Revista Religión

Adaptándonos a nuevas formas de comunicarnos.

Por Miguelangelgc @miguelangelgc
Adaptándonos a nuevas formas de comunicarnos.
Vivimos en una época que se podría definir como AdI y DdI [Antes/Después del Internet]; muchos de nosotros crecimos con la popularización de la Red, los Smartphone y la democratización de la PC, otros tantos han sido testigos de su nacimiento y desarrollo mientras que otro -gran- grupo [adolescentes, niños] han conocido el/su mundo con Internet y pantallas táctiles siendo parte natural del ecosistema, lo ven tan normal como para la mayoría de nosotros es la electricidad. Esto ha llevado a que nos estemos enfrentando a diversas maneras de ver, entender e interactuar con nuestro entorno. Siempre ha habido choques culturales entre generaciones pero la revolución que implica estar conectados con el mundo, a toda hora, a un clic de distancia y desde la palma de la mano, es algo que nunca había sido visto. Una de las cosas que la interconexión ha llevado es a cambiar -evolucionar más bien- la manera y forma en cómo nos comunicamos.Aún cuando existía el teléfono -tradicional, el fijo- o con los inicios de la revolución móvil -cuando éste no era "inteligente"- se premiaba el contacto cara-a-cara, o inclusive si no se podía se optaba por descolgar el dispositivo y llamar por teléfono. Estar en una reunión pendiente de otra cosa que no fuera la charla [obviando que no se estuviese frente al televisor] era considerado falta de respeto, una grosería... pero las cosas están cambiando. Para aterrizar las ideas de éste artículo, me sirvieron sin querer dos artículos con ópticas muy distintas [fueron publicados en el mes de agosto, del dos mil quince] que me ayudaron, junto a una serie de experimentos que fui realizando, a tener una perspectiva más amplia sobre lo que quiero plantear. El primero de ellos, aunque el último de los dos cronológicamente, fue publicado en el blog de contenido católico Aleteia, y aborda la decadencia del "Arte de Conversar".Toda la publicación gira en torno a la importancia de que los tutores/padres/cuidadores mantengan un vínculo-contacto directo con los niños, que la tendencia de mirar al móvil y el estar pendiente a cada momento de las actualizaciones de las diferentes Apps se desencante en favor de poner atención al menor y así favorecer su adecuado desarrollo psico-social pero pese a versar sobre ésa línea sí hace una crítica interesante al cómo nos comunicamos, ya no a la cara, y por ende, refiere, se pierde el "interesarse" por los otros ocasionando una laceración importante en el "arte de conversar". Por su parte en el otro artículo que referiré, de Enrique Dans -especialista en temas de Internet [que, de paso, recomiendo bastante seguir]-, se plantea el cómo el smartphone está cambiando las pautas socialesÉl aborda la comunicación en general aludiendo a que existe una -cito textualmente- lucha generacional a la hora de interpretar la conversación y sus prioridades, alejados de un marco de tiempo o espacioExplico. Una generación, los menores de veinticinco años [en dos mil quince],  ve totalmente normal la relación entre ellos aunque éstos no interactuén directamente [a la cara] pese a estar en el mismo sitio; es decir, mirar el móvil mientras otros hablan o ignorarse entre sí mientras realizan algo en su dispositivo.La otra generación, los mayores de veinticinco, rechazan cualquier comunicación que no sea mediante los códigos habituales cuando comparten con alguien el mismo lugar [cara a cara] y entienden la mensajería instantánea como una conversación de salutación y despedida; cosa que detallo más delante. ¿Realmente estamos, como especie, destruyendo el "arte" de conversar? Primero, y creo que ésto nos dará una gran respuesta, definamos la palabra: Es hablar [una persona] con otra sobre algo alternando los turnos de palabra; dialogar es su sinónimo. La palabra, de origen latino, se interpreta como "vivir habitualmente en un lugar".
