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Adelanto

Por Amaya27
Hola amigos y amigas, aquí les dejo un adelanto de mi segunda novela "Tú serás para mí "
Espero que lo lean y les guste, de todas formas me gustaría que me dieran sus comentarios, porque quiero saber que les parece.
Un beso grande.
Prólogo


Febrero 15 de 1987— ¿Mami, puedo comer un poco más de torta?—Por Dios Carly, ¿no te has visto en un espejo niña?—Pero mami, es mi cumpleaños y papi dijo que podía hacer lo que yo quisiera—le dijo la niña con tristeza en su voz.—Seguramente lo dijo, porque solo se la pasa viajando. No ha tenido oportunidad de ver como comes y lo gorda que estás— le dijo de manera hiriente —.Niña, ¿que no entiendes que si no te cuidas desde ahora, más adelante ningún hombre te va a querer?—Está bien, mami —. dijo la niña apenada, porque las amigas de su madre no hacían más que mirarla desde que su madre le dijo gorda.—Claudia, la verdad es que la niña si está un poco pasada de peso, pero todos los niños a esa edad son un poco rollizos y luego se les pasa. Déjala disfrutar de su cumpleaños, luego la pones a dieta— dijo la señora Rosewood, esposa del alcalde de Florida en esos momentos y la que mejor la trataba de las amigas de su madre. —Oh Ester, la verdad es que tú no tienes nada de qué preocuparte, ya que solo tienes hijos  varones, pero tú no tienes ni idea de lo que se sufre cuando se tiene una hija, no puedes descuidarla, porque entonces se echan a perder y ya ningún hombre se fijará en ellas.— ¿Qué haces aquí todavía Carly? Esta es una conversación de mayores.La niña se fue cabizbaja, con los ojos llorosos, pero al poco tiempo, estaba jugando con sus amiguitos.Cuando terminó la fiesta, el padre de Carly llamó y se disculpó por no haber estado allí, pero había tenido que quedarse en el aeropuerto, por una fuerte tormenta de nieve.—Papi ¿Cuándo vuelves? —Tan pronto se acabe esta tormenta de nieve, amor—. Te oigo triste, ¿Te pasa algo? — preguntó preocupado, pues conocía bien a su esposa y sabía que la pagaba con Carly, cuando él no estaba.—Es que mami, me dice cosas feas cuando está con sus amigas y me dice que soy gorda.—Mi caramelito, no te preocupes, eres una niña hermosa y no dejes que nadie te diga lo contrario. Además, aquí tengo tu regalo y cuando llegue a casa, te llevaré a ver los delfines y a comer el helado que más te gusta, pero no le puedes decir a mamá. ¿Está bien?—Si papi, está bien.—Será nuestro pequeño secreto.— Esta bien papi, —se rió. Guardaré el secreto, pero por favor, vuelve pronto, me siento triste sin ti.—Te prometo, que mañana, cuando abras los ojos, estaré a tu lado y lo primero que verás será esa muñeca que tanto querías.— ¡Papi! Gracias.—No hay de qué, caramelito—le dijo su padre riendo—, ahora vete jugar con tus regalos y duérmete temprano, que mañana nos veremos.—Está bien papi, pero, acuérdate que vamos a pasar todo el día juntos, no te olvides—Claro que no, amor, ¿cómo podría olvidarme de mi princesa?— contestó—. Que pases buena noche, y recuerda siempre que estoy muy orgulloso de mi chica.—Buenas noches, papito. Te quiero mucho.—Y yo te amo, mi princesa.Esa fue la última vez que Carly habló con su padre, y su vida cambió totalmente.
