Revista Ilustración

Adiós a dvd ediciones

Por Davidrefoyo @drefoyo

ADIÓS A DVD EDICIONES

Año 2000. Biblioteca Pública de Zamora. Cobalto. Esther Zarraluki. Tengo 17 años y leo toda la poesía que cae en mis manos. He disfrutado mucho con Dámaso Alonso y con Claudio Rodríguez, pero busco algo diferente, poemas de poetas vivos, jóvenes, democráticos, televisivos. Y en esos pequeños libros blancos encuentro la sorpresa, el abismo, otra forma de expresión que me seduce desde ese mismo instante. Pablo García Casado, José María Fonollosa (este sí está muerto), Isla Correyero, Manuel Vilas, Antonio Luque...
Durante semanas, mi vida se resumen en: Instituto. Biblioteca y librería. Los libros que consigo gratis en la Biblioteca los encargo, apenas 500 metros más allá, en la librería Semuret. Luis, el propietario, se queja de la mala distribución. Julio, el librero que ya no nos acompaña, se ríe de mis gustos extraños. Poco a poco, las estanterías de mi casa se van poblando de un blanco impoluto, el de la colección de poesía de DVD Ediciones.
Por entonces ya escribía mis versos y algunos relatos. Siempre soñé, desde aquellos años de Escuela de Arte, con publicar un libro en esa editorial. No sé por qué no elegí Hiperión, Visor, Tusquets o Alfaguara para mi sueño, anhelaba un libro en DVD. Una portada simple y potente, un diseño cuidado, no sé, pertecer al Club DVD, si es que eso llega a existir. 
2008. Después de varios meses de trabajo y de 28 días a pleno rendimiento, escribo mi primera novela. Nunca antes había escrito una obra narrativa tan extensa, aunque no pase de la categoría de novela corta. Presto mis 25 centímetros a Mario Crespo y J.A. Barrueco, para comprobar opiniones. Me dicen que sí. Se la dejo a Rebeca, Dico, Clara y a mi madre, no recuerdo quién más participó del proceso. El libro gusta, pero no tengo ni idea de cuál es el siguiente paso.
Barrueco me dice: "es muy DVD". Consigo el email de Sergio Gaspar, le ofrezco el libro. Puede que sea septiembre y octubre, no recuerdo con exactitud. El mismo día que se presenta en Madrid la antología Hank Over, repleta de amigos y escritores a los que admiraba, recibo un email: envíame tu teléfono. te llamaré. Gaspar siempre tan conciso, tan directo, tan tajante. Eso no lo sabía por entonces.
Pasan las navidades, me encuentro metido en exámenes y, mientras leo un libro, recibo una llamada. Es Sergio. Dice que le gusta 25 centímetros, que le parece interesante, que quiere publicarlo. Que no puede garantizarme una fecha todavía, pero que podemos ir corrigiéndolo, para dotar al libro de altura.
Para entonces ya forman parte de mi vida, de mi estantería y lecturas autores como Jorge Riechmann, Raúl Quinto, Agustín Fernández Mallo, el propio Sergio Gaspar, ... todos bajo la piel blanca de las cubiertas de DVD.
Durante un año corregimos el libro. Sergio es mi profesor, mi maestro. Filtra críticas y da valor a conceptos inexistentes para mí. Pienso en la importancia de un buen editor para conseguir un buen libro. Pienso que todos los editores deben ser como él, pero me equivoco, no quedan muchos editores como Sergio Gaspar, pero yo me he cruzado con él y decido aprovecharlo, aprender lo máximo posible y trabajar duro para, al menos, no defraudar sus expectativas.
Todo lo demás ya lo he contado aquí. El libro sale al mercado, se vende relativamente bien, es reseñado en diversos medios y me invitan a charlas y presentaciones por medio país. Estoy muy contento con el resultado, pero como buen guardiolista, el resultado me da igual, es el proceso lo que siempre llevaré dentro. Las conversaciones con Sergio, el día que nos conocimos en el Reina Sofía, el viaje a Zaragoza para ver a Gaspar & Vilas, un dueto mágico de la literatura española (sin olvidar a Óscar Gual y a Miguel Serrano Larraz). Por eso ayer, cuando recibí la noticia de la muerte de DVD Ediciones, sentí mucha pena. No por mí, creía imposible volver a publicar en un sello tan importante, sentí pena por toda la generación que crecimos y amamos la literatura española contemporánea gracias esta editorial catalana. Todos nosotros, hoy, estamos un poco más solos. Pero nos quedan sus libros, que son la clave de su existencia. Hay que luchar, amigo Sergio, son tiempos duros, pero hay que luchar. Gracias por todo.

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