Revista Mundo animal

Akita Inu

Por Jose @E_deperros

Si eres un amante de los perros Japoneses entonces el Akita Inu es posiblemente tu raza de perro ideal. Famosa gracias a la película de cine "Hachikō" esta raza es todo un emblema para el pueblo Japones.

Orígenes e historia de la raza

El Akita tiene su origen en Japón y se le atribuye una antigüedad de incluso 3000 años, aunque su historia es incierta. "Inu" significa "perro" en japonés y Akita es la región de la isla de Honshu de donde son originarios, por lo tanto el significado del nombre es "perro de Akita".

Se sabe que, en un principio, en el siglo XVII se utilizaba para la caza mayor de jabalís, alces e incluso osos y, también, para peleas de perros, pero en la actualidad se ha convertido en un perro de compañía o guardián.

Sus antecesores fueron perros de tipo spitz transportados hasta Japón, probablemente desde Corea. Fue la raza japonesa más grande criada para las peleas y, una vez esa actividad fue dejando de practicarse, a principios del siglo XX, pasó a utilizarse para la caza.

Aún así, en la década de 1930 el número de ejemplares era muy bajo y la raza sobrevivió gracias al trabajo de asociaciones creadas para la preservación de las razas japonesas. Estas razas se dividen en grandes, medianas y pequeñas.

Dentro de las grandes solo se encuentra el Akita, que es considerado perro nacional de Japón, símbolo de buena salud y suerte y signo de riqueza y de prestigio.

Características morfológicas

El Akita es un perro grande, con una presencia poderosa que impresiona. Su peso oscila entre los 34-50 kg, con una altura de entre 60-71 cm. Su esperanza de vida ronda los 10-12 años.

Algunas de sus características destacadas son las siguientes:
  • Pelaje corto espeso y fuerte, apto para ambientes fríos, en dos capas, siendo la interna más suave. Sus colores pueden variar, yendo desde el marrón hasta el rojizo y atigrado combinados con el blanco.
  • Ojos pequeños y de color marrón oscuro.
  • Orejas también pequeñas, erectas y triangulares, inclinadas hacia adelante.
  • Nariz fuerte, alargada y negra.
  • Cuerpo musculoso algo más largo que alto y cabeza ancha.
  • Pecho ancho y profundo.
  • Las extremidades tanto anteriores como posteriores son fuertes.
  • La cola es robusta y fuerte, de pelo denso más largo que el del resto del cuerpo, posicionada alta, cae y se enrolla hacia adelante sobre el lomo.

Es una raza incluida en el listado de perros potencialmente peligrosos, lo que supone que las personas que quieran adoptar un Akita deben obtener una licencia y contratar un seguro de responsabilidad civil. Por supuesto, el perro tiene que ser registrado y microchipado.

Akita Inu

Carácter y comportamiento

No es un perro muy recomendable para convivir con niños pequeños ni con otros perros, con los que puede no llevarse bien.

Su fuerte personalidad, su inteligencia y su carácter dominante lo convierten en un perro al que puede resultar difícil educar, por lo que no se recomienda para cuidadores inexpertos, necesitando estar bajo la supervisión de personas experimentadas en el manejo de perros.

En algunos casos será necesario recurrir a un buen educador, un etólogo o un veterinario especializado en conducta canina. Otros ejemplares serán más manejables pero, en general, son perros independientes, poco expresivos y distantes, lo que dificulta la educación en obediencia.

Quizás por su pasado vinculado a la lucha podemos encontrar casos de agresividad contra otros perros, sobre todo en los machos, aunque generalmente van a ignorar a otros, salvo que se sientan atacados.

Para evitar en lo posible estas reacciones es bueno que le proporcionemos una buena socialización, manteniéndolo con su madre y hermanos hasta las 8-10 semanas de vida como mínimo.

También es bueno que se relacione precozmente con otros animales. Con una buena educación podremos tener en el Akita a un excelente compañero que, además, puede ser un buen vigilante de nuestro hogar, ya que son muy protectores.

Es tímido, tranquilo y reservado, lo que le lleva a ser desconfiado con los desconocidos. Poco ladrador. Puede vivir en el exterior, ya que dispone de un manto adecuado para soportar temperaturas frías.

Aunque viva en familia suele sentir predilección por una única persona del hogar. Con ella mostrará lo cariñoso que puede llegar a ser.

Cuidados recomendados para la raza

Un Akita puede acostumbrarse a vivir en el interior de un piso en la ciudad, siempre que le proporcionemos el ejercicio que necesita para su salud física y mental. Por ello debemos tener en cuenta su nivel de actividad para poder dedicarle el tiempo necesario.

Disponer de un espacio exterior seguro donde pueda ejercitarse y esparcirse también ayudará a mantenerlo equilibrado.

Puede ser una finca o un parque para perros donde podamos soltarlo tranquilamente. No es un perro faldero y, por ello, necesita unos cuidadores que también sean activos y capaces de manejar un animal de su envergadura física.