Capítulo 1Tiempo presenteCarly no podía creer que su madre estuviera el día de la inauguración de su spa, solo para hacerle la vida imposible. Sabía lo que tenía que hacer, estaba segura de que si no hablaba con ella, echaría a perder toda la inauguración.Se fue acercando poco a poco a ella, mientras se íba calmando. No quería pelear y que todos se dieran cuenta.—Madre ¿Qué haces aquí? —le dijo cortante, sin importarle que su socia y una amiga estuvieran con ella.—Saluda primero, querida. La gente dirá que no te dí una buena educación.—Perdón, Desiree—le dijo a su amiga y socia, colocando un mechón de cabello detrás de su oreja, como hacía cuando estaba nerviosa—. Shauna, me imagino que ya conoces a mi madre.—Si querida, ya tuve el gusto de conocerla —le dijo la mujer con cara de que había sido exactamente lo contrario—.  Te dejamos sola con ella para que hablen.—Gracias, chicas.Cuando se fueron, Carly se volteó hacia  su madre y la tomó del brazo para que fueran a un lugar más discreto.Stefany Woods, era una mujer de cincuenta y siete años, muy conservada, gracias al botox y en realidad no representaba la edad que tenía. Era  una mujer esbelta con piel de alabastro, de rostro pálido casi etéreo con mejillas sonrosadas, ojos color verde esmeralda, labios pequeños, su nariz era pequeña como un botón pero muy bonita. Su cuello largo de cisne y sus  pechos generosos, detenían el tráfico; pero de lo que más se enorgullecía, era de su hermoso cabello: de color castaño claro, brillante, con delicadas ondas, que cuidaba todo el tiempo. Todo el que la veía decía que era una mujer muy atractiva y desde muy joven incursionó en el modelaje; profesión que dejó, al casarse con el padre de Carly; ya que él tenía el dinero para mantener sus gustos caros.—Madre, no voy a permitir que tires todo mi esfuerzo por la borda, indisponiendo a la gente conmigo y diciendo que no tengo ni idea de lo que hago, pase ocho años estudiando y trabajando al  mismo tiempo para pagarme los estudios ya que tú te negaste a hacerlo. Ha sido mucho mi esfuerzo para que ahora vengas el día, en que por fin abro mi negocio a dañarlo todo.—Por Dios santo niña, te va a dar un ataque—, le decía mientras reía.— ¿Te parece que esto es gracioso?— ¡Claro que sí! Tienes un miedo terrible a que la gente vea que una gorda, no puede saber lo que verdaderamente desea una mujer delgada. Por más que trates, este negocio no saldrá adelante porque tú eres un fraude Carly. Además tienes demasiado de tu padre en el cerebro, lo cual quiere decir que no eres una mujer ambiciosa y por eso, no saldrás adelante —dijo con un toque de odio en sus ojos—. Te dejo, tengo que ir a jugar cartas con unas amigas y luego voy de pasada por la peluquería.Stefany pensó que ya que había logrado su objetivo, haciendo sentir a su hija inadecuada y torpe, se podía ir.—Lárgate madre, y por favor, no vuelvas al spa.Ella hizo como si no escuchara y salió con aires de realeza de allí.Cuando vio que su madre realmente se había ido, subió corriendo las escaleras que daban a la oficina y fue a encerrarse en el baño. Lloró de rabia, de impotencia pero al final, se obligó a calmarse, se miró en el espejo para retocarse el maquillaje, la imagen que veía era la de una mujer rellena más no gordísima; cara redonda, mejillas rollizas, pero no infladas. Sus cejas arqueadas, enmarcaban unos ojos verdes, herencia de su madre y la nariz aguileña, que en otros tiempos le parecía horrible, ahora le gustaba porque pensaba que le daba carácter a su rostro. Tenía los labios gruesos y  su cabello era una mezcla del color rubio  de su padre con  la textura ondulada del de su madre; su color de piel por mas que había tratado de broncearse en todas las formas, ya que en Miami todo el mundo lucía un perfecto tono de piel, no había podido cambiarlo y seguía con el mismo color blanco leche, como ella le llamaba. Las piernas eran cortas y un poco regordetas para su gusto y sus caderas eran anchas, lo que la hacía ver un poco pasada de peso, su cintura no era la de una avispa, pero los pantalones le quedaban bien y tenía pechos grandes por lo que se acomplejaba de pequeña, ya que siempre fue la más desarrollada de sus compañeras de clase.No se sentía una mujer hermosa pero tampoco veía el adefesio del cual su madre hablaba. Terminó de arreglarse y se dijo que ya nada podía hacer, los que se sintieran mal por el aspecto de ella, tendrían que mirar para otro lado.  