Revista Cultura y Ocio

Aires de guerra

Publicado el 06 agosto 2014 por Laesfera
—Mejor te largas ya —me espetó tras la servilleta—, pero una cosa te advierto —un trozo de espinaca ocultaba parte de su colmillo— que la casa me la quedo yo. Y a los chicos, ni tocarlos.
Resopló exasperada y las llamas de las velas se estremecieron. Entonces se acercó a nuestra mesa un violinista sin tacto para atacar una pieza romántica junto a su melena. Ella clavó muda sus uñas rojas en el inocente mantel blanco y el músico también comprendió que las guerras estallan sin esperar a los postres. Acabábamos de perder la paz y el tiramisú.
Texto: Mikel Aboitiz

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