Adaptándonos a nuevas formas de comunicarnos.Según vemos en Google Imágenes, la palabra está totalmente vinculada al hecho de interactuar, dos o más personas, en un mismo lugar y a la cara, transmitiendo un mensaje pero cuando mandas un Whatsapp a un amigo ¿estás conversando con él?Desde luego. No de la manera tradicional pero si nos vamos a la esencia de la comunicación, existe un emisor [tú], un receptor [el/ella], un mensaje [tu texto] y un canal [la App]. En resumen, textualmente hablando, te estás comunicando aún cuando ese amigo vive incluso en otro país o que lea tu mensaje horas después. Que no lo hagas a la cara no quiere decir que no generas una charla. Hice un experimento, y quizá algunos contactos me golpeen, pero fue muy útil. Les decía que Dans mencionaba el cómo la generación adulta veía/ve a la mensajería instantánea: como una conversación de salutación y despedida; en su contra, los jóvenes optan por verla bajo un entendido de conexión permanente, en donde no es necesario saludar ni despedirse y donde incluso es permisible responder horas después de haber recibido [ó visto, aunque en esa parte si muchos son muy sensibles] el mensaje. Mi experimento consistió en dos cosas: evitar lo más posible hablar por teléfono [una costumbre de mi época AdI] y, la más "relevante", no saludar ni despedirme de ciertos contactos en la mensajería instantánea [léase Messenger ó WhatsApp, ambas de Facebook]. Tengo un grupo de contactos variado, por lo que podía de primera mano ver reacciones tanto de las generaciones menores -que yo, con veintiséis años- o mayores que la mía. Como bien aborda Enrique Dans, las conductas son marcadamente diferentes.Los adultos [de treinta, cuarenta, etc.] en cuánto leen un mensaje "saludan", y por lo regular mantienen la conversación "on line" [cuando lo responden] en donde su atención -total- está centrada en el emisor del mensaje [en éste caso yo]; cuando tienen que hacer alguna otra actividad se despiden con un "nos leemos luego", "hasta pronto", etc. La conexión permanente, la idea de ella, fue aplicada en su mayoría a personas de mi misma o menor edad, la respuesta fue formidable. Con un simple "hey... salgamos a algún lado" ó con el envío de una imagen podía iniciar una conversación que no necesariamente recibía respuesta pronta; cuando respondían no saludaban dando así la sensación como de que él o ella hubiese estado conectado permanentemente; los mensajes podían tardar horas o incluso un día en ser respondidos [por mí o por ellos] y la conversación no perdía hilo de continuidad; desde cosas simples y trilladas hasta charlas más elaboradas, la comunicación daba la sensación de un constante flujo de ida y vuelta de mensaje, sin interrupción. Y luego, algo curioso. No obstante de la famosa lucha generacional de la comunicación, las generaciones adultas, luego de "conocer" la mensajería instantánea, no tardan mucho en aceptar la idea de mensajear, y con el paso de los días, optan -se acostumbran-  a enviar un mensaje de texto vs hablar por teléfono [lo del cara-a-cara y/o compartiendo un mismo entorno, es un poco más complicado de cambiar]. El ciclo adaptativo, al menos en mi muestreo, no es tan largo a pesar de que en un inicio rechazan la idea de un smartphone / mensajería. A manera de conclusión creo que los puristas de la conversación cara a cara son parte normal de todo proceso de adaptabilidad, en éste caso a nuevas formas de interactuar; es verdad que voltear a ver el móvil mientras que alguien te habla es percibido como grosero pero, no sin justificar, los tiempos cambian y las costumbres sociales también. Tachar a la mensajería instantánea como partícipe de destruir las conversaciones  humanas creo es infundado. Las personas siguen y seguirán comunicándose, es parte de nuestra esencia como seres humanos [necesidad de otros, de socializar].El que cambie la forma de comunicarse es parte de la evolución, del desarrollo y crecimiento. Antes llegábamos a un lugar en caballo, ahora lo hacemos en coche o avión; cambiamos la manera de hacerlo pero no el hacerloQuizá en un futuro tengamos algún tipo de telepatía que permita enviar pensamientos a nuestros contactos, sin siquiera escribir en un teclado -QWERTY o virtual- y no por ello dicha transferencia dejará de ser una conversación. "El gran desafío al que nos enfrentamos hoy es aprender de nuevo cómo hablar unos con otros [aquí agrego: por cualquier medio], no simplemente cómo generar y consumir información" - Papa Francisco

comunicación, smartphone y comunicación, conversar, arte de conversar, jóvenes y adultos conversarLa imagen que encabeza el artículo la obtuve en Mi Huella Es.Gracias por leer y seguir al bLog de miguE.

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