Con ese pensamiento, bajó para seguir atendiendo a los invitados.Se encontró con su socia Desiree, mientras bajaba las escaleras.— ¿Te pasa algo? —le preguntó preocupada.—No amiga, no es nada.—Estás así por tu madre ¿verdad?A Desiree, no podía ocultarle nada.—Un poco —le respondió—. Pero no permitiré que arruine un día tan importante para mí.—Así se habla amiga, te felicito. Le dio un abrazo y bajaron juntas.Mientras Desiree les hablaba de los tratamientos y sus ventajas a los clientes, Carly les daba un pequeño recorrido por el Spa. Les íba mostrando el primer piso donde estaba la peluquería, el área húmeda con el sauna y el turco; también había un baño de hombres y otro para mujeres y la cafetería donde servían ensaladas de fruta, sándwich variados pero todos bajos en calorías y hacían licuados de todo tipo; energéticos, quema grasa, revitalizantes, vegetarianos y otros más.En el segundo piso estaba el área de estética donde tenían un cuarto dividido en 4 cubículos para masaje, técnicas manuales como Maderoterápia, Bambúterapia y Piedras volcánicas. Otro cuarto era solo para máquinas como: Vacumterapía y Gimnasia Pasiva, Ultrasonido, Carboxiterapia.El siguiente cuarto era para todo lo que tenía que ver con la parte relajante, estaba decorado con luces tenues, velas aromáticas y velos, como en un estilo de Harem, tenía varias camillas en diferentes cubículos para los masajes relajantes y técnicas de crioterapia, lodoterapia y terapia con chocolate, al fondo estaba otro pequeño cubículo para el área de depilación corporal. Por último estaba un cuarto o área para Faciales, que tenía varias camillas y máquinas para hacer limpiezas de rostro, hidrataciones y otros tipos de tratamientos relacionados.Carly se sentía muy orgullosa de todo lo que íba mostrando, porque era el fruto de un gran esfuerzo de ella y de su socia Desiree, que era la única que la había ayudado cuando no tenía como pagar sus estudios ni donde vivir, ya que su madre vivía con un hombre que la detestaba y quería solo su dinero; y por esta razón le hizo la vida imposible a Carly y poco a poco fue minando aún más la relación entre madre e hija. Cuando la madre de Carly le dijo que era una estupidez estudiar Estética y que no le daría el dinero para pagar la carrera, Carly la desafió y le dijo que encontraría un trabajo. Su madre en respuesta, le dijo que además tendría que buscar un sitio donde vivir. Como Carly solo tenía 18 tuvo que irse sin decir nada pero luego cuando cumplió los veintiuno y pudo reclamar lo que le correspondía, fue a buscar a su madre. El único problema es que ella, lo había dilapidado casi en su totalidad con su amante. Es por eso que para hacer el spa, había contado con la ayuda económica de su socia; pues  sabía que sola no hubiera podido hacerlo nunca.Desiree era una buena mujer. Tenía cuarenta y cinco años, divorciada, con mucho dinero y ganas de vivir la vida. Conoció a Carly cuando llegó un día a pedir trabajo y como la vio tan joven pensó que se había escapado de su casa y la invitó a tomar un café y hablar. Carly le recordaba mucho a su hija Sofía que había muerto en un accidente hacía algunos años y por eso decidió ayudarla, después de oír su problema y ver su valentía. La sacó de la habitación donde estaba y le dio trabajo en uno de sus almacenes de ropa deportiva, dijo que su futuro en ese almacén de ropa dependía única y exclusivamente de ella, de su trabajo y de su interés, que le daría seis meses para demostrarlo y si no veía que ella íba en serio, la despediría sin contemplaciones porque ella ayudaba a la gente que quería salir a delante, pero no era ninguna beneficencia.Carly se lo tomó muy en serio y dio todo de sí, para demostrar que era merecedora de tal confianza. Al tiempo que trabajaba, comenzó a estudiar lo que tanto le gustaba en la noche; resultó que