Aunque su pelo no es muy largo sí es denso y necesita cuidados regulares, con cepillados que eliminen el pelo muerto y mantengan el manto limpio. Por su densidad, es recomendable bañarlos en peluquerías caninas, ya que hay que asegurarse de que se elimina por completo el champú para evitar irritaciones en la piel y de que el secado es completo.

Este tipo de pelo no se corta. La alimentación que le proporcionemos debe ser de calidad para asegurarnos un correcto desarrollo, si se trata de un cachorro, y un buen mantenimiento, para evitar el sobrepeso.

Debemos tener en cuenta los gastos que se derivan de atender las necesidades de un perro de gran tamaño. También tenemos que realizar todos los trámites necesarios para la convivencia con esta raza desde el punto de vista legal.

Posibles problemas de salud

Aunque es una raza muy resistente, debemos prestar atención a algunas patologías que se pueden presentar, como las siguientes:

  • Displasia de cadera: en esta afección, a la que son más propensos los perros de razas más grandes, la cabeza del fémur tiene problemas para ajustarse a la cadera, lo que provoca dolor y cojeras. El veterinario puede detectarlo en una radiografía. En algunos casos la cirugía es la única opción.
  • Hipotiroidismo: en esta enfermedad la glándula tiroides no produce suficiente cantidad de hormonas. Los síntomas que podremos observar en nuestro perro incluyen la pérdida de pelo de manera bilateral y simétrica, intolerancia al frío, mal aspecto del manto o aumento de peso. Este trastorno puede detectarse en una analítica de sangre y se trata con medicación.
  • Enfermedad articular degenerativa u osteoartritis: se da más comúnmente en perros pesados de razas grandes, ya que cargan más las articulaciones. Los perros afectados van a presentar cojera, rigidez en las patas y dolor. Los síntomas se notan más por las mañanas, cuando el perro se levanta, y en ambientes fríos y húmedos. También podremos notar al perro malhumorado, debido al dolor. Las radiografías pueden mostrar este deterioro. Es una enfermedad incurable. Se puede mejorar la calidad de vida del perro con fisioterapia, control del peso y fármacos.
  • Entropión: se trata de un defecto congénito en los párpados de forma que estos se dirigen hacia el ojo. Este roce es responsable de irritación, que va a provocar lagrimeo y molestias. Además, la córnea puede llegar a lesionarse. Se produce sobre todo en el párpado inferior. Se corrige con cirugía.
  • Adenitis sebácea: es una enfermedad cutánea que afecta al desarrollo de las glándulas sebáceas. Aparecen áreas circulares sin pelo y escamas en la cabeza, las orejas, el lomo y las patas. El diagnóstico se confirma con una biopsia de piel y se trata con medicamentos y baños con champús específicos.
  • Pénfigo foliáceo: es una enfermedad cutánea autoinmune, es decir, causada por anticuerpos que se dirigen a componentes de la propia piel. Provoca pústulas en cara y orejas, aunque puede extenderse por todo el cuerpo, incluidos los pies, engrosando y agrietando las almohadillas, lo que le va a producir al perro dolor al caminar. Esta patología no tiene curación pero puede controlarse administrando de por vida el tratamiento prescrito por el veterinario.
  • Torsión de estómago: es otro problema que se da más frecuentemente en razas de tamaño grande. Consiste en el giro del estómago sobre sí mismo de forma que este queda completamente cerrado a la entrada o salida de líquidos y gases. Constituye una emergencia veterinaria que supone un riesgo de muerte incluso con una intervencion adecuada. Para evitarla conviene dar la comida en varias raciones, pues ingerir de golpe una cantidad grande de comida o agua puede ser causa de la torsión, al igual que comer o beber inmediatamente después de un ejercicio intenso.
  • Sobrepeso: no es extraño que veamos Akitas, sobre todo de más edad, con un peso elevado. Estos kilos pueden agravar dolencias óseas y articulares, además de complicar enfermedades o aumentar el riesgo a la hora de administrar una anestesia. Por lo tanto, es básico que cuidemos la alimentación de nuestro Akita con comida de calidad, en la cantidad justa, además de proporcionarle ejercicio diario.

El Akita en el cine

Esta raza se convirtió en protagonista de una historia de fidelidad más allá de la muerte en la que un perro Akita acude al mismo punto en el que esperaba la llegada del trabajo de su cuidador, profesor en la universidad, aún después de su muerte.

Es una historia real que sucedió en Tokio, concretamente en la estación de trenes de Shibuya, donde el Akita Hachiko esperaba y esperó todos los días hasta su propia muerte. Las personas que conocieron su historia, conmovidas, le erigieron una estatua en su honor, a modo de homenaje.

Además, cuenta con un monolito al lado de la tumba del profesor. Hachiko falleció en 1935. Su cuerpo fue disecado y se expone en el Museo de Ciencias Naturales de Tokio.


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