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Agallas (Samuel Martín Mateos, Andrés Luque Pérez, 2.009)

Publicado el 11 febrero 2011 por Rugoleor @rugoleor

Agallas (Andrés Luque Pérez, Samuel Martín Mateos, 2.009)

Título original: Agallas

Directores: Samuel Martín Mateos

  Andrés Luque Pérez

Guionistas: Javier Echániz

  Juan Antonio Gil Bengoa

Intérpretes: Carmelo Gómez

  Hugo Silva

  Celso Bugallo

  Mabel Rivera

  Carlos Sante

  Xavier Estévez

  Isabel Blanco

  Yoima Valdés

  Rula Blanco

  Tomás Lijó

Productores: Pancho Casal

  Antonio Saura

Fotografía: Juan Carlos Gómez

Música: Xavier Font

  Arturo Vaquero

Montaje: Guillermo Represa

Nacionalidad: España

Año: 2.009

Duración: 100 minutos

Edad: 18 años

Género: Drama

  Suspense

Distribuidora: Sony Pictures Releasing de España, S. A.

Estreno: 04-09-2.009

DVD Alquiler: 15-12-2.009

DVD Venta: 12-01-2.010

Página WEB: Ficha completa en IMDb

  Ficha completa en FilmAffinity

  Web Oficial de la película en España

  Web Oficial de la distribuidora en España

  Tráiler de la película en YouTube

Calificación:

Crítica: 5,100 Espectadores: 118.785

Público: 5,171 Recaudación: 718.712,15 €

España:   Puntos (Popularidad): 0

Rugoleor:   Ratio de popularidad: 0,00%

Sinopsis:

Sebastián, un delincuente de poca monta recién salido de prisión, decide buscar empleo en una pequeña empresa de Galicia, “Isolina, Productos del Mar”. Pero no por vocación desde luego, sino porque algo le dice que el dueño de la empresa, Regueira, no se ha pagado el Jaguar con cangrejos. Mediante una astucia se hace amigo de un encargado, Raúl, y consigue que le contraten. Regueira se lo cree sólo a medias, pero comprueba muy rápidamente que aquel joven de dientes mellados tiene agallas y decide convertirlo en su ayudante. Poco a poco, Sebas cambia de aspecto, se gana ropa nueva, nuevos dientes y sobre todo la confianza de su jefe. Ahora parece haber llegado a la cumbre – o casi. Pero, Sebastián, tan listo y tan despiadado, ignora que forma parte de un juego que le supera…

Cine negro a la gallega, con Carmelo Gómez como el narcocapo que oculta su negocio tras la fachada de una pescadería. Hugo Silva, otrora uno de “Los hombres de Paco”, se pasa aquí al otro lado de la ley para ser un patético ratero que ve la oportunidad de medrar escalando posiciones en la organización. Pero le harán falta “Agallas”. Así debutan en la ficción Samuel Martín y Andrés Luque, que ya habían realizado juntos el como se hizo de “Carretera y Manta” de Alfonso Arandia.

Crítica:

06.09.2009 – JOSU EGUREN

Scarface a feira

Ramalazos de Guy Ritchie, toques de comedia negra y giros de guión forzados arman el irregular esqueleto del debut de Samuel Martín y Daniel Luque, dos veteranos realizadores televisivos curtidos en espacios cinéfilos. La idea original resulta apetecible: presentarnos a un ‘Scarface’ madrileño que busca trepar por las redes del narcotráfico gallego. Las intenciones del tándem muy pronto se confunden, y del prometedor despertar de un caricaturizado Hugo Silva pasamos a un segmento en el que sólo interesa la sólida interpretación de Celso Bugallo, actor de largo recorrido que marca enormes distancias con el intérprete de “Los hombres de Paco”. Aparece Carmelo Gómez y la película retoma el paso, bordeando el ejercicio de estilo, pero adaptando con habilidad los moldes del cine negro a la flora y fauna que cuelga de los acantilados de la costa gallega; mérito de los guionistas, Javier Félix Echániz y Juan Antonio Gil Bengoa, que eluden profundizar en el tema del narcotráfico para medir las fuerzas de dos personajes hechos de la misma pasta. El guión bosqueja dos caracteres ambiguos, pero no termina de convencernos, quizá porque pierde demasiado tiempo en buscar coartadas para justificar su abrupto desenlace. Donde mejor se mueven los engranajes de la cinta es en su tramo intermedio, oasis en el que se activan los resortes de un interesante ‘thriller’ que sirve para que descubramos al espléndido Carlos Sante. Cuesta imaginar qué rumbo tomará la historia, y la que parecía ser la única posible (para quienes seguimos pensando en clave de género) encalla en una fangosa playa argumental de poco calado. Demasiados dobladillos para tan poca tela, que solo convencerán a los espectadores más crédulos.

Los directores desmigan guiños cinéfilos (sobra el trucaje a lo “Encadenados”), aunque argumentalmente no aportan nada, y si bien es cierto que la cinta nunca decae en su ritmo, tampoco estaría de más que se planteasen la edición de alguno de sus dos finales.


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