Acá no ha pasado nada: la obsesión por que no se note rastro alguno del embarazo

Hace unos días salió publicado en todos los portales de espectáculos y en las secciones “sociedad” de los principales diarios una nota de Lola Ponce (cantante argentina). La noticia era: “Lola Ponce muestra su escultural figura a dos meses de dar a luz”. Esto generó mucha molestia en ciertos grupos de maternidad: porque lo nocivo de este tipo de publicaciones es que hay mujeres que creen que eso es lo normal, cuando todas sabemos que lo normal y saludable es quedar con varios kilos durante la lactancia.

Y este no es el único caso. Hace un mes, una celebrity local (Victoria Vanucci) salía del sanatorio en donde le hicieron una cesárea (mucho se comenta del combo cesárea + lipo que acostumbran a usar las famosas) vestida con unos shorts diminutos y botas bucaneras. El titular rezaba algo asi como “Vanucci tiene el alta médica y parece que nunca ha dado a luz”.

Lo que están mostrando en estos portales no es más ni menos que el reflejo de lo que la sociedad espera de una mujer: la perfección estética, una sociedad que establece paradigamas frente a la mujer, su cuerpo y la maternidad inalcanzable para la mayor parte de nosotras, especialmente después de haber parido (especialmente si fué por cesárea), de atender a tu bebé las 24 horas, encargarte de la casa, de los otros hijos y ni hablar de las mamás que no tenemos licencias de maternidad y debemos volver al trabajo muchas veces, antes del mes de nacido nuestro hijo.

La mujer real vs. la mujer impuesta por la sociedad

La mujer real vive como puede el puerperio. Sus hormonas se revolucionan. A la mujer real le cuesta volver a asumir su cuerpo cuando su bebé ha nacido. Se reinventa. No duerme tres horas seguidas. Lucha para tener una lactancia exitosa, pelea con las grietas en los pezones, con los pañales que debe aprender a cambiar, soporta estoica a las visitas que no se van nunca, le pone la mejor cara a las sugerencias y consejos que no han pedido… la mujer real no descansa, no come bien ni a horario, y muchas veces, se pasa el día en camisón o no se acordó de peinarse.

La sociedad nos impone otro tipo de mujer: la que a dos días de haber dado a luz sale entaconada y divina: maquillada y lookeada como quién sale a cenar en una cita. Debe ser flaca si o si, cueste lo que cueste: si necesita abandonar la lactancia para empastillarse con anfetaminas, no importa. Si tiene que dejar 4 horas a su recién nacido para internarse en el gimnasio o el spa, a nadie le importa. En esta sociedad vale el fin sin importar el medio. O quienes quedan en el medio.

La mujer real discute con su marido (al que le cuesta encontrar su nuevo lugar), la mujer impuesta por la sociedad, le sirve al marido ya sea como sirvienta o como objeto sexual.

La mujer real se siente mal por no alcanzar el ideal de belleza. Y los medios masivos de comunicación no hacen más que demostrarles que lo normal es ser como Lola Ponce o Victoria Vanucci.

Y eso si que hace daño. Muchas mujeres dejan de alimentarse bien, cortan la lactancia, toman pastillas, se matan en el gimnasio y la realidad las golpea en la cara. Somos imperfectas y nos lo hacen saber todo el tiempo.

Cesárea + Lipo: el combo

Hace unos años era un mito urbano: las famosas entraban embarazadas y salían espléndidas. Al mes ya eran tapas de revistas nuevamente demostrándole al mundo que eran incluso, más hermosas que antes. Por lo bajo corría el rumor (desmentido hasta el cansancio) que tras la cesárea se sometían a una liposucción.

Hoy, ya lo reconocen abiertamente: no sólo hacen la liposucción, sino, que también hacen abdominosplastía: “n un principio no hay problema en hacer una liposucción tras una cesárea. Habría que estudiar si es una buena elección, ya que tras la cesárea suele haber exceso de piel y diástasis de músculos rectos (separación) por lo que en general la mejor solución podría ser una abdominoplastia.” dice reconocida médica del Instituto Médico Láser.

Los médicos más sensatos recomiendan esperar debido a que el útero, después del embarazo tarde de 2 a 3 meses en regresar a su estado normal cuanto amamantás.

Pero claro, cada vez es más difícil encontrar médicos éticos con sentido común. Hoy el que manda es el dinero y las urgencias porque no se note en el cuerpo un embarazo reciente.

Volver a nuestro cuerpo anterior al embarazo: recuperación progresiva

Para la madre recuperar la forma física, la línea y la belleza significa una gran ayuda para lograr el equilibrio emocional.