Desiree también era dueña de un Spa que estaba por vender porque no daba muchas ganancias y cuando Carly le dijo que le diera una oportunidad de hacerlo surgir nuevamente, Desiree aceptó, porque había visto el buen trabajo que había hecho con el almacén de ropa.Carly de paso  aprendía mucho en los dos sitios porque en uno aprendía lo teórico y en el otro aprendía lo práctico.El tiempo pasó, pudo recoger lo que quedaba de su herencia, que no era mucho y sacó adelante el spa de su amiga. Siguió estudiando hasta graduarse; pero después de eso, le comentó sus planes a Desiree y ella le propuso que se unieran para hacer algo grande. Así comenzó todo.Ahora, estaban allí mostrando a sus futuros clientes y a la prensa de todo el país lo que sería el mejor Spa en todo Miami. Era un reto muy grande para Carly  y como todos los retos en su vida, ella lo íba a enfrentar.*****Carly se levantó muy temprano, era su primer día de trabajo en el nuevo Spa y estaba feliz. Tenía mucha ansiedad porque habían invertido mucho tiempo y dinero en ese local. Ella había gastado cada peso de su herencia y de lo que había ahorrado en ese tiempo al trabajar con Desiree, en las cosas que el sitio necesitaba. Había valido la pena, pensó con felicidad porque el lugar, había quedado hermoso.Se bañó y se cambió de prisa, luego se hizo unos huevos revueltos con una tostada y salió casi volando. No quería llegar tarde, eran las siete en punto y ella quería estar allí a las siete y media, pues no se veía bien que las dueñas del sitio llegaran tarde. Estaba ya parqueando el auto, cuando vio su reloj. Eran las siete y media en punto —, sonrió y entró al Spa.—Buenos días—saludó.—Buenos días, Carly —saludó Claudia, la recepcionista—. ¿Cómo estás el día de hoy?—Muy bien, con muchos ánimos y también muchos nervios—le dijo sonriendo.— ¡Claro que sí! Te entiendo perfectamente, pero sé que todo va a salir bien.Ella sonrió y le guiñó un ojo.—Yo también estoy segura. Bueno, me voy a preparar las cosas de las cabinas de masaje y a ponerme el uniforme —se fue caminando hacia el segundo piso.—Ya tenemos citas para  masajes el día de hoy—dijo Claudia.— ¿Tan pronto?—Sí, de hecho tenemos tres valoraciones y tres masajes ahora en la mañana, tú tienes cita ahora a las 8am y en la tarde tenemos cinco valoraciones más y dos comienzos de tratamientos.Las valoraciones eran las citas en las que los futuros clientes eran evaluados, para darles un estimado del valor del tratamiento que había que hacerles. A Carly no le gustaba mucho hacer las valoraciones, porque los clientes se ponían a regatear sobre el precio de los tratamientos y eso le molestaba; pues consideraba, que el spa, no era un mercado y que la gente que recurría a un sitio de estos, debía saber que los implementos y las máquinas que se utilizaban para hacerlo, eran de primera calidad, por lo tanto, no serían económicas.— ¡Wau! Qué bueno, esto se ve prometedor —dijo Carly y continuó su camino riendo.Cuando llegó a su oficina, se cambió, se puso su uniforme y en ese momento tocaron la puerta, era su cita de las ocho de la mañana.—Adelante. —Buenos días, ¿Eres Carly? — preguntó una voz profunda.Cuando Carly levantó la mirada para saludar a su cliente y vio el hombre tan perfecto que tenía en frente, se quedó muda. Lo único que hizo fue un ligero asentimiento de cabeza y extendió su mano.—Hola Carly, gusto en conocerte, mi nombre es Vittorio Di Salvo, pero todos me dicen Vitto —le dijo el hombre con una gran sonrisa.—Mi nombre es Carly —enseguida se arrepintió de decirlo, el ya sabía que ella se llamaba Carly.—Sí, lo sé, lo que no me imaginé es que fueras tan hermosa —le dijo con una sonrisa que haría derretir la mejor nevera. Era muy guapo pensó Carly con sus 1.90 de estatura, cabello castaño, ojos color miel muy expresivos, nariz recta, boca firme que cubría unos perfectos y blancos dientes; por supuesto, todo esto venía empacado en un cuerpo atlético de bronceado perfecto. Su actitud era la de un hombre seguro de sí mismo y le encantaba que tenía una sonrisa fácil.Él decidió romper el silencio.