Revista Cultura y Ocio

Adelanto de Nunca es Suficiente - M.C Andrews

Publicado el 13 noviembre 2013 por Yolit Zacarías @caro_zr1
Adelanto de Nunca es Suficiente - M.C Andrews
Hola, para quien no sepa quienes son Marina, Raff y James, les cuento que estos son personajes secundarios de la serie Noventa Días, que hace un tiempo ya la autora decidió hacerles una historia a ellos, que se publicará próximamente.
Adelanto de Nunca es Suficiente - M.C Andrews
Marina.
No puedo concentrarme. Sé que debería estar repasando los documentos del último envío de medicamentos o, como mínimo, poner orden a los papeles que tengo en la mesa, pero aunque no me gusta reconocerlo me siento culpable. 
Y estoy furiosa conmigo misma por sentirme culpable. 
He aceptado ir a cenar con James. 
Me he repetido una y otra vez que no debo sentirme culpable, soy libre y puedo salir con quien me plazca... Y sin embargo todavía me duele el corazón al recordar la mirada de Raff cuando le dije que había accedido a salir con James. 
Tecleo la palabra equivocada por quinta vez y me aparto furiosa del ordenador. 
-Todo esto es una estupidez –digo frustrada pasándome las manos por el pelo. 
-Piensas demasiado.
Miro la puerta al oír esa voz que desde el primer día es como una caricia en la piel. 
-James –susurro al verlo. 
-Sé que todavía faltan horas para nuestra cita –entra en el despacho como si le perteneciera-, pero no quería esperar. 
Siempre he odiado que la gente se acerque a mí, sé que no lo parece, y en realidad intento disimularlo, pero prefiero mantener las distancias. En especial con los hombres. Por eso me está costando tanto superar lo de Raff, él es el primero que me ha hecho desear ser capaz de cambiar.
-Piensas demasiado –repite James, y veo que está justo a mi lado. 
Se apoya en la mesa como si le perteneciera y me mira. 
-Yo… -balbuceo. Cuando Raff está cerca me siento fuerte, segura de mí misma, y tengo ganas de que me abrace y me bese, de que me necesite. Pero con James es como si mi interior temblase, como si mi corazón subiese por la garganta e intentase escapar, y también tengo ganas de que me abrace y me bese, de que me necesite. 
Es una locura. 
Sí, es eso, me estoy volviendo loca. No tendría que haber accedido a salir con James, no estoy preparada. Me acaricia la mejilla y el discurso que se estaba formando en mi mente se desvanece la sentir el calor que desprende su piel. 
-Ven, acércate –me pide con los ojos intensos y fijos en los míos y el pulgar dibujándome el pómulo. 
Me levanto, creo que lo hago con intención de decirle que salga de mi despacho, de anular nuestra cita. Voy a disculparme, por supuesto, a decirle que me he precipitado y a darle las grandes por su invitación. No hago nada de todo eso. 
James sigue acariciándome el rostro con la mano derecha y con la izquierda en mi cintura me acerca a él y me coloca entre sus piernas. Ni siquiera me he dado cuenta de que me estaba tocando, y al mismo tiempo es como si mi cuerpo hubiese reconocido por fin sus caricias, como si llevase tiempo echándolas de menos. 
-Mírame –su voz ronca se cuela por mis sentidos y levanto la cabeza-. No voy a hacerte daño. 
¿Cómo es posible que en tan poco tiempo vea tan dentro de mí? Debería alejarme corriendo de él, pero sé que necesito quedarme. Aunque no tenga ningún sentido, mis entrañas me dicen que James tiene que estar aquí conmigo. 
Agacha despacio la cabeza y no se detiene hasta que nuestros labios se tocan. 
Entonces espera. Y yo creo que el corazón va a romperme las costillas de lo fuerte que late. No puedo controlar el pulso y sé que estoy temblando. Y James espera hasta que yo separo los labios. 
Noto la fuerza que desprende su cuerpo y también que él la contiene. Me sujeta el rostro entre las manos y mantiene los brazos y las piernas inmóviles, pero le basta con mover la lengua y los labios para que yo sienta que me está haciendo el amor. 
Durante esos segundos me atrevo a pensar que puedo ser feliz, hasta que otra voz se cuela en mi despacho…-Marina, he pensado que...
Raff. 
Me aparto de James y quiero morir. ¿Cómo puedo haber besado a James de esa manera? ¿Tan inconstante es mi corazón? ¿Qué está haciendo Raff aquí?
Miro a Raff, él aprieta la mandíbula y en su rostro aparece aquella máscara de hielo que he aprendido a odiar desde que me dijo que no podíamos estar juntos. 
¡Él fue le que me abandonó! Ahora no tiene derecho a mirarme como si le hubiese destrozado el alma verme besar a otro hombre. Yo no tengo que sentirme culpable. 
Y eso es exactamente lo que voy a decirle, pero James me lo impide:
-¿Quieres pegarme, Raff? 
Raff entrecierra los ojos y respira profundamente. Sigue de pie en la puerta, sin decidirse a entrar o a salir dando un portazo. 
-¿Quieres darme un puñetazo y apartarme de Marina? –James coloca las manos en mi cintura y Raff aprieta más la mandíbula. 
-¿Quieres besarla como estaba haciendo yo? –James me da un beso en la mejilla y me coloca con cuidado a su lado. 
-¿Quieres acariciarle el rostro, sentir su piel? –James camina hacia Raff y veo que fija los ojos en los de él-. ¿Quieres soltarle el pelo, desabrocharle la camisa? 
Raff cierra los puños y desvía la mirada hacia mí un segundo. 
Está furioso. 
-¿Quieres pegarme? –repite James deteniéndose justo delante de Raff-. ¿O quieres besarme?
Mi corazón va a estallar.

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