Nuestro cuerpo se merece todas las atenciones después del esfuerzo que ha realizado durante el embarazo y el parto, pero no debe obsesionarse por tener un cuerpo perfecto cuanto antes, eso supondría exigirle otro gran esfuerzo innecesario. Los médicos aconsejan esto:

Antes de pensar en recuperar la línea, lo más importante es descansar.
Una o dos semanas después del nacimiento se puede comenzar con ejercicios muy suaves para fortalecer las zonas más afectadas: el suelo pélvico o perineo, el abdomen, la columna vertebral y las piernas.
Al principio el objetivo de los ejercicios es estimular la circulación y fortalecer los músculos afectados, sobre todo el perineo y el abdomen. Actividades como caminar, andar en bicicleta o nadar (después de cerrarse el cuello del útero) son beneficiosas después de las primeras semanas.
Dos o tres meses después del parto la madre se encuentra mejor física y anímicamente. El cansancio, las pequeñas molestias y la melancolía han desaparecido. Se encuentra más adaptada a la nueva situación familiar y va aprendiendo a interpretar y satisfacer las necesidades del bebé. Ahora le apetece empezar a ocuparse de si misma un poco más, es un buen momento para iniciar una gimnasia suave de mantenimiento.
Después de una cesárea, los ejercicios para fortalecer el perineo pueden comenzar inmediatamente porque esa zona no ha sufrido lesiones durante el parto. Para fortalecer otras zonas implicadas como el útero o el abdomen hay que esperar un mes o mes y medio para que los músculos cicatricen.
La cicatrización de las suturas de incisiones que hayan realizado durante el parto es muy importante. Además de la higiene en la zona de la episiotomía o la cesárea, hay que procurar que se mantenga seca. Hasta que no haya una buena cicatrización no conviene coger peso ni iniciar una gimnasia fuerte. Se puede estimular la circulación y tonificar los músculos, pero sin forzarles.
La ejercitación se puede realizar en casa, aunque es conveniente que un experto recomiende los más indicados para el posparto. En las sesiones de preparación al parto suelen indicar los ejercicios más aconsejados para este período.
El ejercicio suave no perjudica la lactancia. Se pueden practicar ejercicios específicos para fortalecer los músculos pectorales, también son beneficiosas las duchas tonificantes, los masajes y las cremas hidratantes.
La madre debe tener presente que, tanto si da el pecho como si el bebé toma biberón, los pechos han experimentado un exceso de peso durante el embarazo y los músculos que los sostienen se han distendido, por eso es difícil que recuperen la firmeza anterior al embarazo.
Tendrán que pasar varios meses antes de que desaparezca la máscara del embarazo, la coloración de las areolas de los pechos y la línea oscura del abdomen. Aunque la madre siga un tratamiento, no se acelera la desaparición, es necesario el paso del tiempo para que se pierda la acción de las hormonas que tanto influenciaron durante el embarazo. Los cuidados que más requiere la piel de la madre son la aplicación diaria de una crema hidratante y la protección solar.
Después del parto las mujeres observan una repentina caída del cabello. Esto ocurre porque durante el embarazo se detiene la caída normal por el efecto de las hormonas y cuando éstas dejan de ejercer su influencia, se desprende todo el cabello que debería haberse perdido durante los nueve meses. Para favorecer la circulación sanguínea en el cuero cabelludo, la madre puede realizar un masaje suave durante unos minutos cuando lava el pelo, y si la caída sigue siendo importante pasados unos meses, puede consultar con un dermatólogo.
La pérdida de peso después de dar a luz es progresiva, aunque la madre no pretenda adelgazar. En el parto pierde aproximadamente 5 ó 6 kilos y con la eliminación de líquidos y la involución del útero 2 ó 3 kilos más. Si da el pecho al bebé la pérdida de peso es más rápida porque para producir leche el organismo necesita gran cantidad de grasas. La mayoría de mujeres recuperan su peso habitual entre 6 y 12 meses después de dar a luz.
Para recuperar el tono muscular de las piernas es aconsejable caminar o montar en bicicleta, y para mejorar la circulación sanguínea, además de ejercicios suaves, es conveniente colocar las piernas en alto durante algunos minutos varias veces al día.
Poco a poco la madre comprueba como su organismo recupera la agilidad y elasticidad perdidas. Al mismo tiempo el bebé va creciendo y “enamorando” aún más a sus padres y la madre vuelve a desplegar el dinamismo y entusiasmo que han formado parte de su carácter.

La cereza del postre

Les comparto las fotos más sobresalientes sobre mamás famosas que abandonan el sanatorio tras haber dado a luz. Coincidencia o no, a esos bebés los cargan sus papás…