—Y bueno ¿Donde me quieres?A ella se le ocurrían muchos lugares. Como saliendo de un sueño, se dio cuenta que el hombre le preguntaba en donde debía ponerse para que le hiciera el masaje.—Ah, sí —por favor sígame.Fueron hacia el cuarto que parecía un harem y allí en una camilla con toallas perfumadas, lo invitó a que se acostara boca arriba en ropa interior, mientras que ella encendía las velas y bajaba la intensidad de las luces pero cuando lo vio solo en bóxers, tuvo que hacer acopio de todo su profesionalismo para no quedar babeando ante el cuerpo tan bien trabajado que el hombre tenía.Se acercó a él, le colocó una toalla encima de su entrepierna y mientras le íba aplicando suavemente un aceite de almendras dulces en sus pies, el comenzó a hacerle preguntas.— ¿Cuánto tiempo llevas en esto?—Llevo 10 años entre los estudio estudios y el trabajo en un spa—.comenzó a subir por sus piernas.—Eres joven para tener tanto tiempo en esto —la miró, y luego a sus manos mientras subían.—Lo sé, pero comencé muy temprano y tú… ¿A qué te dedicas?—Bueno, me dedico a mi pasión más grande.— ¿Si? ¿Cuál es tu pasión? —ella rió.—La cocina. Tengo un restaurante italiano, soy el chef de allí. En realidad estuve observando cuando inauguraron este sitio y llevaba días pensando que quería un masaje o algo que me relajara un poco, aunque no lo creas cocinar, también es algo estresante.—No tengo porque dudarlo, si tu restaurante es italiano y la comida es buena, debe ser mucha la gente que va allí; obviamente cocinar para tantas personas puede dejar varios músculos adoloridos —dejó de masajear las piernas y comenzó a hacerle un drenaje linfático en su abdomen, en movimientos lentos y consecutivos con las yemas de sus dedos.Vitto pensaba que eran las manos más suaves que lo habían tocado en toda su vida, era una sensación deliciosa y relajante.En ese momento ella tocó sus manos, suavemente. Comenzó a rotar uno a uno sus dedos, después les hacía una leve presión acariciándolos. Masajeó sus brazos con los mismos movimientos circulares de abajo hacia arriba hasta llegar a sus hombros, dolían pero era un dolor delicioso, porque sentía que con cada presión de sus dedos sus nudos se deshacían.— ¿Esto que estoy haciendo ahora mismo te duele?—No, para nada —le respondió en una neblina de tranquilidad.—Está bien, entonces trata de relajarte y así disfrutarás mucho más tu masaje.Acarició su cuello, hizo un poco de presión sobre él y luego fue a su cabeza, masajeó su cuero cabelludo y por último le pidió que se pusiera boca abajo.— ¿Desde qué edad te gusta la cocina?—Desde siempre, cuando tenía cinco años me la pasaba con mi abuela en la cocina oyéndola relatar sus historias  de los antepasados y cocinado deliciosas recetas; aprendí desde muy pequeño los secretos de la comida de mi abuela y cuando fui creciendo, ella me decía que la ayudara en la cocina, que la practica era lo mejor para retener los conocimientos. Luego mis padres me enviaron a Francia y me pagaron la escuela de cocina en Le Cordon Bleu, estuve en el restaurante de un importante chef francés trabajando por cinco años, hasta que decidí venir a Estados unidos nuevamente y abrir mi propio restaurante.Mientras él, le contaba su vida, ella hacía presión en sus pantorrillas e íba subiendo por sus piernas.Uhmm, tienes unas manos muy suaves, tu novio debe ser un hombre feliz.Carly sabía que era una forma de averiguar si tenía algún compromiso y se sintió halagada de que semejante hombre se interesara en ella.—No tengo novio.— ¿Qué le pasa a los hombres de Miami? ¿Perdieron la vista? —preguntó sorprendido.—No lo sé —le contestó ella con un leve sonrojo—.Aunque para ser sincero, son buenas noticias para mí —le dijo sonriendo, cuando en realidad lo que tenía era ganas de aullar del dolor que tenía en la entrepierna, esa mujer lo había tenido erecto desde que la vio por primera vez, pero ella no se había dado cuenta de que él ya había estado en el spa el día de la apertura y al verla, inmediatamente pidió una cita exclusivamente con ella para un masaje.Cuando el masaje comenzó en su espalda, el se calló y se relajó por completo, dejó que ella hiciera su magia y cuando menos lo pensó, ya había pasado una hora y el masaje había terminado. Sintió un suave toque en su brazo.