En los vagones del Subterráneola niña vende libros de colorear.Con atrevida ingenuidad y desganada sonrisabusca ganar ternuraal palmear las manos a extrañosque las esconden temerosos de infectarse de pobreza.
Cansada se sienta a jugar con monedas atesoradasen la soledad del bolsillo del pantalón;tiene el estómago vacío y la desilusión llena
Un hombre que contempla sin pudor sus incipientes senosse acerca y le habla al oído.Ella lo mira con temor.Saca las monedas y las cuenta:una, dos, tres y cuatro.
El tren se detiene y abre las puertas.Apresurada la niña se baja y caminajunto al desconocido.Él la abraza mientrasdesliza entre sus dedos un billete sudoroso de lujuria.
Lee este poema en la revista literaria Umbral, página 13