Revista Infancia

Aceptar a nuestros hijos como son.

Por Mamapsicologain @mamapsicologain

Queramos o no, en muchas ocasiones nos olvidamos que nuestros hijos son personas independientes a nosotros, con sus propios gustos, ideas, emociones e ilusiones. Olvidamos que nuestros hijos no son aquellos niños o niñas que proyectamos en nuestras imaginaciones incluso antes de quedarnos embarazadas, son personas en formación, con su carácter, su personalidad, sus más y sus menos. Como padres debemos ser capaces de aceptar a nuestros hijos como son y ayudarles a avanzar porque independientemente de lo que hayamos imaginado para ellos un día tomarán su propio camino y lo seguirán hasta donde les lleve.

Aceptar a nuestros hijos como son.

Es cierto que todas las madres y padres nos nos creamos una imagen irreal, deseada, ficticia, de nuestros hijos. Queramos o no, empezamos a imaginar cómo serán antes de que nazcan, incluso antes de saber si es niño o niña, si es uno o son dos. Imaginamos al bebé perfecto, sonrosadito, plácido, tranquilo. Imaginamos su futuro e involuntariamente proyectamos en él todos nuestros deseos e incluso frustraciones. Es posible que deseemos que se parezca a nosotros, que sea una copia mejorada, más listo, con más oportunidades, con mejores estudios, ... Y para que sea así nos esforzamos y nos esforzamos, queriendo ser su ejemplo, y modelar su vida siguiendo el patrón de la nuestra. Pero ante tanto esfuerzo nos olvidamos que ellos tienen su propio temperamento, quizás más fuerte o no, quizás más débil, y esto en ocasiones nos resulta complicado de aceptar, de aceptar a nuestros hijos como son.

¿Es tan difícil aceptar a nuestros hijos como son?

Hay ocasiones en las que así es, sobre todo cuando nuestro hijo tiene un temperamento difícil, un carácter más marcado, un niño o niña que nos lleva siempre la contraria o nos desobedece. Este tipo niños o situaciones son las clásicas en las que nos cuesta aceptar a nuestros hijos como son, porque quisiéramos que fueran más obedientes, menos impacientes, protestones, intolerantes, ...

¿Quién no ha visto como un padre loco por el fútbol tiene que admitir que a su hijo no le gusta para nada este deporte? ¿Las notas que saca tu hija no se parecen ni de lejos a las que tu sacabas a su edad, son más bajas de lo que creías porque tu hija debería ser la más inteligente de la clase, la más trabajadora, ...? ¿Tu eres la mamá más dicharachera del parque y resulta que tu hijo es tímido y no le gusta que le digan nada? ... ¿Qué ocurre?

Al final lo que ocurre es que el niño que tenemos en casa choca frontalmente con el niño imaginario que soñamos un día y, claro, trabajamos y trabajamos sin resultado para volverlo tal y como lo habíamos imaginado. ¿Nuestras expectativas no se cumplen? ¿hay que rebajarlas o cambiarlas?

En realidad todos nuestros esfuerzo deberían ir encaminados a descubrir quien y cómo es en realidad nuestro hijo. Descubrir qué talentos tiene, qué le motiva, qué le disgusta y qué podemos hacer para entenderlo. Nuestros esfuerzos deben ir encaminados a entender quienes son nuestros hijos para poder guiarles adecuadamente, aceptar sus torpezas, sus payasadas, sus contradicciones, ... al fin y al cabo son niños de carne y hueso y no sueños.

Visto así, aceptando a nuestros hijos como son, supondrá invertir la energía que supone criar y educar a nuestros hijos en lo que verdaderamente importa: conocerles, entenderles, guiarles.

Foto cortesía http://www.freeimages.com/


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