Revista Creaciones

Adicta al Chrome

Por Ruthderioja


Es duro hacer este tipo de confesiones. Porque suponen reconocer algo que hasta ahora ignorabas tener. Pero como LaMala Mamma es de esas que siempre encuentran algo bueno en lo que aparentemente no lo es, una cara positiva cuando todo parece más gris... Esta vez no podía ser distinto.

Tras el sofocón inicial, el cabreo consigo misma después, el arrepentimiento al ser consciente de las consecuencias de sus estúpidos actos, las disculpas a sus compañeras por el daño causado y la tristeza y desasosiego, llegó la vuelta a la tortilla.

Y sí, esa vuelta, ese positivismo innato en ella, le han llevado a darse cuenta: es una yonkie del ordenador. Necesita abrir la pantalla y que los 4 colores del Chrome le iluminen la mañana. Abrir ventanas, organizar su trabajo. Lo necesita todos los días. Lo necesita para trabajar, para consultar el correo en pantalla grande, para comprobar datos, para buscar teléfonos, para refrescar su codificada memoria... Lo necesita para vivir. Al menos para vivir de lunes a viernes. Forma parte de su rutina. Y los humanos somos de rutinas, es lo que nos hace aferrarnos a una realidad inestable. Lo dicen de los bebés, pero las rutinas son necesarias para todos. Por ello es tan duro estar sin trabajo, sin perspectivas. Por la falta de rutinas.

Una vez reconocida la adicción, LaMala Mamma va a pasar a la acción. Seguro que mientras esté sin ordenador encuentra cosas que hacer: papeles que se almacenaban, una nave entera por explorar, ordenar material en diferentes centros de trabajo, limpiar armarios de cosas que se almacenan sin sentido, hacer llamadas pendientes. Y sobre todo, escribir a mano. Es alucinante! Seguro que la mejor desintoxicación eran un par de semanas de ocio. Pero eso desestabilizaría todavía más las rutinas. Y ella es una yonkie que quiere desengancharse sin engancharse a otras cosas (como la elaboración de bizcochos, hacer punto gordo, montar un project life, ir al gimnasio o fregar y refregar La Mansión).

Mañana empezará una nueva vida. Aunque vuelva el ordenador a su mesa, ya no será parte imprescindible de su rutina diaria. Ahí afuera está la vida...Let's go!

Adicta al Chrome


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