Revista Cultura y Ocio

«Addio del passato»

Publicado el 07 mayo 2016 por Juliobravo
«Addio del passato»
Levanto de nuevo el telón tras un tiempo echado. Me convenía abrir un paréntesis en esta aventura que lleva ya varios años de andadura gracias a vosotros, sus lectores. No me cansaré de agradecer la acogida que ha tenido siempre. Espero responder a vuestras expectativas.

Hoy vuelvo a hablar, en parte, de mí. Pero sólo en parte porque, aunque lo sabía, he comprobado en primera persona que el teatro es un trabajo en equipo, y que solo cuando las piezas están bien afinadas se puede alcanzar el objetivo, que es, siempre, entretener, conmover, divertir, emocionar... En definitiva, comunicarse con los espectadores, cómplices necesarios de la magia.

Se ha estrenado, lo sabréis, Addio del passato en La pensión de las pulgas. Se trata de un texto que escribí el año pasado, pensando precisamente en este espacio, que se ha convertido en una referencia dentro de la escena off madrileña. Addio del passato es un texto inspirado en el libreto que escribió Francesco Maria Piave para la ópera de Verdi La traviata, y que se basaba a su vez en la novela La dama de las camelias, de Alejandro Dumas. Durante una representación en el Teatro Real de La traviata pensé que la historia de amor y de sacrificio que en ella se narra tenía plena vigencia y podía llegar, incluso sin la maravillosa música de Verdi, perfectamente a los espectadores de nuestros días.

Los clásicos lo son porque hablan de la naturaleza humana, porque cuentan historias inmarcesibles, que podemos entender los espectadores del siglo XXI de la misma manera que la entendieron los espectadores del tiempo de su estreno. Y la historia de La traviata, la historia de Addio del passato, es la historia de una mujer que encuentra el amor y que, por distintas circunstancias, ha de renunciar a él. Y da igual si vive en 1853 o en 2016.

Así que le planteé la idea a José Martret, director de La pensión de las pulgas, y le gustó la idea. En un principio pensé en traer la historia a nuestros días, pero él me sugirió que llevarla a los años cincuenta o sesenta se ambientaría mejor en el espacio y sería un entorno más preciso para el melodrama. Suya fue, también, la sugerencia de transformar el personaje del padre del protagonista (Giorgio Germont en la ópera) en su hermana.

No soy director, ni tengo vocación de dirigir. Quizás lo haga en un futuro, pero no tengo ni las armas ni el conocimiento necesario para ello. Por eso necesitaba a un buen director, en quien yo confiara, y que además fuera mi amigo. Y pensé en Blanca Oteyza, una mujer que no había dirigido hasta ahora, pero que tiene una extraordinaria sabiduría teatral, como me había demostrado en muchas ocasiones, y el instinto, la sensibilidad y el conocimiento adecuados para contar la historia de Addio del passato. Es, además, una gran amiga a la que quiero mucho.

Blanca se cogió de mi brazo (o más bien, yo del suyo) y comenzamos a andar. En el camino se nos unieron Pier Paolo Álvaro, Roger Portal, Ruth Rubio, Lola Baldrich, Fran Calvo, Carolina Herrera, Orencio Ortega, Noemí Rodríguez, José Emilio Vera y Mariana Gyalui. El 14 de marzo hicimos la primera lectura, y os aseguro que fue un momento extraordinariamente emocionante para mí. Con el paso de las semanas y el transcurso de los ensayos se nos unieron varias personas: Ángel de Antonio y Carmen Prieto Remón, que hicieron las fotos; mi queridísima Mónica Tourón, con su atrezzo floral; José María Cámara, que nos prestó un estupendo espacio en el Teatro Rialto...

No voy a hablar de la obra ni, lógicamente, a hacer crítica del espectáculo (quienes han venido hasta ahora a verla, en los pases previos y en las dos funciones, han salido, dicen, emocionados; hemos visto lágrimas en los ojos de algunas personas, y eso nos hace felices). Pero puedo decir que las informes nebulosas que conformaban mi puesta en escena imaginaria cuando escribí el texto se han hecho carne de una forma inimaginable. Que Lola, Fran, Carolina, Orencio, Noemí, Pepe y Ruth, de la mano de Blanca y vestidos por Pier y Roger, son mucho mejores que el mejor equipo que yo hubiera soñado tener. Que su implicación, su compromiso, su generosidad como actores y como seres humanos me ha emocionado. Que su trabajo me ha conmovido. Puedo decir que el proceso de ensayos ha sido una de las más extraordinarias experiencias de mi vida, y el estreno en la Pensión uno de los momentos más emocionantes y gratificantes para mí. 

Soy feliz, y todo gracias a estos chicos, escribí en Facebook acompañando una foto de casi todo el equipo (los que faltaban estaban en nuestro pensamiento). Y así era. Fui muy feliz. Llevo al menos cuarenta de mis cincuenta y dos años leyendo teatro, algo que me apasiona. Llevo, lo sabéis, treinta años escribiendo de teatro, de música, de danza; contando historias ajenas. Pero hasta hace unos años no tomé la determinación de contar mis propias historias. Y le doy las gracias a Sonia Dorado, una de las personas que más quiero, por animarme a hacerlo hace algunos años (y sobre todo por ser una amiga fiel). 

He hablado de mi más de lo que quería. Pero no os equivoquéis; estas líneas son una carta de amor a Blanca, a Pier, a Roger, a Ruth, a Lola, a Fran, a Carolina, a Orencio, a Noemí, a Pepe y a Mariana. Addio del passato es de ellos.


La foto es de la estupenda Carmen Prieto Remón (https://21carminas.wordpress.com/)

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