—Terminamos, pero si quieres puedes pedir una cita a Claudia, la recepcionista. Así podrás agendar otro masaje en la semana. Tienes algunos nudos todavía y por lo general en un solo día no se pueden desvanecer, también puedes pedirle que te explique los paquetes de masajes que tenemos en promoción y de esa manera, es más económico para los clientes, ya que pueden hacerse varios masajes por semana.Carly quería que él volviera y la mejor manera de asegurarse era convenciéndolo de tomar un tratamiento.—Eso voy a hacer, porque en realidad me gustó mucho tu masaje —le dijo mirándola con una sonrisa devastadora.—Me alegra mucho que te haya gustado, entonces nos vemos pronto y extendió su mano para que él se la estrechara, solo que él no lo hizo, por el contrario la haló y le dio un beso en la mejilla pero muy cerca de la comisura de los labios.—Nos vemos pronto —aseguró. Carly se quedó pensando en ese beso hasta que un estridente ruido la despertó de sus cavilaciones. Era el teléfono.— ¿A la orden?—Carly, es tu madre por la línea dos.—Está bien Claudia, pásame la llamada—le dijo con un gesto de impaciencia.—Hola madre, ¿Qué se te ofrece?—Se me ofrecen muchas cosas Carly, como que por ejemplo, me abras una crédito en tu Spa, necesito hacerme un tratamiento para adelgazar, ya sabes que no me gusta la gordura, además no siempre cargo efectivo y necesito ir a un sitio donde el cobro sea mensual y me envíen la cuenta a casa para no tener que preocuparme por cosas superficiales.—Madre, este negocio no es solo mío y no entiendo porque de repente necesitas crédito para venir a mi negocio, pero no lo necesitas para ir a otros spas y salones de belleza.—Bueno, es que ando un poco corta de dinero en estos días y eso te lo debo a ti.— ¿A mí?—preguntó sorprendida— ¿Podría saber cómo exactamente, tengo yo que ver en que no tengas dinero, si hace diez años que tú no me pagas absolutamente nada?— ¿Se te olvida querida que decidiste desconfiar de mí y de mi esposo, cuando reclamaste tu herencia? De paso nos dejaste sin un peso, ya que con tu dinero y el mío íbamos a invertir en la bolsa para sacar mayores utilidades y luego tus ganancias serían el doble, pero como siempre tú tenías que dejar ver la vena de idiota que sacaste de tu padre.— ¡De mi padre, no te atrevas a hablar mal! El era un hombre bueno, que solo cometió un error. ¡Casarse contigo!—El único error aquí has sido tú, si no existieras, yo no tendría tantos problemas.—Bueno madre, entonces creo que no tenemos nada más de que hablar, te agradezco que aquí no te aparezcas y así de paso, evitas verle la cara a este error —le dijo herida.—Esto no se va a quedar así Carly, ese sitio no saldrá adelante, te lo aseguro. Sabes que la mayoría de la gente de dinero en esta ciudad me conoce y solo basta que yo diga que no es buen Spa, para que todos me crean y dejen de ir.— ¿Por qué me odias tanto madre?—Tú lo sabes muy bien —diciendo eso colgó.El teléfono volvió a sonar y ella se sobresaltó.—Hola Carly, solo te quería avisar que tu siguiente cita está aquí.—Está bien Claudia, hazla pasar.La mañana se pasó muy rápido, salió de su oficina y se fue al parque a almorzar, para tratar de olvidar un poco todo lo sucedido con su madre, eso la había puesto de malhumor.Se fue a un restaurante de comida rápida y pidió una hamburguesa extra grande, dos porciones de papas francesas, una soda grande y una malteada, para llevar. Luego se fue al parque y se sentó a comer, en una de las banquitas que había allí. La tranquilizaba un poco el ver los grandes árboles verdes, el césped bien cuidado, la fuente de agua y el lago enorme en el centro con pequeños patitos siguiendo a su mamá. Cerró los ojos y se concentró en el ruido que hacían los pájaros picoteando el césped, el de los niños gritando de felicidad por los juegos, el olor a hierba, así estuvo un buen rato hasta que abrió los ojos y vio varias madres paseando sus bebes en cochecitos, eso la hizo pensar en su madre y en su gran problema con ella, las madres no veían lo peor de sus hijas, pero la de ella no solo lo