Revista Comunicación

acondicionando el aire

Publicado el 07 septiembre 2016 por Libretachatarra
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El 17 de julio se conmemora el aniversario de uno de esos inventos que hacen menos largo y duro el verano para los habitantes del primer mundo: el aire acondicionado. Ese día, en el año 1902, el joven ingeniero de la Buffalo Forge Company Willis Haviland Carrier completaba los dibujos con el diseño para un equipo con un objetivo inicial muy diferente. Pretendía ser la respuesta a la demanda planteada por el responsable de una imprenta: un sistema para controlar las condiciones de humedad y temperatura ambientales. Su variabilidad provocaba la expansión y contracción del papel, lo que afectaba y perjudicaba a la calidad del resultado.
Según el relato del propio Carrier, la solución se le presentó una desapacible noche de niebla primaveral en la estación de tren de Pittsburgh. Entonces cayó en la cuenta de cómo la presencia de agua en la atmósfera enfriaba el ambiente. Una idea que plasmó en su “aparato para tratar el aire”. En esencia, se trataba de una enorme cámara en la que unos ventiladores generaban una corriente que atravesaba una ducha o cortina de agua procedente de una tubería. El aire saturado salía de la cámara a través de una rejilla que atrapaba las gotitas a la temperatura deseada.
Poco después, la primera unidad, de 30 toneladas, era instalada en la imprenta. El resultado fue tan satisfactorio que el 16 de septiembre de 1904 Carrier solicitaba la patente de su invento. Un ingenio que encontró un próspero negocio en las fábricas, especialmente las textiles, donde la falta de humedad ambiental provocaba que las fibras se cargasen de electricidad estática, lo que dificultaba su manipulación.
A partir de 1924 los equipos de aire acondicionado, todavía de grandes dimensiones, comenzaron a utilizarse para el confort de los clientes de cines, teatros y grandes almacenes. Y hubo que esperar hasta después de la Segunda Guerra Mundial para que aquellos aparatos rebajaran lo suficiente su tamaño y coste para poder ser instalados en las viviendas familiares.
“Los inventos son para el verano”
(open mind,16.07.16)


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