas 13 miembros del personal de MSF, profesionales que viajaron a ese convulsionado país conscientes del altísimo riesgo al cual se exponían sus vidas, pero con el enorme entusiasmo de ayudar al prójimo en las condiciones más difíciles, viviendo nuevas experiencias y dando el tal vez más importante paso en sus carreras,

" Lo que mal empieza, mal acaba" dice el refrán que podría muy bien encajar en la historia del KTC, una vez que enteremos de un capítulo oscuro, y oculto, por incompetentes elementos de MSF que fallaron clamorosamente al llevar a Afganistán a un grupo de enfermeros y médicos especialistas -que arriesgaban sus vidas yendo a ese convulsionado país- a trabajar en un hospital que aún no funcionaba.

A continuación lo contamos tal cual sucedió.


El 22 de julio del 2011 llegó al aeropuerto de Kabul el grupo de profesionales (enfermeros, médicos, administradores) que en unos días más, de acuerdo a un cronograma preestablecido (figura 1), habría de poner en funcionamiento el KTC, al norte de Afganistán.


Este blogger tuvo del honor de ser el médico anestesiólogo de la misión. Después de algunos días de "briefing" (instructivo) acerca de la cultura afgana, temas de salud, asuntos de seguridad, aspectos administrativos, todo iba quedando listo para que la misión se instale Kunduz los primeros días de agosto.


Poco antes del viaje a Kunduz, medios de comunicación daban cuenta de la terrible noticia de un ataque suicida a una compañía de seguridad alemana, situada a escasos metros del KTC (Figura 3). Ello fue motivo de susto y preocupación, pero el grupo estaba preparado de antemano para vivir y manejar ese tipo de situaciones durante su estancia en Afganistán, no obstante el peligro que significaba para sus vidas.

Súbitamente surgió el rumor de que se postergaría hasta nuevo aviso el viaje a Kunduz y se reubicaría a los profesionales expatriados en el hospital Ahmad Shah Baba, en la misma capital afgana. ¿La postergación tenía que ver con el atentado suicida? ¿De pronto el peligro se tornaba mayor al habitual? Simplemente no había respuesta. Los jefes de misión callaron en todos los idiomas respecto al futuro de la misión.

De pura suerte, un trabajador administrativo africano, muy solidario con los confundidos miembros de la misión inaugural del KTC, comunicó por lo bajo que se postergaba el viaje a Kunduz simplemente porque el hospital aún no estaba listo para funcionar, es decir, un grupo de profesionales viajó a Afganistán, arriesgando sus vidas... ¡inútilmente!
El amigo africano, cuyo nombre guardamos en reserva, sustentó su afirmación con los siguientes documentos:


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