hacía, sino que disfrutaba restregándoselo en cara todo el tiempo. No sabía qué hacer, estaba dedicada a bajar de peso a sus clientes, pero al mismo tiempo ella no podía hacer nada por mejorar su apariencia, pues los tratamientos que hacía no parecían funcionar a pesar de que muchas veces se mataba de hambre y otras muchas se atiborraba, solo para ir a vomitarla. Después de comerse todo, se dirigió al spa nuevamente; en el momento en que llegó, vio varios clientes que la esperaban, pero antes tuvo que ir al baño y vomitar. No podía dejar que su cuerpo asimilara todo lo que había comido, porque entonces se engordaría más.Cuando salió del baño se refrescó un poco y luego se fue a trabajar, necesitaba ocuparse en algo. Entró en uno de los cubículos y se encontró con Chantal, una modelo muy famosa que hace poco había llegado al país, era amiga de su socia y estaba allí para un tratamiento para adelgazar.—Hola Chantal  ¿Cómo has estado?—Muy bien Carly, con mucho trabajo en esta temporada.—Que bien, te felicito.—Gracias, pero Victoria Secret quiere que modele para ellos y la verdad, últimamente me he sentido gordísima, vengo a que me ayudes a reducir medidas para ese evento.—Chantal, pero ¿de dónde quieres reducir medidas? Yo te veo grandiosa, tienes un cuerpo hermoso.—Gracias querida, pero la verdad es que necesito de toda tu ayuda, sabes que la competencia es dura y un kilo puede ser la diferencia entre estar en la cima o ser una total perdedora. La gordura Carly, es la peor enemiga de una mujer, ningún hombre se le acerca a una mujer gorda y a mí me encantan los hombres.Carly se quedó pensando en lo que ella, acababa de decirle.—Está bien, como tú quieras ¿Cuándo es el evento? —tomó nota en su agenda.—Es en 4 semanas.—Bien, será un tratamiento intensivo y pienso que tendrás que combinarlo con Meso terapia y algo de ejercicio cardiovascular.—Carly, eres mi salvadora —le dijo Chantal con una reacción teatral.Ella le sonrió a su clienta pero en el fondo se preguntaba, ¿Si ella se veía gorda, como se vería ella?Sonó un golpe en la puerta y vio a su amiga y socia en la entrada de su oficina.—Carly, tu madre llegó hace poco y se hizo algunas cosas en la peluquería, dijo que tú la habías autorizado a abrir una cuenta en el Spa.Sintió una rabia profunda con su madre y quiso llamarla, pero pensó que era mejor no hacerlo porque sabía que no le íba a dar la cara; lo hizo por vengarse y ahora ella tendría que pagar la cuenta de su madre. Pero no pensaba decirle a Desiree eso, nadie tenía que saber lo mal que se llevaba con su madre, aunque su amiga tenía una idea bastante clara.—Si Desiree, le dije que podía dejarme la cuenta, que yo la pagaría pero solo por hoy, no le dije que abriera crédito para hacerse cosas en todo momento, así que por favor si vuelve otra vez y quiere hacerse algo, cobren sus servicios como lo hacen con cualquier otro cliente.—Así lo haremos entonces —dijo Desiree —Gracias amiga.—No hay problema, ahora me voy el área de faciales, tengo varias pacientes allí. Desiree salió y cerró la puerta tras ella. Carly se quedó pensando en el dolor de cabeza que se estaba convirtiendo su madre.A las ocho de la noche, salió del Spa y se dirigió a su apartamento, cuando llegó oyó un mensaje en el contestador, era el abogado que llevaba el caso de  la demanda que le había puesto a su madre, por tomar el dinero que su padre le había dejado de herencia.Señorita Woods, le llamo para avisarle que en dos días es la reunión de conciliación de las dos partes, su madre ya ha sido citada con su esposo, le recomiendo que venga sin falta, la cita es a las 4 de la tarde, pero me gustaría verla antes para ponernos de acuerdo en algunas cosas. Por favor devuélvame la llamada en cuanto pueda.En dos días era jueves, tenía cita con el médico ese día pero tendría que cancelarla, que pereza encontrarse con su madre; pero sobre todo con su flamante marido. No había nada más que hacer, tendría que armarse de valor, porque ya era hora de que ese  pleito acabara para seguir con su vida normalmente.Se dirigió al cuarto, se quito la ropa y se puso su pijama de patitos que tanto le gustaba, se