Revista Belleza

Actriz principal en la gestión de mi tiempo

Por Negraflor @NegraFlor_Blog

Hoy voy a empezar a hablarte de lo que aprendí en el curso de gestión del tiempo. Las primeras ideas que nos explicaron en el curso. De todas las cosas que nos explicaron y que me han dejado huella, hoy te voy a contar apenas un par. Dejaré el resto para futuros posts, por no hacer de éste un rollo interminable.

Una cosa que me llamó mucho la atención, en la primera sesión, fue la importancia de la definición del rol propio dentro de tu organización o empresa. Es decir, el papel que crees que juegas. Esto, evidentemente, además de aplicarse al trabajo, se puede extrapolar. Tú decides cómo quieres vivir tu trabajo:

Actriz principal en la gestión de mi tiempo

  • ¿Eres espectador? Es decir, sientes que en tu trabajo, nada de lo que haces depende de ti; no tienes margen, ni capacidad, ni espacio para decidir absolutamente nada. Eres el último eslabón de la cadena; un mandao. Y por tanto tienes que limitarte a ejecutar.
  • ¿Eres actor? Eres consciente de que tus tareas tienen repercusión dentro de la organización (mucha o poca, pero la tienen); reconoces tu parcela de autonomía, y dentro de ella te organizas, decides, priorizas, delegas, aplazas… TÚ llevas la voz cantante.

Bueno, creo que ésa es una de las claves, sin más, de la organización del trabajo (y de lo que no es el trabajo): del posicionamiento de cada uno. Si yo vivo mi vida, o mi trabajo, como actor principal, como responsable, soy consciente de que tengo un margen de maniobra, que puedo tomar decisiones -por insignificantes que parezcan-. Que mis acciones tienen repercusión.

En cambio si asumo que no soy nadie, que no tengo ni voz ni voto; o sea, si me posiciono como espectador, asumiré que no hay nada que yo pueda hacer. Que me viene todo dado y tengo que aceptarlo todo tal cual viene, porque, total, como no soy nadie… no tengo capacidad de influir en los resultados de ninguna manera; nada depende de mí. Todo me viene dado, así que yo, ejecuto y punto.

Si te posicionas como parte actora, sientes que puedes hacer cosas, aunque sean pocas. Asumes tus responsabilidades y trabajas más a gusto.  Y para organizarte tienes que ser parte actora. Tienes que tomar las riendas. Si te posicionas como sujeto pasivo, te desmoralizas, aparece el desinterés, la desgana, y la insatisfacción con respecto al trabajo

Yo estuve muchos meses sintiéndome así. Como que no podía hacer nada para cambiar la situación en la que me encontraba con respecto a mi trabajo. Que lo que hacía era una porquería. Que yo no tenía capacidad de decisión, y que lo único que podía hacer era acatar, y punto. Estaba muy desmotivada; me costaba horrores levantarme para ir a trabajar (no es que ahora lo haga de mil amores, pero hay diferencia). Me quemaba ser eso, el último eslabón; tener un trabajo tan poco creativo y tener que llevar a cabo tareas tan básicas, sin poder decidir con respecto a nada.

De hecho es curioso que siendo una persona tan activa como soy, que tomo parte siempre, me hubiera dejado arrastrar por esa apatía. Por lo general (excepto cuando llega el otoño) tengo muy claro que yo misma, con mis actos, tengo capacidad de influir en mi entorno. Me gusta ser parte activa en todo cuanto hago. No suelo posicionarme en el rol de víctima, pensando en que soy ajena a todo cuanto me pasa. Por eso, a veces me extraña haber sucumbido a esa actitud de desidia.

Ahora he cambiado la perspectiva. He necesitado hacer el curso para ver que, dentro de ese poco margen que sé que tengo (soy consciente), yo decido cómo organizar mi trabajo. Con el trabajo de los demás no puedo hacer nada; no puedo organizarlo. Puedo influir en él, como los demás pueden influir en mi desempeño, pero no puedo administrarlo. Por lo tanto me vale la pena tener claros ciertos conceptos que me pueden ayudar en la gestión de mi tiempo. Y, en este caso, mi posicionamiento, respecto al trabajo, es la clave para una mayor satisfacción laboral.

Primera conclusión. Te contaré más.


Volver a la Portada de Logo Paperblog