Revista Cine

"Adiós a las armas" de Frank Borzage

Publicado el 08 enero 2010 por Troncha


Este es uno de eso típicos títulos que cuando alguien hace referencia a cine antiguo, a orígenes del cine, probablemente acabe mencionando. Como todo llega en la vida, por tarde que sea, también llegó el momento de enfrentarme a él y de alguna manera dictar sentencia en estas líneas sobre lo que me ha parecido la producción. Como por supuesto hago con todas las que veo, aunque ya haya visto en alguna otra ocasión.
La primera impresión que se saca al verla es que el film pertenece a una época temprana del sonoro y por tanto algunos de sus actores vienen con la herencia de la etapa anterior silente. Esto hay ocasiones en que supone un problema, como parece ser que ocurre en este caso. La generalidad de actores de dicha época no se adaptó lo que debiera a la nueva etapa sonora, e incluso algunos acabaron pagándolo con el declive de sus carreras.
A mi me parece que este es el caso de la protagonista la señorita Barkley (Helen Hayes) en la que plano tras plano la vemos colocar el típico gesto adusto, propio del cine mudo, con cierta expresividad facial, pero transmitiéndonos, más bien poco. Harina de otro costal sería la interpretación del teniente Henry (Gary Cooper), sin ser la mejor de las suyas y destilando cierto acartonamiento de rostro, resulta mucho más creíble si situación que la de su compañera.
Técnicamente se pude decir que la colocación de la cámara es original, no perderse las escenas en las que se recorre el hospital desde el punto de vista de la camilla como si el propio espectador fuera el enfermo. Hay escenas cargadas de gran simbolismo y aun a pesar de ser una producción de poco presupuesto, se ve que se pretende realizar un esfuerzo para parecer aun más grande de lo que es. Las ubicaciones de las escenas se repiten a menudo y se utilizan gran número de extras, al igual que infinidad de decorados, renunciando a la filmación en exteriores.
Por otro lado la historia, el guión en si, me resulta atrevido, no me digan que a principios de los años treinta a alguien se le ocurre hacer una producción antibelicista, del calado de esta, demostrando que la guerra lo único que trae es la desgracia al ser humano. Ahora estaría dentro de un género de cine social de protesta, pero que nadie se olvide que esto se hizo hace más de setenta años, lo que viene a demostrar algo que siempre comento y es que pocas cosas que lo parecen resultan ser novedosas, solo hay que mirar atrás para darnos cuenta de esto.
TRONCHA 


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