rió internamente, pensando que si alguien la viera, se burlaría de ella por usar un pijama de niña en lugar de una para su edad, de esas de seda o algo así.Salió del cuarto para prepararse algo, comió unas tostadas con un poco de miel de abejas y un té. Prendió su portátil y comenzó a ver su correo, le gustaba revisar sus e-mails, también la página del spa, ya que había muchas clientas que no iban directamente a averiguar sobre los tratamientos sino que preferían averiguar a través de la página. Respondió todas las preguntas y se puso a chatear con su amiga española Rosi, a la había conocido en un foro de novelas románticas, era un hobby que disfrutaba mucho. Con ella se reía y eso la relajaba, la hacía pensar en otras cosas y olvidar sus problemas.Después de chatear un rato, se fue a la cama, estaba un poco cansada y tenía clientas por la mañana y por la tarde, las cosas estaban empezando con pie derecho, sabía que en poco tiempo tendrían mucha clientela. Pensando en eso se durmió con una sonrisa en el rostro.*****A la mañana siguiente, mientras íba conduciendo a su trabajo, miraba la zona de South Beach, ellas habían decidido establecer allí su negocio. Más exactamente en Washington Avenue, porque pensaban que era un sitio clave. Había muchos locales de salones de belleza o tatuajes y también por allí pasaban muchas personas que disfrutaban el ejercicio o que de una u otra manera cuidaban su cuerpo y lo consentían. Sus playas de arena blanca y aguas cristalinas, los establecimientos que en la noche se convertían en un hervidero de gente deseosa de pasarla bien, la gente paseando o ejercitándose  en la mañana, las chicas en topless con sus fabulosos cuerpos, los turistas que muchas veces caminaban tanto, haciendo sus compras que terminaban con dolor en los pies y se antojaban de un buen masaje para relajarse. Todo eso hacía de South Beach el sitio perfecto para tener un Spa.Ya se acercaba al Spa, cuando recibió una llamada de Claudia.—Buenos días Carly.—Buenos días Claudia,  lo sé, lo sé…voy retrasada, es que como siempre no encontraba las llaves del auto, pero estoy muy cerca. Llego en cinco minutos con toda seguridad. ¿Mi paciente ya llegó?—El señor Di Salvo ya está aquí, acaba de llegar.Carly no sabía que era Vittorio el paciente de las ocho de la mañana, ese hombre era perfecto por donde lo miraran, todavía  podía recordar la sensación de sus manos en el muy masculino cuerpo del italiano, se sorprendió un poco al sentir mariposas en su estómago pero decidió ser muy profesional y actuar normalmente cuando lo viera, no quería que él se diera cuenta de que a ella le gustaba.Entró al spa rápidamente, saludo a Claudia y subió las escaleras corriendo, allí encontró a Vittorio leyendo una revista. A penas la vio entrar, se puso de pié y le sonrió.—Hola Carly. —Señor Di Salvo ¿Cómo ha estado? Perdone mi retraso, es solo que a veces no encuentro las llaves de mi auto y por más que trato, siempre las olvido o las pierdo—le sonrió.—No te preocupes, no ha pasado nada, a mí me sucede también. Y es…Vittorio— ¿Perdón?—Pensé que ayer habíamos dejado claro que no soy el señor Di Salvo, te pedí que me llamaras Vittorio.—Oh...sí, lo había olvidado —le dijo al tiempo que entraba a su oficina.Cando se dio la vuelta, para invitarlo a entrar, notó que  la miraba divertido. Ella lo miró un poco extrañada. ¿Pasa algo? —le preguntóEl prefirió cambiar el tema, para no apenarla, pero sabía perfectamente que Carly recordaba la conversación de ayer, tanto como él.—No, no es nada, es solo que te ves muy hermosa hoy.—Muchas gracias— siguió haciendo lo suyo, con un pequeño sonrojo en sus mejillas.

Le encantaba que ella se sonrojara, que todavía tuviera ese toque de inocencia, que muy pocos mujeres tenían en estos días. El siempre había sido abierto en su forma de pensar, pero en ese sentido era un poco chapado a la antigua.
—Por favor, toma asiento un momento mientras me preparo.Carly se cambió a toda prisa y se colocó el uniforme, luego salió y le indicó a Vittorio que la acompañara hasta el sitio donde le haría el masaje.

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