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Adivina quién vuelve por Navidad

Publicado el 23 diciembre 2013 por Javier Parra González @xavipargon
NEGRA NAVIDAD (Glen Morgan, 2006)

Adivina quién vuelve por Navidad
Podríamos decir que Negra Navidad cierra el ciclo que inició Wes Craven en 1996. Diez años (con un primer quinquenio mucho más productivo y con unos productos más eficientes y de mayor calidad) que podríamos catalogar como la Segunda Edad Dorada del terror adolescente, el slashertipo por antonomasia. Y el ciclo se cierra versionando las andanzas de uno de los primeros asesinos seriales del celuloide, un hijo pródigo, uno de los alma mater de tan maravilloso subgénero: Billy Lenz. Puede que a muchos el nombre de Billy no os diga nada, pero si os digo que se trata de uno de las primeros psychokillers del cine, deberéis creerme o leer este artículo.Tras asistir a una infinidad de masacres en institutos/hermandades/hospitales abandonados y sufrir terrores para Halloween, Pascua, durante las vacaciones de verano e incluso antes de la noche de graduación, Glen Morgan (productor de algunos capítulos de series como Expediente X o Millennium) fue el encargado de adaptar un slasher clásico enmarcado dentro de una de las fechas más terroríficas del año: la Navidad. Con el beneplácito de Bob Clark, director del film original de 1974, llegaría este remake que ostenta el gran honor de pertenecer a ese pequeño grupo de remakes privilegiados (véase La matanza de Texas 2004, Amanecer de los muertos, The Ring, Las colinas tienen ojos o Posesión infernal 2013), esos que no son una mera copia absurda que tras la excusa de la “actualización” no hacen otra cosa más que elevar la categoría del film original (aquí la lista sería interminable, así que mejor no empiezo nombrándolos).
Nochebuena. Casa de la Hermandad Delta Alpha Kappa. Billy Lenz, encerrado en un psiquiátrico de por vida por haber matado a su madre y padrastro en Navidad, consigue escapar para “volver a casa”. Bellas jóvenes que empiezan a sufrir extrañas llamadas acosadoras. Billy ha vuelto a casa. Con una premisa lejos de lo que podemos catalogar de original y que parecería ser una nueva historia llena de trillados y aburridos tópicos, Negra Navidad respeta de gran manera el aire pausado y siniestro del film original salpicado con ciertos momentos gore en cada una de las muertes. A ello debemos añadirle que a Billy le acompaña Agnes, su hija/hermana (sí, eso) a quien le encanta arrancar ojos humanos y que da muestras de que está casi (o más) loca que él. Con la aparición de Andrea Martin (una de las jóvenes protagonistas del film de Clark) esta vez en el papel de ‘hermana mayor’, tenemos a un grupo de jóvenes scream queens que seguramente no sobrevivirán a esta noche: Katie Cassidy (vista en el infumable remake de Pesadilla en Elm Street), Michelle Trachtenberg (Buffy, cazavampiros), Mary Elizabeth Winstead (La Cosa, Destino final 3), Lacey Chabert y Crystal Lowe, acompañadas por Kristen Cloke (la memorable Srta. Lewton en la primera entrega de Destino final). Y es que poco nos importa quien sobreviva y quien muera; lo importante es que recuperando el espíritu más ochentero del subgénero veremos cómo una a una van cayendo en las manos del asesino de turno un grupo de tías buenas. Ello me hace catalogar el film dentro de lo que he bautizado como “Trilogía Moderna del Slasher de Tías Buenorras” (sí, eso mismo) junto a Un San Valentín de muerte (Jamie Blanks, 2001) y Hermandad de sangre (Stewart Hendler, 2009), otros dos ejemplos que siguen las pautas marcadas por las películas de los ochenta (la segunda es, para más inri, remake del clásico Siete mujeres atrapadas) y las adaptan a nuestros tiempos, entregando carnaza joven y fresca a unos psychokillers con más o menos carisma, funcionando Negra Navidad por encima que sus otras dos semejantes, pues como ya he dicho al principio, estamos ante uno de los últimos films de slasher adolescente realizados que además, es un claro homenaje al original. La película perfecta para ver en Nochebuena.

Lo mejor: que va directa al grano y sabe jugar bien con los tópicos pero...

Lo peor: ...acaba siendo bastante previsible.


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