Revista Opinión

A vivir del ébola que son dos días

Publicado el 11 noviembre 2014 por José Ignacio Dionisio De La Torre @JoseIDionisio
A vivir del ébola que son dos díasAntes se pilla a un mentiroso que a un cojo, y no es que señale directamente a la protagonista de este artículo como tal, pero no me venía a la mente otro socorrido refrán Castellano para expresar mi malestar con Teresa Romero, enfermera contagiada no se sabe ya muy bien porque por ébola.
A su favor tiene la ineptitud de un consejero de sanidad madrileño, que  para cubrirse las espaldas tiró de chabacanería política y le puso a huevo la excusa para vivir unos meses del cuento cuando saliese del trance de haber estado 1 mes enclaustrada en un hospital. Y es que para cubrirse las espaldas no hay mejor remedio que explotar una noticia.
La historia de su perro "Excalibur" -el que menos culpa tenía de todo- dió la vuelta a España cuando fue sacrificado, aplicando el refranero -este viene al pelo- "muerto el perro se acabó la rabia" solo que intercambiando dolencia. Esta muerte ha servido para que el marido de la susodicha, resquebraje el corazón de los animalistas y todos aquellos que con buen corazón no digo que no, anteponen la vida de un animal a cualquier otra cosa. Imágenes de personas arrastradas por la polícia ante el domicilio de la "víctima", pancartas a favor del perro, gritos de asesinos...lo que se llama una gestión a pedir de boca vamos.
Han pasado los días y el estado de la enfermera mejoraba a pasos agigantados, y no nos iba a pillar por sorpresa todo lo que acontecería a la salida del hospital. Rueda de prensa, entrevistas por teléfono, visita a casa de la enfermera y su marido, y como no, los dos niveles de expresión de la cara del marido, cuyo primer nivel muestra felicidad por la recuperación de su señora pero que tras ese nivel se encuentra el del "ahora vamos a vivir de esto un rato".
La solicitud de dinerito calentito no se ha hecho esperar claro está, y ya han solicitado indemnización de 150.000 Euros al inepto que se lo puso a huevo con sus declaraciones. La parte demandante reclama esa cantidad en base al ataque al honor  y profesionalidad de la enfermera cuando el consejero de sanidad culpaba del contagio a la mala praxis de la profesional sanitaria al quitarse el traje de seguridad, y claro, como el virus traspasó la capa de traje de manera sorprendente y contagió a la enfermera está en todo su derecho de reclamar.
Lo que espero de todo corazón es que puestos a iniciar pleitos, no solo sea este el último que veamos, y las esteticistas autónomas que tuvieron que cerrar su negocio porque la enfermera profesional de su trabajo y concienciada con la sociedad fuera a arreglarse las ingles a su negocio a sabiendas de lo que le podía estar pasando, también la denuncien por el correspondiente perjuicio a la que se han visto sometidas, y el médico que la atendió haga tres cuartas partes de lo mismo en cuyo caso, podemos estar alegres de que 150.000 Euros de un inepto consejero ayuden a dos pobres esteticistas autónomas y a un profesional sanitario como el médico que en lugar de poner en peligro la vida de otros las salva.
Como sobraría algo de esos 150.000 Euros (entre pago de indemnización a las autónomas y al médico) esperaría con mucho entusiasmo la donación por parte del matrimonio de algún dinero a Asociaciones de Defensa de los Animales claro está. En cualquier caso, y sin negar el mal trago pasado por Teresa, lo que está claro es que van a vivir del ébola que son dos días.

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