Agáchate y cúbrete

Cuando lo vi en South Park, me destornillé de risa. Genial. Dicen más tacos que frases inofensivas. Por eso se perdió en la "parrilla" (en el sentido literal) de esa "caja tonta" que es la televisión. Pero cuando vi que eran las indicaciones que habían de seguir la población norteamericana (que exportó la idea a muchos otros países) de la década de los 50 y aún casi vigente en algunas mentalidades en caso de catástrofe nuclear, no me lo podía creer. De ahí la ironía de los dibujos animados cuando es la lava de un volcán la que va a devorarte: "agáchate y cúbrete". Es como esconderte bajo las sábanas cuando un ladrón (o un asesino), por poner, entra en tu casa mientras duerme. Pero hay que reírse de uno mismo, pues, es una gran enseñanza sobre la valía de los protocolos de actuación en situaciones variables, y de los que las sugirieron y aplicaron. Hay protocolos coherentes de actuación, por supuesto, y útiles sin duda, pero en muchas ocasiones es la apreciación del responsable o implicado en ello el que tiene que discernir la utilidad para su aplicación. Y lo que ocurre es que se siguen como normas invariables bajo el temor de alguna denuncia o demanda por incumplimiento. Así que ¡agáchate y cúbrete! Y aún me río de cuando recuerdo el capítulo de South Park.